Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

domingo, 26 de mayo de 2013

'Dans La Maison', el gato y el ratón

"El cine no es un arte que filma vida, el cine está entre el arte y la vida" - Jean-Luc Godard.
Sin spoilers | De francés a francés y tiro porque me toca. Hasta ayer no había visto ninguna obra de François Ozon pero 'Dans La Maison' ('En la casa') acechaba y la sombra cada vez era más larga. Ya no hay sombra, sino asombro por el último film del parisino Ozon. Que guión más lúcido. Que juego de luces y sombras más entretenido. Drama que emociona, comedia que provoca carcajadas. 105 minutos que ponen en bandeja al espectador un reto igual de estimulante que al que se enfrentan sus personajes: no traspasar la línea entre ficción y realidad. Existe otra linea que también se bordea continuamente: la del culebrón.  Sale Emmanuelle Seigner cuya belleza  y dulzura hipnóticas continúan intactas desde hace veinte años en 'Bitter Moon'. Al otro lado del ring femenino está la británica Kristin Scott Thomas, acaparadora de las escenas más hilarantes.

Regla nº1 para disfrutar de 'Dans La Maison': no leer su premisa. Huid de filmaffinity, IMDb, reseñas y demás. Básicamente porque durante sus primeros minutos parece el evoltorio de un drama social con la enseñanza francesa como telón de fondo. Una visión más de 'Entre Le Murs' (Laurent Cantet, 2008), una critica social más hacia el sistema educativo. En cierto modo lo es... pero entonces hace aparición Claude y revoluciona al personal a todos los niveles. Especialmente el erótico-sexual. Es un nuevo Sol entorno al cual comenzarán  a girar planetas acostumbrados a la oscuridad. Regla nº2: dejarse llevar. Caer en la tentación y saborearla.

'Dans La Maison' es arte y vida. Es el gato y el ratón. ¿Quién se come a quién? ¿La realidad a la ficción? ¿La fantasía a la crudeza? ¿El culebrón al drama? ¿El individuo solitario a la impermeable familia? ¿O viceversa?

domingo, 19 de mayo de 2013

El reencuentro de dos almas gemelas



Spoilers de la segunda temporada de 'The Big C' | Me salto por ahora un análisis extenso de los pros y contras de la segunda temporada de 'The Big C' pero ¡que mal le sentó el invierno y la renovación! Ya de por sí no me entusiasmó el cierre de la primera temporada con Cathy decidida a combatir el cáncer. No más "bitch brave" por mucho que Andrea le regale a la protagonista una camiseta con esa frase puesta en ella. No más carpe diem. No más Sean vagabueando y soltando discursos anticapitalistas y ecológicos a diestro y siniestro por culpa del embarazo de Rebecca, personaje que pasó de ser secundario y estimulante a regular y pelmazo. No más Marlene (viva). Paso de verter mierda sobre lo poco que han aprovechado a Andrea para así darle una tediosa trama amorosa. Pero no todo es malo  ya que la evolución de Paul y Adam ha sido muy satisfactoria a lo largo de los doce episodios (hasta tras la cancelación del viaje de Italia) y la introducción de Lee fue un sorpresón. Y un placer para los ojos ver a Hugh Dancy marcando tabletita y yendo a bares gays a ligar con osos... La amistad entre Cathy y Lee es uno de los mejores aciertos de la serie desde su inicio y otorga memorables diálogos y escenas tanto en la faceta cómica como dramática. Os dejo con una muy meditativa conversación entre ambos.
Lee: ¿Qué haces?
Cathy: Intentando coger mi maldita botella. ¡Puta máquina!
Lee: ¿Siento un poco de ira reprimida?
Cathy: Estoy teniendo un mal día.
Lee: Eso parece.
Cathy: Mi seguro me está jodiendo y no me dejará empezar el tratamiento hasta mañana y me pone de los nervios.
Lee: Es sólo un día.
Cathy: Ya sé que es sólo un día. ¿Pero qué pasa si hoy es el día que decanta la balanza? Yo quería que hoy fuese un día perfecto. Estaba tan feliz cuando me desperté pero ahora... ¿Por qué nada va como debería ir?
Lee: Sí que ha ido. Simplemente no ha ido por donde tú querías que fuese. Puede que seas una valiente zorra pero no puedes controlar el universo. Eres el agua, no la roca.
Cathy: ¿Qué eres? ¿Un puñetero budista? 

miércoles, 15 de mayo de 2013

'Rubicon', lenta pero fructífera partida de ajedrez

Jessica Collins, James Badge Dale y Arliss Howard (de izq. a dcha.) en una escena del piloto






Sin spoilers | Presentemos dignamente a 'Rubicon'. Sus trece (y únicos) episodios siguen la "no-vida" de Will Travers, quien por una serie de sucesos (crucigramas, tréboles, supersticiones, un accidente ferroviario...) que atentan un tanto a la paranoia, comienza el rastro de una posible conspiración. A gran escala por supuesto. Todo ello le absorbe de su reducida vida personal y le entrega por completo a su trabajo puesto que él, precisamente, se dedica a ello: a buscar patrones, predecir los pasos de los actores sociales internacionales y observar el mundo desde las oficinas de un Think Tank de Nueva York, todo un submundo de personajes que oscilan entre el gris más oscuro y el negro, entre el mayor sopor o el gratificante estupor.

Los dos primeros minutos que dan pistoletazo de salida al piloto de 'Rubicon' son intriga pura y dura. Y algo muy retorcido. El espectador es testigo de cómo una bonita estampa familiar rápidamente se transforma en tragedia. La banda sonora ya la anticipa; el resto de escenas previas a la intro la confirman. El trébol de cuatro hojas hace aparición y junto al revólver no tardan en marcar el destino de todos y cada uno de los personajes que nosotros aún no conocemos. Ellos tampoco son conscientes de las consecuencias de un mero trébol de cuatro hojas; en 'Rubicon' la planta representa la antítesis de su tradición y la tónica general de la serie: ni rastro (aparente) de esperanza, fe, amor o suerte. Tan sólo el amor de vez en cuando aflora en la superficie pero muy tímidamente. El trébol es la muerte anticipada.

Ya tenemos misterio. Tan sólo nos faltan el héroe atormentado con pintas de guarrete-pero-sin-pintas-de-guarrete (?), la colección de posibles amantes del héroe,  los malos malísimos, los buenos que parecen malos, los malos que parecen buenos, subtramas aparentemente sin rumbo fijo que llaman al clamor, al aburrimiento y a la paja, el café y los donuts a primera hora de la mañana, la mala leche, el humor ácido, la paranoia, la conspiración, los ecos de los atentados del 11-S y los cliffhangers, ¡que los hay! ¿Ya os habéis perdido? Pues no os queda nada; exactamente 12 episodios.

¡Dentro intro! Disfrutad de los detalles, la lentitud (virtud y defecto de la serie), la poderosísima banda sonora, la ausencia de clichés en la construcción de algunos personajes (el oro se lo lleva Kale Ingram), la ambigüedad e incluso la placentera desconfianza hacia algunos de ellos, la convergencia de tramas paralelas y una recta final (a partir del ecuador de la temporada más o menos) de aúpa. La paciencia tiene recompensa y hay giros de guión que le dejan el culo roto al espectador. Eso sí, no hay final-final. Y jode.

Un último apunte. El motivo por el que estoy volviendo a ver la serie es una asignatura de mi carrera: Ciencia política y relaciones internacionales. Con un poquito de conocimiento a cerca de los Think Tank y la geopolítica mundial, 'Rubicon' escala en interés y en entendimiento. No es una serie de excelente pero sí de notable. ¿Carne de maratón? Quizás. ¿Carne de revisionado? Completamente.

domingo, 12 de mayo de 2013

Un torrente de luz

"I dont want to be a loser" | "No quiero ser una perdedora" - Olive
(Sin spoilers) Me confieso: No me gusta 'Little Miss Sunshine' (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2006) tanto como yo quisiera. Me parece una buena película con escenas que fácilmente te arrancan una carcajada o te sumergen en un ligero enmudecimiento pero de ahí a ser la película indie por excelencia hay mucho trecho. Ahí está '500 días juntos' peleando en mi ranking personal por la primera posición con 'Beginners', 'Weekend' 'Antes del amanecer'.

Reconozco sentir cierta predilección por las "Road Movie" ('Thelma & Lousie', 'Entre copas' ejem...) pero en ésta, muy a mi pesar, el viaje se me hace pesado y caluroso a pesar de la refrescante banda sonora; 'The Winner Is' es una absoluta delicia y acompaña a las mejores escenas del largometraje para hasta esta pieza peca de repetitiva (lo mismo le ocurre a 'Beginners'). Desde mi total desconocimiento, el guión de Michael Arndt parece un posible indicio del germen de la posterior revolución de la "familia desestructurada" en el cine y en las series de televisión. Lo que mola vende es ver cómo cada miembro es más raro y peculiar. En este caso la que parte el bacalao es Olive, la benjamina (y el corazón) de la familia; por ella se hace cualquier sacrificio. Sus mayores pasiones son los concursos de belleza y su abuelo. Odia las peleas.

El resto de la familia la componen su madre Sheryl, la más normalita de la tropa; su padre Richard, el típico perdedor que va de ganador por la vida; su hermano Dwayne, fan número uno de Nietzshe, hater las 24 horas del día y mudo por decisión propia; su tío Frank, el hermano depresivo de Sheryl y su abuelo Edwin, padre de Richard y amante de las mujeres, la cocaína y la pornografía. Y más excentricidades que me reservo para la sorpresa de aquellos que aún no hayan visto la película, sin embargo todas ellas quedan a un lado cuando es hora de envolver y ponerle un lazo al mensaje: La familia une.

¿Y la razón del viaje? Olive es invitada a participar en un concurso de belleza en California.

Ideas varias (con spoilers, lo siento)

"Losers are people who are so afraid of not winning, they don't even try." - "Los perdedores son esas personas que tienen tanto miedo de ganar que ni siquiera lo intentan." dice el abuelo. Yo tampoco quiero ser un perdedor.

Toni Collete (Sheryl) es una de mis actrices favoritas.

Me sorprende el poco (pero comprensible) gancho dramático de la muerte de Edwin. No hay llantos excesivos.

El jueves volví a ver 'Little Miss Sunshine' al lado de la persona que más odio en estos momentos. El colmo es que encima tenga mi DVD de 'Beginners'. Siempre igual.

"Life is one fucking beauty contest after another. School, then college, then work... Fuck that. [...] You do what you love, and fuck the rest." Qué razón tiene Dwayne al decir que la vida es un puto concurso de belleza, uno tras otro. Estoy harto de la superficialidad. Te lo digo a ti.

A mi también me encanta comer chocolate y no me privo.

El amor es una mierda. El sarcasmo y fingir ser normal también.

jueves, 9 de mayo de 2013

La noche es más oscura justo antes del amanecer

Aviso, spoilers de la primera y segunda temporada de 'In Treatment' | Madre del amor hermoso. ¿Cuánto drama puede soportar Paul Weston, protagonista de 'In Treatment'?  Permitidme una apreciación antes de responder a ello. Durante la primera temporada, a medida que se acerca su final, los pacientes de Paul parecen (tan sólo parecen...) ir recuperándose de sus heridas y encontrando la solución a sus problemas, mientras que él presencia cómo su mundo poco a poco se derrumba tanto en el aspecto familiar como profesional. Ya en los episodios finales se confirma lo expuesto a lo largo de 43 episodios: no hay paz para Paul ni tampoco para la mayoría de sus pacientes. No hay punto y final, tan sólo punto y a parte. Nosotros, los espectadores acomodados en el sofá, no presenciaremos un "fueron felices y comieron perdices" y menos con el mazazo emocional (¡menudo cliffhanger!) que supone el desenlace de la trama de Alex: su muerte y el consecuente efecto en la relación Paul-Laura. Se le da respiro e incluso esperanza al espectador, ¿Y si Paul dejara definitivamente a su mujer para estar con la mujer que realmente ama? ¡Iluso! Paul sí decide divorciarse de su mujer pero en el momento de la verdad, el momento en el que va a casa de Laura a soltarse ese te quiero que le ahoga, se da cuenta de que no hay te quiero. Ole. Al menos me consuelo con el  satisfactorio desenlance del intenso arco argumental de Sophie. De Jake y Amy, mejor no hablo; son el eslabón más débil y menos interesante de la serie aunque he de decir que ver a Josh Charles con barba y pintas de guarrete es un placer. Y Kate, ¡bah!, me importan un rábano ella y su viaje a Italia con su amante. Yo estoy del lado de Paul y quiero que él sea feliz y deje de empatizar de forma tan peligrosa con sus pacientes.

Pero vistos los primeros cinco episodios de la segunda temporada, parece que se avecinan nuevos pero revueltos tiempos para el protagonista: Paul vive ahora en un apartamento en Brooklyn tras divorciarse de Kate, su mujer, quien continúa viviendo junto a sus tres hijos a las afueras de Maryland. Pero no sólo tiene que hacer frente a una vida en solitario con 53 años sino también a la demanda por parte del padre de Alex por mala praxis. Bombazo y cliffhanger a las primeras de cambio. Pero de oca a oca... y tiro porque me toca: dicha demanda obligará a Paul recurrir a un bufete de abogados donde se reencontrará con Mia, una paciente de hace veinte años que, todo parece indicar, estuvo enamorada de él. Bombazo y cliffhanger de nuevo, esta vez en los últimos minutos del 2x01. Gracias a esta revelación (un tanto culebronesca, reconozcámoslo) con el atardecer y los rascacielos de Brooklyn de fondo, uno se da cuenta de que el listón va a continuar siendo muy alto. Me alegro del cambio de escenarios, le proporciona mayor dinamismo a la serie en cuanto a espacio.

Hablemos de los nuevos pacientes; la primera semana de cada temporada de 'In Treatment' juega con la baza del misterio, tónica habitual de la serie pero con mayor presencia en sus capítulos introductorios. ¿Qué les ha ocurrido a estos pobres diablos para acabar en el ya famoso sofá de Paul? April y su cáncer, Oliver y el divorcio de sus padres, Walter y su insomnio... El segundo año de la serie ofrece un mayor abanico de edades lo que supone un gran acierto. Los viernes nos trasladamos de Brooklyn a Maryland para hacer una visitilla a la encantadora Gina (¿está más delgada Dianne Wiest?), el mayor apoyo del protagonista, quien recurre a ella para afrontar todos los cambios de su vida. Gina por fin ha publicado su novela y ha vuelto a ejercer como psicóloga; su melena suelta y su sonrisa indican el inicio de una nueva y más feliz etapa en su vida.

Varios apuntes:

Si hay algo que me chirría de 'In Treatment' es su retrato de Paul como un donjuán y un rompecorazones;  ya no sólo por la aparición de Mia sino también por la de Tammy, su primer amor y ahora paciente de Gina.

La muerte continúa presente, April y su cáncer son la personificación tanto de la muerte de Alex como la de la madre del psicólogo, quién murió de cáncer también. Lo que faltaba. Demasiados fantasmas en un pequeño apartamento de Brooklyn.

¿Volverán a aparecer en pantalla Kate y sus hijos?

"Mis bombas serán palabras [...] Mi lengua será un misil" cantan los de Supersubmarina con su Canción de Guerra. Ocho palabras que definen a la perfección la esencia de la serie. Presenciaré entonces la guerra (¿de desgaste?) sentimental y emocional de todos sus personajes. Ojalá que no haya vencedores ni vencidos ni tampoco treguas que no llevan a ninguna parte; tan sólo la firma de la paz. Para todos.

Sigo pecando de iluso, lo sé.

martes, 7 de mayo de 2013

El amor adult(erad)o

"I don't mind other guys dancing with my girl. That's fine, I know them all pretty well" - "No me importa que otros tíos bailen con mi chica. Está bien, les conozco a todos muy bien" cantan The Who con su The Kids Are All Right

Sin spoilers | Tras volver a ver 'The Kids Are All Right' (Lisa Cholodenko, 2010) me surge una duda: ¿qué es infidelidad y qué no lo es? Enmarcada dentro del género LGTB, la película no aborda el natural conflicto que supone el formar una familia para una pareja de mujeres homosexuales; la directora prefiere obviar esa perspectiva de la cruda realidad para así dirigir sus esfuerzos en retratar cómo la aparente estabilidad de una familia se ve perturbada por la aparición de un tercero. Para mí, es un acierto. En primer lugar por dotar de gran naturalidad a la familia homoparental y en segundo, por crear un atípico triángulo amoroso en el que no hay buenos ni malos; cada esquina del "polígono" es verdugo y víctima a la vez. Todo ello sirve para dar forma al mensaje primordial de la película: el matrimonio es una maratón. Pero 'The Kids Are All Right' va más allá y apuesta por un humor ácido (evitando la lágrima fácil) que se agradece, unas Annette Bening y Julianne Moore lúcidas, frágiles y convincentes y una historia que se toma su tiempo y respira. Súper recomendable. Y además Uh Huh Her y MGMT, dos bandas de música que me chiflan, forman parte de su "muy indie" banda sonora.

sábado, 4 de mayo de 2013

'The Big C', la muerte hace horas extraordinarias


"Don't break the spell of a life spent trying to do well" - "No rompas el hechizo de una vida dedicada a tratar de hacerlo bien". Las canciones de Sia tienen algo que llegan a lo más profundo del corazón; durante los últimos minutos de vida de 'A Dos Metros Bajo Tierra' suena Breath Me y te desarma, te deja desnudo y te cuenta qué es la vida. Ya no puedo escucharla sin rememorar el destino de todos y cada uno de los miembros de las familias Fisher y Chenowith; los Díaz siempre me dieron un poco igual...

El caso es que durante el cierre de la primera temporada de 'The Big C' suena Lullaby de Sia y a pesar de no contar con la carga tan dramática del final de 'A Dos Metros Bajo Tierra', emociona de tal manera. Pero no empecemos la casa por el tejado y hablemos de su premisa: | Sin spoilers | Laura Linney se mete en la piel de Cathy Jamison, una profesora y ama de casa a quien le ha sido detectado recientemente un cáncer terminal; este revés supondrá un cambio de 180 grados en su vida y en la de sus seres más allegados: su marido Paul, su hijo adolescente Adam y su hermano vagabundo Sean. Supondrá también acercarse a personas a las que hasta entonces no había prestado atención: su malhumorada y anciana vecina Marlene y su alumna Andrea. El leitmotiv de los primero 13 episodios es contemplar cómo su protagonista hace frente a la cercana muerte y en especial cómo le cuenta al resto de personajes satélite su enfermedad. Todo ello desde un punto de vista más cercano a la comedia y el optimismo - con situaciones desternillantes- que al drama y el derrotismo. Ya lo decía la mamá de Otto en 'Los amantes del círculo polar ártico': "Los disgustos de la vida hay que aceptarlos con buen humor porque igual que vienen, se van." Cathy toma conciencia de su propia fecha de caducidad, se desmelena, agarra el toro por los cuernos y empieza a hacer todo aquello que durante veinte años de matrimonio se ha prohibido así misma: vivir la vida.

No os engañaré, 'The Big C' no es un serión ni tampoco le es necesario. Su imperfección le hace más bonita y deleitable. El único escollo que podría suponer es el cáncer en sí; un tema demasiado peliagudo y delicado para muchos espectadores que por fortuna se trata de la mejor manera posible: sin dramas exagerados ni abundancia de lágrimas. La protagonista es una mina de oro; tiene un largo camino de deseos y planes que recorrer antes de que el cáncer acabe con ella. Además, Cathy es un poco "perra de satán", lo cual da mucho juego y permite al espectador no sentir una desmesurada lástima hacia ella. Pero los personajes secundarios no se quedan atrás sin llegar a eclipsar en ningún momento a la reina de la serie. Cierto es que varios de ellos, en especial Paul y Adam, son un "pain in the ass" incordio en muchas ocasiones pero hasta a ellos se les termina cogiendo cariño a medida que avanza la temporada. Marlene, Sean y Andrea juegan en una liga superior. Todo funciona como el engranaje de un reloj y la acción nunca queda estancada aunque he de decir que el tramo final peca de celeridad y confusión. Un factor a su favor es la jugosa participación episódica de actores consagrados como Idris Elba ('The Wire', 'Luther'), 'Cyntia Nixon' ('Sexo en Nueva York') y Liam Neeson ('Batman Begins'). Otro factor más a su favor es el punto y final que la cadena Showtime ha decidido poner tras la emisión de su cuarta temporada este mes de mayo por lo que la guadaña de la cancelación no hará acto de presencia y tendremos un final en condiciones.

Una historia relatada con mimo y cariño a lo largo de 13 episodios -con final más o menos cerrado por si no te apetece ver las siguientes temporadas a corto plazo- y muy fácil de ver a pelo en versión original sin subtítulos. Perfecta para practicar o mejorar el inglés. 

viernes, 3 de mayo de 2013

La culpa es de Annie


"Una relación es como un tiburón; tiene que estar continuamente avanzando o se muere. Y me parece que lo que aquí tenemos es un tiburón muerto..." 
A veces me sale la vena friki y me pongo como loco a hablar de mis películas favoritas; aquellas que hicieron que se me encogiera un poquito el corazón, que se me humedecieran los ojos o incluso me cayeran un par de lágrimas (soy un llorón reconocido), que me pasara día y noche escuchando su banda sonora hasta mi hartazgo o soltar carcajadas en mitad de la sala de cine. Pero especialmente de aquellas que poseen un valor sentimental añadido, aquellas que formaron parte de conversaciones especiales con personas que jamás olvidaré, aquellas que evocan el más bonito pasado. Hace una semanas alguien me dijo: "Te cambia la cara cuando hablas de lo que te gusta." Estúpido de mi, creí sus palabras. Ni siquiera aquel halago me reconforta en estos momentos.  Pero he de reconocer que el cine es mi pasión y cada vez que hablo sobre ello me emociono con facilidad.

La culpa la tiene Woody Allen y su Annie Hall de 1977. Deliciosa comedia romántica y  fiel relato sobre el amor y su decadencia con diálogos de lo más ingeniosos y situaciones surrealistas e incómodas. No sólo es la originalidad y la creatividad de un genio neoyorquino condensadas en hora y media sino también la película que me regaló mi primer amor de verano y de mi adolescencia. Ya queda lejos y remota aquella cola de cine para ver 'Super 8' (J.J. Abrams, 2011) durante el primer sábado de septiembre. Al terminar la película, fuiste un momento al aseo y temí lo peor; te irías sin despedirte. Iluso de mí creer que serías tú el que me abandonaría y me rompería el corazón; al final resulté ser yo el verdugo que se alejó sin piedad alguna. Que triste fue ver juntos 'The Artist' (Michel Hazanavicius, 2011). Mi corazón ya no sentía por ti y mi cabeza tan sólo buscaba las mejores palabras de despedida. Observábamos cómo fraguaba en blanco y negro el amor entre Peppy Miller y George Valentin mientras el nuestro hacía tiempo que había huido sin dejar rastro. ¿Alguna vez nuestros "te quiero" tuvieron validez alguna? Pequeña duda infinita, ¿no crees? Yo me quedé con tu Annie Hall, nuestras entradas de cine, dos fotos tuyas de carnet y una hoja del calendario de tu cocina fechada a 12 de noviembre de 2011. ¿Recuerdas aquel maravilloso fin de semana? Semanas después, tú me dijiste: "¿Volveremos a vernos"? con la Plaza de Colón de Madrid  y el frío de diciembre como telón de fondo y yo respondí con un seco "No". Estaba enfadado contigo y no sabía el porqué; más tarde descubrí que era porque no me habías dado suficientes razones para dedicarte todos y cada uno de mis pensamientos. Aaron Sorkin fue el artífice de nuestro reencuentro al cabo de seis meses; era junio de 2012 y te invité al preestreno de 'The Newsroom' que Canal+ había organizado. Compartimos sándwiches y coca-cola en un banco de la capital, vivencias que nunca antes nos habíamos contado, recuerdos de nuestra pequeña historia de amor, recomendaciones de películas y series que habíamos visto durante aquella primera mitad del año... y planes de futuro. Resolvimos, en cierto modo, aquel desastre sentimental sin decir ninguna palabra al respecto. Me sentí como los protagonistas al final de Annie Hall;  sustituimos las calles de Manhattan  por las de Chueca, sustituimos el almuerzo por la cena, pero hicimos exactamente lo mismo: recordar los tiempos pasados. También se nos hizo tarde y nos tuvimos que ir. Pero fue genial volver a verlo. Me di cuenta de lo maravilloso que era y de lo divertido que fue conocerlo. Y pensé en aquel viejo chiste... Y sí, sonó en mi cabeza "Seems like old times" con la voz de Diane Keaton.

Nueva York como principio y final de un idilio amoroso cuyo penúltimo capítulo tiene lugar en la calurosa California. La necesidad de estar al lado de alguien de quien ya uno no está enamorado pero al que procesa infinito cariño. La nostalgia y el recuerdo son grandes enemigos y a veces hay que tener huevos y hacerles frente. Si no..., podemos llegar a cometer el grave error de hacer aquello que tanto nos gustaba hacer con esa persona con otra que acabamos de conocer; y, queridos, crear recuerdos a costa de otros es triste. Estos cinco últimos párrafos son 'Annie Hall' pero mi más poderosa razón para amarla es la reivindicación de Alvin, su protagonista, de la masturbación: "No hables mal de la masturbación. Es la única manera segura de hacer el amor con alguien a quien se ama." 

Un beso, si me lees, mándame tu otro.

sábado, 27 de abril de 2013

Eterna espera


"Entonces decidió aprender a tocar la tuba, el único instrumento que podía simular el dolor de una sirena en la niebla..."
Esta semana me he sentido muy francés, muy Mathilde, la protagonista de la preciosa pero, a ratos, confusa 'Un long dimanche de fiançailles' - 'Largo domingo de noviazgo' (Jean-Pierre Jeunet, 2004). La muchacha, una versión menos encantadora de Amélie con cojera y optimismo exacerbado incluidos, dedica su vida a esperar una señal, ya sea una llamada de teléfono, una carta o alguna trivialidad que para el resto de los mortales carece de significado, que le sirva para mantener intacta la esperanza de que su prometido, dado por muerto en la I Guerra Mundial, continúa vivo. Reminiscencias de un amor pre-adolescente con un faro como telón de fondo en un presente desalentador y oscuro. Pero el amor mueve el mundo y Mathilde se intentará hacer con la suya; su amado no murió. La trama en sí, como ya he referido al inicio, resulta confusa por la cantidad de nombres, caras, historias y datos que la protagonista va hilvanando en su interminable investigación; pero lo importante del relato es la historia rebosante de pasión y ternura entre Mathilde y Manech desde su infancia hasta el momento de la acción. El paisaje parece abrazar el apasionante drama, resultando de lo más colorido y vivo. El final, de una sensibilidad y coherencia abismal, es un puñetazo a la incredulidad y a nosotros mismos, expectantes de un final del que somos incapaces de prever. Jean-Pierre Jeunet se marca un cliffhanger cocinado a fuego lento. Yo, infiel al género bélico, sucumbí. Pero nunca más, ahí está Roman Polanski, testigo de mi hartazgo de 'El pianista' (id, 2002) e incapacidad de contemplar su tramo final. Por eso mismo, 'Largo domingo de noviazgo' no es otra más. Es algo más. Sale Audrey Tautou. Y Marion Cotillard. Y Jodie Foster.

Recuerdo ver esta película en junio de 2012; siempre me recordará a una amiga que actualmente vive en París. Tan sólo unas semanas antes había terminado la selectividad y contemplaba cómo el futuro se expandía ante mí en infinitos caminos de posibilidades. Ya estoy en el futuro y, por desgracia, lo único que hago es esperar una llamada para poner fin a estos últimos seis meses. Mientras, seguiré tocando la tuba.

sábado, 20 de abril de 2013

Nostalgia de un ex-seriéfilo empedernido


(Aviso, la barrera entre ficción y realidad queda a merced del lector) "El pasado es lo que tiene, que vuelve en forma de recuerdo" me escribió él, Miguel, tras retomar el contacto hace unos meses. Siempre se le dio bien lo poético y el lirismo. Qué lástima que sólo se le diera bien eso. Retrocedamos en el tiempo, concretamente a la tarde del domingo 15 de mayo de 2011. ¿Recordáis donde estuvisteis? Yo sí; fui al cine con una muy buena amiga a ver la nueva película de Woody Allen: 'Midnight in Paris' (id, 2011). Recuerdo sentir cierto pudor al no pillar algunas de sus más sonadas imitaciones de famosos escritores; en especial la de Adrien Brody dando vida a Salvador Dalí. La sala entera riéndose a carcajadas mientras un servidor se sentía como pez fuera del agua. "Tengo que empezar a leer más" me decía constantemente mi yo interior, sediento de cultura literaria. Obviando este percance sonrojante, me maravilló el mensaje de la película. Algunos de sus personajes vivían obcecados con vivir en una época de la historia anterior, apelando al "todo tiempo pasado fue mejor". Adriana de Burdeos -interpretada por Marion Cotillard- soñaba con vivir en la Belle Époque. ¡Pamplinas! 

Sin embargo, un día es un día y hoy me permito el placer de extrañar, de echar de menos un momento esencial de mi adolescencia -y de mi vida- ligado de forma muy intensa y emocional a las series y al cine: mis 17 años. Todo este panfleto sentimentaloide apelando a mi ego (¡ey, es mi blog!) para hablaros de 'United States of Tara', cuya tercera y última temporada -que exquisita Showtime cancelándola...- se emitió durante la primavera de 2011. Viajemos al 18 de abril de aquel año. Me encontraba en Nueva York, representando el papel de turista sorprendido ante tanto rascacielos. Os revelaré un secreto: mis ojos continuaron en sus órbitas y Nueva York no me deslumbró. ¡No me comáis! Matizo; algunos de sus aspectos y lugares son de encomiable belleza. La culpa de este desencanto la tuvo la tercera en discordia de este peculiar triángulo amoroso: Boston, la ciudad de Olivia, Peter y Walter (¡Fringe!), donde estuve en un pueblo cercano a ella de intercambio de estudiantes durante casi tres semanas. Ya que he mencionado 'Fringe', recuerdo estar desayunando mientras veía las noticias de una filial local de FOX cuando vi la promoción del polémico "Lysergic Acid Diethylamide", el 3x19, que se emitió el 15 de abril. Me atraganté con los cereales.

Pido disculpas por los saltos en el tiempo; 'Lost' y su narración abusadora de flashbacks y flashforwards me marcaron.  Pongamos rumbo de nuevo hacia Nueva York, aquella noche del 18 de abril... estábamos mis compañeros y yo paseando por la zona financiera de la ciudad cuando me encontré con una pila de periódicos en el bordillo de la acera; se trataba de ejemplares del 'The New York Times' del mismo día. Entusiasmado, me quedé con uno de ellos y el pobre, desde entonces, vive amontonado con otros periódicos entre polvo en un estante de mi habitación como prueba eterna de que yo visité el otro lado del Atlántico.

Durante las pasadas vacaciones de Semana Santa, me invadió el deseo de rebuscar en mi baúl de los recuerdos; mi habitación en sí. Allí estaba el 'The New York Times'. Qué momento más delicioso aquel y entre hojeada y hojeada, miré la programación de la parrilla televisiva de aquel día. ¡Sorpresa! Aparecía en destacado el 3x04 de 'United States of Tara'. Como amante de las casualidades que soy, me encantó aquel destacado por el hecho de que llevaba una semana viéndome la serie de nuevo. Por lo de la nostalgia y eso. 'United States of Tara' es una dramedia cuya premisa es el día a día de una mujer (Tara) con múltiple personalidad y su familia. Me prohíbo a mi mismo soltar los típicos adjetivos para recomendar una serie; tan sólo me limito a decir que es la creatividad condensada en 36 episodios. Su guionista, Diablo Cody, se entrega al relatar un sin fin de historias con apariencia de una sola con mensaje esperanzador: "la familia lo es todo". Juega a muchos niveles -comedia, drama, intriga, humor negro e incómodo, romance-  y lo hace de la mejor forma posible: arriesgando. Sí, a veces los experimentos argumentales salen rana, pero otras... simplemente maravillan y (de)muestran que la narración audiovisual no tiene límites; que queda por explorar una infinidad de capas. Otros factores a tener en cuenta son la banda sonora -¡suena Kiss with a Fist de  'Florence and the machine' al final del 2x10!-, el nivelón interpretativo y especialmente la perfecta telaraña de interacciones construida entre todos los personajes. Mi debilidad es Charmaine, la hermana de Tara (Su "re-virgin" de la segunda temporada es de risa). Mi otra debilidad es la relación entre Marshall y Kate, los hijos de la protagonista. ¿La pega? No tiene un final cerrado ni satisfactorio por culpa de la imprevista cancelación de la serie por parte de su cadena Showtime. Maldita guadaña. Malditas audiencias.

Echo de menos a Miguel, a mi buena amiga, a Tara, a las personas que conocí en Boston, ver un montón de series, descubrir con entusiasmo 'Annie Hall' (Woody Allen, 1977), disfrutar de 'A dos metros bajo tierra' por primera vez, estar bien de salud y mis 17 años... pero desgraciadamente no volverán, como tampoco lo hicieron las oscuras golondrinas de Becquer. Yo sigo en mi balcón, esperándolas... o recordándolas al menos. 

domingo, 7 de abril de 2013

El nombre es lo de menos

"Don't let the name fool you" fue el lema de CBS para promocionar la tercera temporada de 'The Good Wife' cuya versión traducida al español vendría a decir: "No te dejes engañar por el nombre". Tengo cierta predilección por los títulos originales; aquellos que evocan pero no temen a la confusión, los prejuicios o el rechazo del espectador, aquellos que viven medio escondidos entre otros títulos sin personalidad y repetitivos consumidos ferozmente por la visión y la mente del ser humano, aquellos que no buscan audiencias masivas, enemigos de los blockbusters y las palomitas (de caramelo por favor). Que aburrimiento, ¡oye! Da gusto apostar por la ambigüedad y retar al espectador a descubrir el porqué de tal título; ¿Por qué (narices) John Cameron Mitchell llamó a su última película 'Rabbit Hole'? ¿Qué se fumó Diablo Cody o los mandamases creativos de Showtime para llamar a una serie 'United States of Tara'?

Sin spoilers | 'Hello I Must Be Going' entra dentro de este improvisado gusto por títulos no convencionales; cine independiente de la mano de Todd Louiso que no revoluciona el panorama audiovisual pero sí funciona como perfecto entretenimiento de hora y media mediante el deshoje de la misma historia de siempre. La fracasada en este caso es Amy (Melanie Lynskey), quien tras haberse divorciado de su marido, debe regresar a casa de sus padres. Se me olvidaba un dato: tiene 35 años y parece la versión crecidita de la Hannah Horvath de 'Girls' tanto en lo bueno como en lo malo. Pero lo mágico está por llegar... tendrá un idilio con un casi-todavía-adolescente de 19 años (Christopher Abbott), también abocado al fracaso a pesar de su aparente éxito universitario. Su pequeña e inmediata revolución amorosa veraniega será esencial para reconducir sus vidas; ambos rodeados de familiares histriónicos o fantasmas del pasado que dificultan su evolución creativa y personal como seres humanos sin ser conscientes de ello. La madre de Amy (Blythe Danner) es el mejor ejemplo de ello, más preocupada por las obras de su casa o el trabajo de su marido que por la situación sentimental de su hija. 

'Hello I Must Be Going' tiene momentos muy inspirados, construye escenas repletas de humor incómodo, muestra la catarsis a medio gas de sus protagonistas y como buena cinta indie,  hay sitio para los homenajes artísticos -el propio título es un homenaje a Groucho Marx- y una deliciosa banda sonora a cargo de Laura Veirs. Propone el eterno dilema: ¿el amor tiene edad? Parece ser que Todd Louiso es una especie de Josh Radnor, obsesionado también con el amor generacional en 'Amor y letras' ('Liberal Arts'). Dejemos que nos cuenten sus penas con tono amable y esperanzador; yo compro. 

sábado, 6 de abril de 2013

Allí donde solíamos amar

El otro día leyendo la edición de abril de Cinemanía me topé con un curioso ranking de amores a distancia con motivo del estreno en España de 'Un amor entre dos mundos' (Juan Diego Solanas, 2012); por supuesto estaba 'Antes del amanecer' (Richard Linklater, 1995) e incluso 'El diario de Noa' (Nick Cassavetes, 2004) pero me sorprendió muy gratamente encontrarme con 'Los amantes del círculo polar ártico', obra del director español Julio Medem que fue estrenada hace ya 17 años. ¡Uau, yo tan sólo tenía dos años!

Spoilers ligeros | Ya era hora de reivindicar en mi blog una de las películas que más me ha gustado de lo que llevamos de 2013 y, ¿por qué no?, una de las que más me ha llegado al corazón. La de veces que habré visto los últimos minutos del largometraje; ese broche final a una apasionante historia de amor llena de casualidades y dramas con ecos de tragedia griega. 'Los amantes del círculo polar ártico' es la historia de amor -en mayúsculas- entre Anna y Otto (¡el piloto!) desde su infancia hasta la vida adulta; es el relato de un amor en secreto pero el más intenso y duradero de todos. Su originalidad no reside en la premisa y/o el argumento inicial del largometraje -¡oh, el amor entre dos hermanastros!- sino en el desarrollo del mismo y el cómo a través de los ojos y la voz en off de sus dos protagonistas, convirtiéndose el doble relato en la gran baza de la película y esquivando todo tipo de repetición en la sucesión de los hechos a pesar de su esquema aparentemente repetitivo. La narración juega con nosotros y nos manipula pero gusta; uno vive el drama con mayor intensidad, como si de repente se convirtiera en esos amantes que de pasajeros tienen poco. El desbordamiento de sentimientos tiene un gran as en la manga: la música compuesta por Alberto Iglesias, la cual multiplica por mil el compromiso del espectador con Anna y Otto, deseando un final feliz a pesar del paso del tiempo y los inevitables bandazos y reveses de la vida. 

Como ya avanza el título, es una historia con final cerrado como si de un círculo se tratase y esa es su mayor magia: comprobar lo cíclica que resulta la vida con principios, casualidades tontas, imprevistos crueles y finales. Volad con la película durante 114 minutos como los aviones de papel de Otto, haced el amor con el sonido de la lluvia de fondo como lo hacen los protagonistas y esquivad su mayor error: no gritar a los cuatro vientos su deseo y amor mutuos. No paséis a mejor vida por (ausencia de) amor, es la peor muerte de todas y la más triste y solitaria. Viajad a Finlandia y convertid el frío el calor, la noche en el día y el recuerdo en presente. Comprad corazones rojos. Tan sólo huid del tiempo y que nunca os alcance. A Anna y Otto nunca les alcanzó... o sí -¿quien sabe?- , pero ellos esperaron aquellas noches mirando al sol. Fueron valientes y saltaron por la ventana.

lunes, 1 de abril de 2013

Un mundo lleno de posibilidades

Muy fan de la camisa blanca con fresitas que viste Amy en el 2x06 ...
Spoilers hasta la 'series finale' de 'Enlightened' | Cantaba Chavela Vargas "Ojalá que te vaya bonito, ojalá que se acaben tus penas" Perfectas lineas para Amy Jellicoe y su 'Enlightened', cuyo último capítulo de la segunda temporada y tristemente de la serie -¡que arda HBO!- se emitió el pasado 3 de marzo. El elegante y perfecto cierre de la segunda temporada es también el cierre de un círculo en el que la reminiscencia y el eterno retorno hacen acto de presencia (¡bendito ascensor!). Estos nuevos ocho episodios han ofrecido un estimulante triángulo amoroso cuyo cenit tiene desarrollo entre el sexto y el séptimo, pequeñas píldoras de humor extravagante como el hecho de que Amy se haga twitter y mágicos, breves pero intensos relatos como el tercer y quinto episodio que ceden el protagonismo a personajes secundarios como Tayler y Levi y suponen importantes revoluciones (y revelaciones) en sus vidas. 

Se veía venir; la redención definitiva de la protagonista cada vez estaba más cerca con el paso de los episodios y aunque por su camino estuvo a punto de caer en la tentación y la ambición, finalmente logró su propósito: destapar la corrupción y los delitos de Abaddonn. Si bien Amy ha esquivado al final sus males pasados, ha coqueteado peligrosamente con el fruto del Edén;  Jeff Flender, el "cuasiperfecto" periodista de Los Angeles Time y Charles Szidon, el mandamás de Abaddon. El primero por utilizarla en favor de su bolsillo, su reputación y su satisfacción sexual para luego deshacerse de ella ("Creo que estaría muy mal que cuando la historia se haga pública la gente pensara que tenemos alguna especie de relación romántica o sexual. Así que creo que deberíamos poner freno a eso durante un tiempo hasta que todo el asunto pase y luego ver donde estamos" le dice Jeff a Amy en el 2x07)  y el segundo por ofrecerle el gran puesto de trabajo que tanto había aspirado. Ojo, si lo aceptaba, su misión se iba al garete y su jefe no iría a la cárcel.

Pero no me olvido de sus víctimas; por culpa de ella, Tayler casi pierde al amor de su vida (Eileen, la asistente de Charles Szidon) y Krista, quien por fin había decidido ser amiga de Amy, es acusada por la misma de filtrar a la empresa su traición y colaboración con el periódico. 


Paradójicamente, los mejores parados de todo el embrollo de Amy y su "misión de paz y amor" tras volver del Caribe son su madre y su ex-marido.  La sonrisa de Helen al ver en portada del Los Angeles Times el nombre de su hija delata su incipiente orgullo por ella y Levi ha dejado atrás los malos hábitos del alcohol, las drogas y las prostitutas; por fin ha encontrado la tortuga de la que le habló Amy y que sin embargo no encontraba al principio de la nueva temporada ("No había ninguna tortuga. Tan sólo un montón de basura en el fondo del océano" dice en el 2x03). 

Quizás la conversación final en las escaleras entre Amy y Levi es el principio de su nuevo idilio romántico, o no... pero de lo que estoy seguro, en cambio, es que es el principio de una nueva vida en común donde sí hay sitio para la esperanza, la bondad y la paciencia. Quedémonos con la reflexión definitiva de la protagonista: "Tu puedes cambiar, tú puedes ser el agente del cambio". Que te vaya muy bonito Amy, que la vida te vista de suerte.

domingo, 31 de marzo de 2013

'Tierra desacostumbrada', pequeño pero intenso vistazo a la vida

'Tierra desacostumbrada' (su título original es 'Unaccustomed Earth') es una colección de ocho historias a lo largo de casi 340 páginas cuya autora es Jhumpa Lahiri, americana-hindú escritora que comenzó a gozar del éxito y del reconocimiento de la crítica y los lectores tras publicar 'Intérprete de emociones' ('Interpreter of Maladies') en 1999; se trata también de una colección de historias cortas que ganó el Pulitzer en categoría de ficción en el año 2000. Posteriormente Lahiri  publicó su primera novela en 2003 llamada 'El buen hombre' ('The Namesake') de la cual se produjo una adaptación cinematográfica en 2006 de la mano de la directora Mira Nair; ese mismo año salió al mercado 'Tierra desacostumbrada'.

En él, la autora propone a los lectores un viaje a lo largo del mundo; desde ciudades de Estados Unidos (Cambridge, Seatle, Boston...) hasta países como India y Tailandia a lo largo de décadas, la mayoría de ellas en el siglo XX. El -aparente- propósito de Lahiri es el de explorar todos aquellos secretos, relaciones y conflictos que surgen inevitablemente en el núcleo familiar. La sangre une pero también desune; lo más importante de la vida afortunada o desgraciadamente son los lazos familiares.

La novela está divida en dos partes. La primera de ellas carece de título y aúna  cinco relatos independientes protagonizados cada uno de ellos por diferentes personajes: 'Tierra desacostumbrada', uno de mis favoritos, refleja y muestra de forma emotiva y real la relación entre un padre y su hija tras la muerte de su madre y cómo sus vidas han cambiado por ello.; 'Cielo e infierno', un precioso pero duro relato a cerca del matrimonio concertado y el amor imposible que tiene el final más impactante; 'Una elección de alojamiento', una oda al amor maduro  y el reflejo de cómo un matrimonio cambia a lo largo de los años por culpa de la rutina y la desconfianza; 'Sólo Bondad', el relato más deprimente y duro por su tratamiento del alcoholismo en la adolescencia y la edad adulta; y 'No es asunto de nadie', un argumento aburrido centrado en la infidelidad, las relaciones amorosas tortuosas y el amor imposible. Todos ellos están narrados en tercera persona. La segunda parte -cuyo título es 'Hema y Kaushik'- aúna tres relatos: 'Una vez en la vida', 'Fin de año' y 'En la orilla'. En este caso, los protagonistas de todos ellos son los mismos y se mezcla la narración en primera y tercera persona. El argumento sigue las vidas de Hema y Kaushik desde su infancia hasta la edad adulta; es el perfecto ejemplo del manido dicho: "El mundo es un pañuelo".

La gran fuerza de la novela reside en el retrato y el choque de dos diferentes culturas: la oriental y la occidental. 'Tierra desacostumbrada' además da que pensar, ¡es incluso didáctica! Sin embargo las debilidades son muy detectables como por ejemplo lo predecibles que son la mayoría de las historias, personajes irritantes o lo pesadas que determinadas partes de la novela resultan. En mi opinión, la segunda parte del libro es mucho más interesante, impredecible y apasionante que la primera; se trata de una especie de recapitulación y mezcla de los variados argumentos de la primera parte. Los protagonistas de la historia, Hema y Kaushik, están muy bien desarrollados y el hecho de que sus vidas  hayan estado siempre conectadas es muy romántico. Sin embargo la pena es doble: su corta extensión -¿poco más de 100 páginas?- y en especial su final. Tras leer las últimas páginas me sentí un tanto abatido por los acontecimientos. Lahiri peca en cierta manera de cruel.

Es el libro perfecto para aquellos que sientan predilección por las pequeñas historias "cocinadas" a fuego lento pero rebosantes de dilemas morales y emociones a flor de piel. Por lo que si te gusta meditar a cerca de la vida y aprender sobre otras culturas, ¡éste es tu libro! No te decepcionará. Por el contrario, si buscas finales felices... olvídate.

PD: Como dato meramente anecdótico, Jhumpa Lahiri participó en la tercera temporada de 'En Terapia' ('In Treatment', HBO) como asistente -aunque en los créditos aparezca como guionista- ya que uno de los pacientes de mi querido Paul Weston es Sunil, un viudo que se ha trasladado desde Bangladesh a los Estados Unidos y que debe hacer frente al dolor de haber perdido a su esposa y al choque cultural, dos temas esenciales y recurrentes de la literatura de Lahiri.

sábado, 30 de marzo de 2013

'Monsters', matando al estilo alien de Spielberg

El autor de la crítica es David Buckley, compañero de carrera y amigo;) // @VernBuckley

Sinopsis: Hace seis años una nave de la NASA cayó en México con muestras extraterrestres en su interior. Ahora todo el centro del país es una zona en cuarentena debido a la infección y los ejércitos de Estados Unidos y México intentan controlar la amenaza. En medio del caos un periodista recibe el encargo de escoltar a la hija de su jefe hasta la frontera americana, pero los transportes escasean y su única opción es cruzar la zona infectada. Juntos iniciarán una peligrosa aventura para intentar regresar a su hogar.

Crítica: Era una película que nunca me había atrevido a ver, quizás por pereza o porque el tráiler no me daba buena espina, pero ayer mientras miraba directores de cine, acabe viendo el perfil de Gareth Edwards y descubrí que iba a ser el director de ¡¡GODZILLA!! (Película que ha marcado mi infancia), así que claro, tendría que ver qué estilo tiene el joven inglés. Veredicto: una genialidad. La verdad es que me sorprendió mucho y la incluyo en ese saco de películas de extraterrestres donde están 'Distrito 9' y 'Monstruoso'. Con la segunda tiene un gran parecido, ya que lo que son los “bichos” no aparecen mucho, pero ahí está la teoría del miedo en el cine: da más miedo el ruido que las imágenes. Se parece también a otras películas, como 'Jurassic Park' en muchos de los escenarios y en los ruidos del bosque; bosque el cual, me recuerda a 'Avatar', ya que tiene como vida propia. Y doy una advertencia, hay que verla en inglés. Muchos de los diálogos son muy buenos, pero vi alguna escena en la versión traducida y, pfff.

Ahora me podría poner a hablar de temas raciales, políticos de las películas o todas esas cosas que los críticos siempre intentan sacar la puntilla en las películas. No lo voy a hacer, pero si quiero destacar el periodismo, y en este caso el periodismo de guerra. Hay una frase que dice Andrew (Scoot McNairy) en la que se ve claro la situación actual del periodismo (y eso que la película es del 2010): “¿Sabes cuánto me pagan por la foto de uno de esos monstruos matando a un niño? 50.000 dólares, ¿y sabes cuánto me pagan por la foto de una niña sonriendo en esta época? Nada.” Ahí queda resumido todo lo que tiene el periodismo de guerra, con la metáfora del monstruo por un soldado.

Para terminar, me parece una película recomendable para ver y que está en ese saco de directores que están intentando cambiar el cine de ciencia ficción (un saludo para la “gran” película de J.J. Abrams, 'Super 8'), y pensar que es la primera de una persona (por no decir chaval) que le sirvió para asociarle a las próximas películas de 'Star Wars' (casi nada). Atentos a G. Edwards, al igual que Neill Blomkamp ('Distrito 9').

lunes, 18 de marzo de 2013

'Scandal', al filo de la ley y lo ridículo

"Estás invitado al affaire del año" anuncia el teaser de la sexta temporada de 'Mad Men' pero podría haber servido perfectamente de carta de presentación para 'Scandal', la nueva serie de Shonda Rhimes -responsable de 'Anatomía de Grey'- que se estrenó de forma tardía en la pasada midseason de la televisión estadounidense - el 5 de abril de 2012- con tan sólo siete episodios. El experimento funcionó sin conseguir una audiencia masiva y la cadena ABC la renovó por una segunda temporada de trece episodios. ¿Esperaban sus directivos que ésta llegaría a convertirse en la delicia y el placer culpable de críticos de televisión y espectadores hasta el punto de ampliar la temporada a veintidós episodios?

Hablemos de 'Scandal', concretamente de sus siete episodios iniciales por lo que si aún no conoces a los   gladiadores con traje  mejor que no sigas leyendo: spoilers. La premisa apunta alto, Olivia Pope -interpretada por la omnipresente Kerry Washington- dirige un  especial y atípico bufete de abogados cuya prioridad es la protección y la defensa de la imagen y las vidas de sus clientes a toda costa sin importar las barreras legales o ningún tipo de regla moral o ética. Lo divertido del asunto es que estos clientes -incluido ni más ni menos  que el presidente de los Estados Unidos- pertenecen a la élite del país y protagonizan crisis y escándalos de tal envergadura que normalmente caen en lo ridículo. 

Hablando del rey de Roma, el presidente de los Estados Unidos -el republicano Fitzgerald Grant- es el otro gran protagonista de la serie, centro del arco argumental de la primera temporada por los líos de falda que éste se trae entre manos tanto con la propia Olivia Pope -¡sí señores!- como con otra trabajadora de la Casa Blanca, quien no duda en convertirse en la nueva Monica Lewinsky. Afortunadamente -o desgraciadamente según se mire- el caso procedimental de la semana tiene poco espacio en el metraje y funciona de maravilla como contrapeso a todo ese relato de infidelidades y emociones intensas y desbordadas. El romance entre Liv y Fitz y la posible existencia de un nuevo "Monicagate" son el único pero adictivo motivo por el que 'Scandal' consigue ser un buen culebrón de las altas esferas políticas y recurrir a cliffhangers tan trillados pero a la vez tan eficaces con embarazos y asesinatos de por medio. Lo triste es la cantidad de incoherencias narrativas que acaban saliendo a la superficie en el final de temporada; impulsos de personajes que uno lo logra entender al 100% o cabos que éstos acaban atando de manera muy chapucera. Uno tiene que despojarse de todo escepticismo para así aplaudir cada revés del guión y obviar chascarrillos desafortunados.

¿Y qué ocurre con el resto de personajes? Una de cal y otra de arena; la variedad no falta pero con tan sólo siete episodios su retrato queda un tanto difuminado con escasas pinceladas a cerca de su pasado. He aquí el quid de la cuestión: lo enigmáticos que resultan ser la mayoría de ellos. Todos tienen un secreto. Mi personaje favorito es Cyrus, el asistente de Fitz, quien no conoce los límites; republicano y homosexual -¡touchdown para Shonda!- mezquino, manipulador y, agarraos  cliente de sicarios. Encima su pasión es cuidar las rosas de su jardín como la loca de Carolyn en 'American Beauty' (Sam Mendes, 1999) y tiene un marido encaprichado con tener un bebé gordito. 

En definitiva, 'Scandal' engancha a pesar de sus notables defectos -¿alguien dijo flashes?-  y funciona como drama /thriller/serie de abogados. Dentro de poco comprobaré si la segunda temporada cumple las expectativas y así entender el desmedido furor de algunas webs yanquis hacia ella; en Vulture hacen reviews de cada capítulo e incluso se atreven a compararla con Homeland. Locura total. Unámonos a la fiebre por 'Scandal', todo sea por ver/hablar/criticar lo que está "de moda". Eso sí, yo sólo pido que Shonda Rhimes no sea tan gallina como David E. Kelley -guionista de 'Revenge- y no se vaya por los cerros de Úbeda. Quien dice Úbeda dice los Hamptons...

Una última pregunta: ¿quién es Quinn Perkins?

domingo, 17 de marzo de 2013

'Blue Valentine', no apta para melodramáticos





(Posibles spoilers) Puf. 'Blue Valentine' (Dereck Cianfrance, 2010) es una de las películas más tristes y deprimentes que he visto estos últimos meses. Difícil de digerir por su dureza pero ante todo por su honestidad, retrata de forma directa y cruel la realidad de tantas relaciones amorosas abocadas al irremediable fracaso a pesar de su encantador principio. El tiempo marchita y la ópera prima de Cianfrance es el máximo exponente de ello. 

La premisa es la relación entre Dean y Cindy, la cual es esbozada a través de dos líneas narrativas y temporales; una se remonta al momento en que se conocieron y la otra al culmen de la decadencia de su matrimonio. A pesar de la calidad de la interpretación y caracterización de sus protagonistas -Ryan Gosling y Michelle Williams- y del propio argumento que progresivamente despliega todo el "dramón", considero un tanto desacertado el método narrativo. Las ventajas de narrar "paralelamente" dos historias son el probable desconcierto del espectador y la dosis correspondiente de intriga; el espectador espera encontrar las respuestas a los enigmas del arco argumental del presente en el del pasado. Y sí, el as de la manga mostrado a mitad del largometraje funciona como si de una bomba se tratase pero en mi caso, supuso una "putada" más para los personajes. De éstos me gustaría puntualizar una idea: que mal cae Cindy y que buenazo y paciente es Dean.

Harto de tanto impedimento a la felicidad de sus protagonistas tanto en el pasado como en el presente, uno desconecta y presiente el desenlace, ¡es imposible un "comieron perdices y fueron felices" tras todo lo mostrado! El resultado, en mi caso, es frustración. Que una película guste o no depende de muchos factores y uno de los más irremediables es el estado de ánimo con el que uno la ve; vi 'Blue Valentine' con un humor de perros y sin ganas de que se me encogiera el corazón y salir aún más desalentado de la sala de cine. Reconozco su calidad y entiendo las alabanzas hacia el film pero no las comparto en absoluto. Dramas ligeros venid a mi que estoy un poco harto de tanta calamidad y relatos de fracaso. Quiero perdices y finales felices.

Ya lo cantan 'Love of Lesbian': "Ya sé que no somos una pareja al estilo de antes, pero no es necesario tener principios, lo importante es tener finales." Cindy y Dean tienen un final sin final por lo que me aferro al tiempo y a su propiedad de curar las heridas; volverán a ser felices e incluso tendrán ese hijo deseado. Oye, pues ahora sí que me gusta 'Blue Valentine'. Vedla aquellos que no tengáis el corazón roto.

domingo, 10 de marzo de 2013

'Searching for Sugar Man', desmontando mitos

(Sin spoilers) El pasado 24 de febrero por fin dejé de ser virgen en "términos cinéfilos"; ¡fui solo al cine por primera vez! (aplausos). Harto de arrastrar a amigos -y ligues, para que mentirnos...- a ver películas en versión original a disgusto, harto de tenerles que vender la película como si de un cineasta indie me tratase intentando buscar financiación, por fin cogí el torno por los cuernos el bus y me fui a los cines Renoir de Plaza España (Madrid) a ver un documental del que ya hace un tiempo había leído muy buenos comentarios en twitter y hace unos días un compañero de la universidad me recomendó; había que verla sí o sí. El documental en cuestión era 'Searching for Sugar Man'; una coproducción entre Suiza y Reino Unido dirigida por Malik Bendjelloul -quien también firma el guión-.

85 fugaces minutos que pasan volando gracias a un relato que aúna emoción, intriga y pasión que invita al espectador a comprobar que "puta"  puede llegar a ser la vida pero también que "bonita y disfrutable" es a veces. 'Searching for Sugar Man' es la confirmación de la manida frase "la realidad siempre supera la ficción". Disfruté como un niño viendo este humano, fresco pero desgarrador viaje sin retorno. Comprad el billete de ida sin ver trailers o leer sinopsis y críticas que despojen al documental de toda sorpresa posible y dejaos llevar por la música y el misterio. Tras experimentar esta odisea audiovisual y emocional, las preguntas y las reflexiones  invaden a uno. I wonder... canta Sixto. ¿Cómo? ¿Que quién es Sixto? No seré yo quien os lo cuente, sino el documental, concretamente dos sudafricanos muy simpáticos.

sábado, 2 de marzo de 2013

'Weekend', caprichoso cupido

Póster japonés molón de 'Weekend'
(Sin spoilers) Ayer, 1 de marzo, por fin se estrenó en España una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Con deciros que tengo colgado un póster de ella en mi habitación... Pensé que nunca iba a llegar a la cartelera española al tratarse de una producción "indie" de hace ya dos años pero parece ser que al final su calidad y los premios que ha ganado han jugando a su favor. No veáis el trailer, cuanto menos sepáis de la historia mejor. Eso sí, tras ver la peli echadle un vistazo a estas fotos colgadas en su web oficial; bonitas son...

'Weekend' es como la vida misma; triste y bonita, fugaz y divertida, inesperada y un poquito retorcida, llena de casualidades y finales sin final. Los actores están inmensos -y buenorros- y te quedas con ganas de más, mucho más.

Russell y Glen -los protagonistas- son una especie de Jesse y Celine en versión moderna (¡toma referencia a 'Antes del amanecer'!) y tienen algo en común: cupido y el destino se interpone en sus caminos. Vedla, yo ya lo he hecho dos veces.

domingo, 24 de febrero de 2013

'Bestias del sur salvaje', hacia lo salvaje y más allá



(Sin spoilers) Serían las ocho menos cuarto de la mañana cuando el pasado miércoles, andando bajo la lluvia, sonó en mi mp3 de forma aleatoria la canción 'Hoy es el principio del final' de Amaral; su estribillo "Yo te prometo que no voy a llorar" me puso los pelos de punta y me hizo recordar la película que había visto la noche anterior: 'Bestias del sur salvaje' (Beasts of the Southern Wild, 2012) y en especial una frase de la protagonista muy similar a la de la canción. Me costó dormir e incluso desperté a mis padres a las tantas de la madrugada para contarles lo emocionado e impactado que me encontraba tras ver el primer largometraje de Benh Zeitlin.

"Thought provoking" lo llaman los yankis - "dar que pensar" en español- y es que aquí un servidor le dio bastantes vueltas a la cabeza al desenlace de la historia cuyo eje principal es la supervivencia, ya sea a acontecimientos catastróficos de la naturaleza como a aquellos que conciernen al ser humano y su existencia en este mundo. 'Bestias del sur salvaje' es un tren que arrolla al espectador -si acepta la propuesta- y le deja en su sitio seguramente más acomodado que el de sus personajes: ¿No somos conscientes de lo afortunados que somos? ¿Se es más feliz cuando se tiene lo menos posible? Pero ante todo es un relato a cerca de la relación paterno-filial, aquella que alberga el amor más poderoso: el de un padre hacia una hija. Me maravilla la idea de que haya gente como la de la película; aquella que defiende su casa, su naturaleza y su modo y filosofía de vivir, que reta y se enfrenta a los percances de la vida de la mejor forma posible: riendo, bailando  y bebiendo. Ignoremos las lágrimas como lo hace Hushpuppy -la protagonista- y no nos quedemos atrás en el camino. Agarrémonos a la fantasía, comámonos el mundo y hagamos que nuestros descendientes nos recuerden por algo memorable que hicimos.