Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

domingo, 29 de junio de 2014

Crimen y castigo de Daniel Holden

«Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios». -Alexander Pope

Sin spoilers | Suena 'Into Dust' de Mazzy Star en el 2x02 de 'Rectify' y recuerdo escuchar por primera vez este grupo de música en el 1x04 de 'The Sopranos' con su 'Look On Down From The Bridge' allá por septiembre de 2011. Intentaba ver LA serie por excelencia sobre la mafia italiano-americana para comentarla con mi primer novio. Él hizo lo mismo con 'Fringe'. Nos unió 'Six Feet Under'. Él, como de costumbre, no recordará ninguno de estos nimios detalles. Yo sí; por gilipollas y por nostálgico. Es lo que tiene el verano: me pongo tontorrón. Hablemos de cosas serias: la vuelta de esa peazo serie llamada 'Rectify' cuya etiqueta "de los productores de 'Breaking Bad'" con la que se promocionó el estreno de su primera temporada se le queda corta en su recomendación. ¿Su premisa? La vida post-carcelaria de un ex-convicto por asesinato en su pequeño pueblo natal de donde también es procedente la víctima. A uno se le corta la respiración y se le ponen los huevos de corbata al ponerse en dicha situación y en la piel de verdugos y víctimas. Pero afortunadamente la serie torea el melodrama y el maniqueísmo y se sirve de una buena dosis de filosofía que convierte el drama en esperanza. No juzga pues no hay malos malísimos ni buenos buenísimos. En un principio el factor religioso que viene dado de la mano del personaje femenino Tawney -la cuñada del ex-convicto- chirría pero es una de las tantas piezas clave del puzzle que la serie intenta reconstruir: ¿son factibles el perdón y la redención? El resto de personajes satélite, en especial la dura-de-pelar Samantha, gozan de mi interés pero Tawney parece ser la proyección de ese dios que cada humano inventa en su mente (*). El enigma es latente, emerge de vez en cuando a la superficie y es muy jugoso para sus guionistas: ¿es Daniel Holden verdaderamente culpable del asesinato por el que fue condenado 20 años atrás? Todo indica que no. Puede que la serie resulte deprimente y devastadora por momentos pero al final es el espectador quien decide si está contemplado un relato a cerca de la decadencia, la supervivencia o el auge de un ser humano al que la suerte no le ha acompañado. Al igual que durante el albor de 'Breaking Bad', el ritmo de 'Rectify' es lento a la par que fructífero. Pero de algo estoy seguro: nunca acelerará la marcha. Como decía una de mis profesoras de primaria: "Tranquilidad y buenos alimentos". Amén.

(*) "¿Acaso no descubriste hace tiempo que dios es un invento de los hombres?" le espeta ese dios a Mario, protagonista de la novela 'El amante lesbiano' (José Luís Sampedro, 2000).

jueves, 26 de junio de 2014

Materia y cliché

El verano y vivir con mi señora madre me despojan de ganas de escribir por estos lares. En un momento de 'Six Feet Under', Claire Fisher desea que la gente deje de comportarse como los clichés que son por una vez en sus vidas. El comportamiento estereotipado del ser humano es patente pero ¿y si todos somos materia y cliché? Me desquició, durante el visionado de la maravillosa 'In Treatment', que la mayoría de los conflictos de los pacientes tuvieran como trasfondo la relación paterno-filial pero hasta Paul Weston sucumbe ante dicha herencia biológica. Imaginemos un mundo donde los padres dejen de codiciar condicionar las vidas de su descendencia: terroríficoapocalíptico. Tendrá razón un personaje de la intensa, deprimente pero esperanzadora 'Rectify' al catalogar la vida como "interesante" por la cantidad de variables que alberga. Tócate los cojones. Para rematar la faena, he perdido ese DVD de 'Annie Hall' que me regaló mi primer amor cuando me prometí no volver a prestarlo. Abracemos el drama pues perder la cinta de Woody Allen es perder mi virginidad cinéfila. No nos regodeemos tanto en nuestro afán melodramático pues aquel "novio" demostró ser un pazguato y el DVD me salió por cinco míseros euros. Supongo que es hora de volver a echarme un novio, sacarle a pasear por FNAC y proponerle que me regale 'Annie Hall' bajo un pretexto que aún debo inventar. El verano y vivir con mi señora madre, por otra parte, restituyen mis ganas de encontrar dicho affaire veraniego. Y yo iba a hablar sobre los finales de 'Orphan Black' y 'Continuum', la vuelta de 'Rectify' y el estreno de 'Halt and catch fire'...

lunes, 16 de junio de 2014

La Geni quiere lo mejor para ella

Sin spoilers | En la ficción, apegarse con suma proximidad a la realidad y dibujar personajes tan de la vida misma puede crear cierto rechazo en el espectador. Hannah Horvath, la protagonista de 'Girls' (HBO, 2012-), es una tipa que cae gorda por un egocentrismo y una creencia de superioridad confesos. David Fisher, de 'Six Feet Under' (HBO, 2001-2005) es otro tipo que cae mal por vivir siempre de mal humor a causa de una homosexualidad encubierta. Paul Weston, de 'In Treatment' (HBO, 2008-2011) es la perfecta encarnación del "consejos vendo pero para mí no tengo" y "en casa de herrero, cuchillo de palo". Amy Jellicoe transmite tal odio durante los primeros episodios de 'Enlightened' (HBO, 2011-2013) que incita al espectador a abandonar la serie pero durante los últimos minutos de su corta existencia, uno desea que esta reconvertida anti-heroína feminista gane por goleada a la vida. Es lo que tiene mirarse al espejo; que a veces a uno le disgusta lo que ve. Un michelín. Una cana. Una mala cara. Unos labios fruncidos. Un corazón frío. Desgraciadamente (?) el mundo de las series de televisión es un lenguaje audiovisual totalmente diferente al del cine, de ahí que en películas como 'Todos queremos lo mejor para ella' (Mar Coll, 2013) no haya posibilidad de que la percepción por parte del espectador de personajes ficticios como Geni o Dani no varíe durante el metraje. O te caen bien o te caen mal.

Mar Coll se estrenó por todo lo alto en esto de los largometrajes con 'Tres días con la familia' (id, 2009) tras conseguir el Goya a mejor dirección novel. Pendiente de visionado está. La que sí cayó fue su segunda obra el mismo día que España sucumbió ante Holanda. ¡Otra vez la maldita coyuntura espacio-temporal! Nótese la ironía, coño. La premisa de 'Todos queremos lo mejor para ella' es atractiva a más no poder pues se atreve a indagar en la vida de una cuasi-cuarentona tras un accidente de tráfico; las secuelas son patentes. Sin uso de flashbacks y transcurrido un año, durante hora y media se nos cuenta cómo Geni (Nora Navas), su marido Dani (Pau Durá) y el resto de la familia lidian con tal suceso. La entrada en escena de un personaje clave hará tambalear la vida de una mujer insatisfecha con el transcurso de la misma y decidida a cambiarlo a marchas forzadas. ¿El problema? El tono. Llega un momento dado en el que es la propia música la que indica la comicidad del asunto cuando uno queda perplejo ante la idea de fuga de una mujer hecha y derecha que no repara en la mentira ni la improvisación propias de la adolescencia. Fíjate, creo que esta historia y estos personajes serían ideales para el formato de serie de televisión pues permitiría indagar con mayor profundidad en sus motivaciones, saber más de los personajes secundarios y su interrelación con los protagonistas y encontrar un mayor equilibrio en el tono y el ritmo. ¿Os imagináis nuestra propia 'Enlightened' protagonizada por Nora Navas en la televisión española? Menudo puntazo sería.

Soñar en gratis.

viernes, 13 de junio de 2014

No decir ni mú

Sin spoilers | Afirmar categóricamente que Julio Medem es mi director de cine español favorito atentaría contra dos principios básicos de mi yo cinéfilo: ausencia de favoritismo y no hablar sin saber. Como no me gusta hablar sin conocimiento de causa/consecuencia y tras lo enriquecedor que supuso el visionado de 'Los amantes del círculo polar ártico' (id, 1998) y 'Lucía y el sexo' (id, 2001), ha existido en mí cierto apetito latente y perdurable por el resto de su filmografía. Ya saben ustedes, lectores, de mi animadversión hacia el empacho; ya sea sentimental, carnal, alimenticio o audiovisual. Cayó 'Tierra' (id, 1996) en un tiempo y un espacio poco propicios pero no endosaré la culpa a las circunstancias por no gustarme. Perdónenme por no extenderme en vituperios pero el único motivo por el que dicha obra no caló en mi fue el nivel de irritación al que me hizo llegar. Como siempre que intento excusarme en una crítica, suelto un "me gusta el fondo pero no la forma" o un "me gusta el fin pero no los medios" y me quedo tan pacho. Algo he de alegar a favor de ella: Carmelo Gómez. Sensacional. Guapísimo. Cayó 'Vacas' (id, 1992) en un tiempo y un espacio menos propicios aún pero la coyuntura espacio-temporal, esta vez, no se correspondió con mi percepción de la ópera prima de Medem: ¡menuda delicia! En este caso, fondo y forma hacen el amor de tal manera que acabas enamorado de Carmelo Gómez -otra vez-, Ana Torrent y Emma Suárez. Hablo desde mi total ignorancia sobre la literatura latinoamericana pero ¿podría considerarse 'Vacas' como realismo mágico? El hecho de que Carmelo Gómez de vida a tres generaciones es un probable exponente del tiempo estático. El triángulo formado entre el abuelo y dos de sus nietos -vecinos y hermanos biológicos por parte de padre- cautiva y permite además no sentir repudio hacia el creciente amor entre dos hermanos destinados a repetir la historia de sus padres: la huida como salvación. Dos frases de la película para despedirme:

"Siempre que quiero pensar en alguien, pienso en ti"
"Agárrame fuerte, dime algo al oído"

sábado, 31 de mayo de 2014

La escena de la semana (XIV)


Sin spoilers | Si el otro día hablé tan fervientemente de Xavier Dolan fue por el sonado éxito de 'Mommy' (id, 2014) en Cannes y el visionado personal de 'Tom à la Ferme' (id, 2013). Opté por omitir dicha información para no saturar el texto con un sin fin de títulos. 'Tom à la Ferme' no se disfraza de videoclip-hípster-marca Lady Gaga- sino que propone de forma honesta un thriller cuyo propósito es hacer pasar un mal rato al espectador en el sofá. El misterio late en cada minuto del metraje; en cada respiro, mirada y palabra de sus personajes. Esta vez Dolan no se salva de la quema pues la irregularidad del film es patente. Quien sí se disfraza es el propio Dolan, cuya irrisoria mutación se acerca al joker de Heath Ledger de 'The Dark Knight' (Christopher Nolan, 2008). ¿Adivináis la orientación sexual del protagonista? Ajá. Lo mejor es, por supuesto, la macabra tensión sexual no resuelta entre Tom y su ex-cuñado Francis y cómo la granja parece ejercer una especie de embrujo en todos sus personajes. Como el hotel de 'El resplandor' (Stanley Kubrick, 1980), ¡vaya! Contar con un final tan ambiguo y anti-climático no juega a su favor. Considero desacertado que Francis -el supuesto villano de la función- muestre sus verdaderas intenciones desde el minuto uno mientras que Agathe, la madre, vire poco a poco de una madre coraje en luto hacia una figura maternal tirana. Incluso Tom alterna el papel de víctima con el de verdugo. Sorpresón que salga Evelyne Brochu (la científica bollera de 'Orphan Black'); su aparición en escena propicia el mejor tramo y caldea aún más si cabe el ambiente. El discurso y el fondo de la película son apabullantes pero la forma impide todo tipo de notoriedad. Quizás un mayor derrame de sangre hubiera dotado de oxígeno al clímax y al conflicto para así no abusar de una omnipresente violencia verbal. La escena en cuestión muestra a la perfección el patrón por el que se rige el director canadiense.

domingo, 25 de mayo de 2014

El histrionismo como bandera

Sin spoilers | Xavier Dolan, como cineasta, no es santo de mi devoción. Creo que quedó patente mi postura en la entrada que dediqué a 'J'ai tué ma mère' y 'Les amours imaginaires'. Su homólogo español podría ser Pedro Almodóvar. Ambos poseen una peligrosa legión de masas homosexuales que remueven tierra, mar y aire para expresar su fanatismo y ganar adeptos en el camino. Mi postura un tanto vacilante en cuanto a su cine no excluye que algunos de sus títulos me hayan requete-encantado. Casualmente los títulos que más me han gustado han sido aquellos dedicados a la figura maternal: 'J'ai tué ma mère' (Xavier Dolan, 2009) y 'Todo sobre mi madre' (Pedro Almodóvar, 1999). Mientras que la de Dolan es una visión negativa e hiperrealista de la relación maternofilial y la muerte metafórica de la madre, la de Almodovar es un canto a la maternidad y la muerte real del hijo. Otros títulos como 'Les amours imaginaires' (2010) y 'La mala eduación' (2004) comparten la misma mala baba y juegan con el espectador hasta el último minuto. Son excelentes a la hora de tergiversar el cuento de hadas.

'Mujeres al borde de un ataque de nervios' (id, 1988) es un clásico en el mejor término de la palabra. 'Tacones Lejanos' (id, 1991) es igual de histriónica que sus tres protagonistas: Marisa Paredes, Victoria Abril y Miguel Bosé. Sí, Miguel Bosé hace de mujer. 'La flor de mi secreto' (id, 1995) convierte a Marisa Paredes en alguien achuchable pero Juan Echanove e Imanol Arias no pegan ni con cola como intereses amorosos. Rossy de Palma y Chus Lampreave salvan la función protagonizando los momentos más cómicos y la oda al pueblo como refugio es un perfecto relato de la España más profunda pero real. Dos confesiones: me lo pasé teta con 'Los amantes pasajeros' (id, 2013) y dejé a medias 'Hable con ella' (id, 2002) por culpa del "momento cueva" del amante menguante. Discúlpenme por mi vaginafobia.

Dejemos a un lado desvaríos y delirios y hablemos de otro homosexual del cine patrio: Ramón Salazar. Porque Ramón es marica, ¿no? Recientemente ha visitado el programa de La 2 'Alaska & Coronas' y ha salido en la revista 'Shangay' para promocionar su última película '1000 noches en ninguna parte' (id, 2013). ¡Indicios hay! No hay hobby -¿o lobby?- más divertido y sodomita que teorizar sin escarnio sobre la orientación sexual de famosos y desconocidos. No he visto aún su última obra pero sí su ópera prima: 'Piedras' (id, 2002), un pastiche por momentos del cine de Julio Medem y Pedro Almodóvar ya no sólo por la aparición de actores como Najwa Nimri, Antonia San Juan o Lola Dueñas sino una serie de elementos identificativos como la temática -la casualidad- , los forzados diálogos y los excéntricos personajes femeninos. Nada que objetar, que conste. Su tónica general es una irregularidad en trama, ritmo y personajes que brillan por momentos pero no simultáneamente. Tras la primera hora en la que el espectador aún no posee toda la información, las piezas poco a poco son colocadas y personajes e historias se entrelazan más allá del mero azar. Porque la mayor baza de la película es la interacción entre las féminas protagonistas. Ay, Lisboa...

viernes, 23 de mayo de 2014

Moderno Prometeo

Sin spoilers | Jugar a ser Dios es un recurso jugoso pero muy explotado del género de la ciencia ficción ya sea en su vertiente literaria, televisiva o cinematográfica. 'Frankestein' -la novela de Mary Shelley publicada en 1918- probablemente sea el ejemplo que todos tengamos en la cabeza. Series de televisión como 'Lost', 'Fringe' o 'Battlestar Galactica' han manejado con mayor o menor atino esta patata caliente: explorar temas como la moral científica, la creación y destrucción de vida y la audacia de la humanidad en su relación con Dios. La iniciativa DHARMA, Massive Dynamics y los Cylons son un claro ejemplo de ello. A día de hoy se encuentran en plena emisión dos series canadienses de ciencia ficción que encajan a la perfección en el perfil de las anteriores en cuanto a la disección del moderno Prometeo: 'Continuum' y 'Orphan Black'. En todas ellas es patente la enorme influencia de la mitología griega (e incluso egipcia).

Empecemos con la que menor ruido mediático ha generado en la blogosfera y las redes sociales: 'Continuum',la cual se encuentra en plena forma siendo éste ya su tercer año. Con 31 episodios a sus espaldas (*), la obra de Simon Barry comienza siendo un policíaco con tintes de ciencia ficción para poco a poco deshacerse de su lado más procedimental y apostar por una trama serializada. ¿Sufre de Fringe-itis? Quizás pero los diez episodios de su primera temporada sirven como perfecto prólogo para lo que está por venir: el advenimiento de algo (muy) grande. Quien haya visto 'Fringe', encontrará infinitud de similitudes entre ambas tanto en el tímido desarrollo de la trama serializada, la presentación de los "casos-de-la-semana" y el dibujo lento pero efectivo de sus personajes. En mi caso la semejanza ha sido una alegría y una virtud. 'Continuum' no sólo brilla con luz propia al tejer una extensa mitología propia sino que además dota de una escala de grises a protagonistas y secundarios (**) y de un trasfondo socio-político al escenario que la convierten en una muy inteligente distopía próxima al holocausto humano de 'Battestar Galactica'. ¿La premisa? Su protagonista Keira Cameron se ve involucrada por accidente en un viaje temporal de 2077 a 2012. Hasta ahí puedo leer.

(*) El próximo 25 de mayo se emitirá el noveno episodio de la tercera temporada.
(**)La dualidad moral de los personajes propicia un juego de alianzas por la lucha de sus intereses; a veces individuales y otras, colectivos. 

Con mayor difusión y expectación -desmerecidas en mi opinión-, 'Orphan Black' revolucionó la primavera de 2013 con una premisa prometedora (high-concept): el descubrimiento por una joven de que tiene clones. A diferencia de 'Continuum', 'Orphan Black' apuesta por la serialización desde el minuto uno y se distancia de la ciencia ficción en pos del thriller y la acción. Un ritmo endiablado, unos personajes estrambóticos y un juego constante de identidades son sus mejores bazas. Tatiana Maslany es la reina del show.

Ambas series tienen sus propios modernos Prometeos pero recae en el espectador descubrir su identidad. Otros personajes mitológicos como Zeus, Leda o Pandora también hacen acto de presencia.

jueves, 22 de mayo de 2014

Crónica de una muerte anunciada

Sin spoilers | El sarcasmo en el título: 'Hermosa Juventud' (Jaime Rosales, 2014). Pasé el día de ayer reflexionando a cerca de la necesidad de escribir sobre una película tan pegada al presente. Cuando se dice que la realidad supera a la ficción, obras como ésta cobran una mayor dimensión. El golpe sobre la mesa que da es de un estruendo tan real que duele en las propias carnes. Me recordó a 'La Herida' (Fernando Franco, 2013) en cuanto a la ausencia de una estructura narrativa predeterminada y el alejamiento subjetivo del director. Visionar este tipo de películas es un premeditado ejercicio de remover conciencias y entrañas. Lo que Rosales se dedica a hacer durante más de hora y media de metraje es diseccionar un cadáver: la juventud española del siglo XXI. Huele mal. Muy mal. Pero alguien tiene que encargarse de descubrir qué o quién ha matado a dicho sujeto.

Ingrid García -una mezcla entre Aura Garrido y Esmeralda Moya- y Carlos Rodríguez dan vida a Natalia y Carlos respectivamente, una muy joven pareja sin estudios ni trabajo que debe torear la crisis económica y una situación familiar delicada en un distrito obrero de la capital. Ni-nis que perfectamente podríamos ser nosotros mismos. O nuestros vecinos, amigos, primos o ex-compañeros de instituto. La escena que más me conmovió posiblemente pase desapercibida para el resto de los espectadores pero observar a Dolores -la madre de Natalia- planchar la ropa en el salón y regañar a su hijo adolescente de quince años por no ordenar su habitación y lavar los platos es un espejo de las mujeres de mi familia. La conmoción se intercala con el enfado pues muchas de las situaciones y escenas reflejan a mi yo adolescente que no quería estudiar y se iba de botellón. 'Hermosa Juventud' muestra la nula capacidad de sacrifico de los jóvenes de hoy en día, inducidos bajo la falsa creencia de que facilidad y rapidez van dadas de la mano. La queja como única vía de escape a una realidad y una sociedad que corrompen es su desacertada filosofía de vida. Después de la queja, emerge la huida física como caballo ganador. Y se huye. Y se pierde. Tan sólo hay que ver el final del film para comprobar y corroborar la ausencia de estructura narrativa clásica y el discurso inexorable que emerge a través de las vivencias de los personajes.

Ingrid García, Carlos Rodríguez e Inma Nieto se comen la pantalla de tal manera que la traspasan. Si hubiera escrito la crítica ayer, hubiera masacrado hasta al apuntador pero como le confesé al propio Jaime Rosales, necesitaba procesar la película. Hoy reafirmo las ideas de ayer pero bajo el prisma de que 'Hermosa Juventud' es un peliculón y cumple con creces en su vertiente social. ¿Calidad? A rebosar. ¿Necesaria? Sí. ¿Complaciente? En absoluto. ¿Entretenida? No. Puede que junto a 'Stockholm' (Rodrigo Sorogoyen, 2013) y 'Los Ilusos' (Jonás Trueba, 2013), formen un tríptico sobre una generación más bien perdida.

martes, 20 de mayo de 2014

El león y la jirafa

Mi padre quería ver 'Supervivientes' en Telecinco, yo 'Melancholia' (Lars Von Trier', 2014) en La 2. Imagino que mi señora madre hubiera dudado entre Jorge Javier Vázquez o Miguel Ángel Silvestre y su 'Velvet' en Antena 3. Pero, por suerte, quien suele atesorar el mando del televisor estaba roncando ya en el séptimo sueño. A mi señor padre no le importó ver una película de un danés un poco majareta. El conflicto no tardó en emerger pues la configuré en versión original con subtítulos. Abandonó el cuartito de estar refunfuñando un ofensivo «Tú lo que quieres es que me vaya». Pues buenas noches y buena suerte.

Spoilers de 'Mad Men' | En el sexto episodio de la séptima temporada de 'Mad Men', Peggy Olson se pregunta si aún existe la familia tradicional, esa que prefiere sentarse a la mesa a la hora de cenar entre miradas y risas que ver la televisión. Don Draper no recuerda haberlo hecho con Betty y sus hijos. Normal que el protagonista no lo recuerde pues esa estampa idílica familiar no solía ser propia de aquella casa de los suburbios de Nueva York; Don siempre encontraba a su mujer -refunfuñada y fumando- en el sofá y a Sally y Bobby en la alfombra viendo la televisión. Se supone que aquellos niños debían estar ya en la cama. Como duele verse reflejado en una serie que se encarga de retratar el presente a través del pasado. Después de todo, los seres humanos no hemos cambiado/evolucionado tanto como creemos/vendemos. Peggy también se encarga de recordarnos su affaire con Pete Campbell y posterior embarazo no deseado a través de su "¿Y qué cojones sé yo de ser madre?". Querida, nada, porque diste en adopción a aquel retoño por miedo a las represalias de tu familia religiosa en pos de un prometedor futuro profesional que en 1969 te da más disgustos que alegrías. Lo más tétrico es contemplar la imagen de Don, Pete y Peggy en un Burger Chef; ¡vaya tres patas pa' un banco! Sería comprensible que Peggy se imaginara a Pete y el hijo de ambos en un Burger Chef comiendo hamburguesas. Duele, ¿eh? Todo lo contrario sucede con el otro personaje femenino por excelencia, la cada vez más moderna y feminista Joan Harris -¿o Holloway?- que se pasa el día haciendo malabares entre su vida familiar y laboral y luchando contra un falocentrismo propio de la época. Ni se casó con Roger Sterling ni lo hará con Bob Benson por razones opuestas: el primero es el padre de su hijo -que a diferencia de Peggy si se quedó- y el segundo es homosexual. "I want love" le espeta a un Bob que opta por ser realista. El discurso de la pelirroja me hizo recordar un diálogo entre Oliver y Hal, padre e hijo en 'Beginners' (Mike Mills, 2010): 

- Digamos que desde que eras pequeño, siempre quisiste tener un león, ¿verdad? Y esperas, y esperas, y el león no aparece. Pero entonces aparece una jirafa. Puedes quedarte solo o puedes irte con la jirafa.
- Esperaré al león.

Don echa de menos 1955 y Peggy, 1965. Ambos prefieren instalarse en la comodidad de la nostalgia que adaptarse a los nuevos tiempos. Su baile al son de 'My Way' de Frank Sinatra lo ejemplifica porque 'Mad Men' es eso: la melancolía, el exceso de bilis negra.

sábado, 3 de mayo de 2014

La escena de la semana (XXIII)


Sin spoilers | ¿Algún fan de 'Fringe' en la sala? ¿La echas de menos? ¿No has encontrado una nueva serie que llene su vacío? Puede que aún no haya en emisión una digna sucesora suya en materia de ciencia ficción pero 'Continuum' tiene potencial para convertirse en ella. Creada por Simon Barry para la cadena de televisión canadiense Showcase, lleva ya tres temporadas (*) a sus espaldas sin haber hecho mucho ruido desde su estreno en la parrilla veraniega de 2012. Viajes en el tiempo, una distopía en un próximo 2077, terrorismo, dilemas morales y una protagonista femenina de armas tomar son los elementos más llamativos de una serie que cabalga entre la ciencia ficción y el procedimental policíaco. Keira Cameron, su protagonista, no es rubia ni pronuncia el ya mítico "FBI Agent Dunham!" de Olivia pero ambas comparten un mismo conflicto -la traición- que las lleva a crearse una coraza y simular frialdad. 'Fringe' tiene un arte en crear cold-openings que 'Continuum' aún no ha conseguido pero el vídeo correspondiente es un ejemplo de la similitud entre las dos series.

(*) La tercera se encuentra en plena emisión.

viernes, 2 de mayo de 2014

El gran reto

Sin spoilers | Uno de los aspectos más interesantes del paso del tiempo y las temporadas de 'Mad Men' es contemplar el proceso madurativo de Sally Draper, la hijísima y progenitora de Don; le toca crecer a base de golpes. Como también le toca a Claire Fisher -de 'Six Feet Under'- desde el momento en que su padre muere atropellado en el primer episodio de la serie. Sophie, April y Jesse -de 'In Treatment'- lo hacen con la ayuda de Paul Weston. Estos son ejemplos de la televisión pero ¿qué películas han conseguido reflejar con mayor o menor acierto el paso de la adolescencia a la edad adulta? 'Short Term 12' (Destin Creton, 2013) y 'The Spectacular Now' (James Ponsoldt, 2013) son una clara demostración. Como curiosidad, en ambas participa Brie Larson, quien dio vida durante tres temporadas a Kate en 'United States of Tara'. Y a la princesa Valhalla Hawkwind, como para olvidarlo. He aquí un artículo que escribió Hernán Casciari  allá por 2010 sobre ella tildándola como "la lolita de Showtime". Já, me parto y me mondo con este señor.

En 'Short Term 12', Brie Larson da vida a Grace, una veinteañera que debe hacer frente a sus propios demonios personales -procedentes de la adolescencia e infancia- mientras trabaja como supervisora en un centro de acogida de adolescentes. El manido dicho "consejos vendo pero para mí no tengo" le viene como anillo al dedo. Comparte protagonismo con John Gallagher Jr; el insoportable Jim Harper de 'The Newsroom', aquí está para comérselo con unos kilitos de más. Lo más sorprendente de la película es el desarrollo tan orgánico y natural de los conflictos; no se ven las costuras por ningún lado.

En 'The Spectacular Now', Brie Larson da vida a Cassidy, ese primer amor de la adolescencia que uno nunca olvidará durante el resto de su vida. Es un personaje secundario y cae un poquito mal porque por ahí está Aimee (Shailene Woodley) intentando ganarse el corazoncito de Sutter (Miles Teller). El punto fuerte de la película son ellos dos; Kyle Chandler haciendo de mal padre alcohólico es algo previsible y Jennifer Jason Leigh haciendo de madre devota, infumable. El planteamiento y desenlace son buenos pero el nudo no es tan satisfactorio como uno esperaría. Sutter, al igual que Grace de 'Short Term 12', debe hacer frente a sus propios demonios personales. A ésta si se le ven las costuras a la hora de crear un clímax dramático.

Pero no sólo es Brie Larson el punto de conexión entre ambas películas, sino también su discurso y filosofía reflejados perfectamente en una frase de Sutter: "The best thing about now, is that there's another one tomorrow".  Está claro que 'Short Term 12' es mucho más redonda y satisfactoria que 'The Spectacular Now' pero las dos meten el dedo en esa llaga llamada "madurar".

jueves, 24 de abril de 2014

La escena de la semana (XXII)


Vídeo y texto contienen spoilers | Con una promoción escasa y casi invisible por parte del canal de televisión AMC en comparación con la maquinaria publicitaria de HBO y 'Juego de Tronos', 'Mad Men' volvió el pasado 13 de abril con su séptima y última temporada (*). Los medios digitales, amantes del mal augurio, ya se han aventurado a publicitar su vuelta como un fracaso de audiencias. Yo me pregunto: ¿que más da el juego de audiencias si el pescado ya está vendido? Anyway... Flaco favor le hizo el episodio en sí -normalito- pero  'Mad Men' no suele lucirse en sus season premieres precisamente. Además, sobreanalizar cada episodio no funciona con ella. A veces dudo de si la gente sabe que tipo de serie está viendo tras ochenta episodios. La escena elegida corresponde al 7x01 'Time Zones'; me sorprende que Matthew Weiner haya decidido mantener juntos a Don y Megan tras los hechos acaecidos en la season finale de la sexta temporada. He de decir que Megan es uno de mis personajes favoritos y la protagonista absoluta de mi temporada favorita, la quinta. Si el primer episodio es normalito, el segundo es canela fina al ahondar más si cabe en la relación paternofilial entre Don y Sally. ¿Será ella la clave para la salvación/redención del protagonista? Todo apunta a que sí. También por centrarse en tres personajes femeninos tan interesantes como Peggy, Joan y Dawn. Me da pena que Peggy se haya convertido en el azmerreír de la oficina pero eso le pasa por ir de digna y ser una fresca en realidad. Hubo un tiempo el que fue una fucker total pero ahora  Stan, Ted y Michael pasan de ella. Recordad que Peggy es esa mujer que le hizo una paja a un desconocido en el cine. Tampoco hay que olvidar que Joan se vio "forzada" a mantener relaciones sexuales con un hombre para el beneficio de la empresa durante la quinta temporada. Una escena del 7x01 muestra que aún quedan resquicios de aquel hecho dramático para la pelirroja. ¿Es Dawn la nueva Peggy? Algo está claro: 'Mad Men' no cambia, tan sólo se hace más vieja, y le sientan las arrugas divinamente. 

(*) A los señores de AMC les encantó, por lo visto, dividir en dos partes la quinta y última temporada de 'Breaking Bad' -emitida entre 2012 y 2013- por lo que han decidido hacer lo mismo con la séptima temporada de 'Mad Men' y será emitida también en dos partes entre este año y el próximo. Comparar ambas series a nivel creativo y especialmente económico es mear fuera del tiesto.

sábado, 12 de abril de 2014

La escena de la semana (XXI)


Spoilers en el vídeo | Si 'My Mad Fat Diary' fue una de las series revelación del 2013, 'Please Like Me' es otra que también sorprendió a la blogosfera seriéfila durante el primer semestre del pasado año. Ésta no es británica, sino australiana, pero ambas son productos "de autor" y comparten protagonistas con personalidades muy marcadas. ¿Aún no conocéis a Josh? Se ha llegado incluso a renombrarlo como el Lena Dunham masculino y homosexual pero dudo si tanta comparación es meritoria. Obviando dicho debate, 'Please Like Me' consta por el momento de una temporada de seis episodios a la espera del estreno de una segunda el próximo verano y es igual de puntera en su vertiente cómica que dramática; en un mismo episodio te reirás a pleno pulmón y se te humedecerán los ojos. Cabe decir que el mayor acierto de la serie es dibujar un personaje veinteañero, nini y homosexual alejado del estereotipo mar(i)ca-Queer-as-Folk. O 'Looking', para qué engañar(n)os... Josh también anda buscándose así mismo y no sólo con respecto a su identidad sexual sino como individuo en general. Algo tiene claro: es feo y tiene cara de viejo. Y a mi me tiene ganao'.

Mentalmente divergentes

Sin spoilers | Tony Soprano iba al psicólogo. Quizás Walter White debería haber ido. Rae Earl, la protagonista gorda y desequilibrada -mental- de 'My Mad Fat Diary' también va. ¿Cuántas series han ahondado en la enfermedad mental en la adolescencia e infancia? Aunque no lo parezca, un gran número: 'Skins', 'In Treatment', 'Shameless', 'Friday Night Lights', 'Parenthood', 'Six Feet Under' o 'Girls' (*) e incluso en el apartado nacional: 'La Pecera de Eva' 'Acusados'. Para más inri, Albert Espinosa ('Pulseras Rojas') prepara 'Lucas' para Antena 3, una serie centrada en enfermedades mentales. Vivir en un mundo de etiquetas, estereotipos y prejuicios no ayuda a superar socialmente dicho estigma; es por ello que el cine, la televisión y la literatura (**) contribuyen a su normalización a través de personajes y tramas que vislumbran -en mayor o menor grado de realismo- el día a día de personas que las sufren.

(*) Requiere matizar pues Hannah Horvath, su protagonista, está en la veintena. Sin embargo, su OCD -trastorno obsesivo compulsivo- tiene origen en la adolescencia; al igual que la personalidad múltiple de la protagonista de 'United States of Tara'.
(**) La novela 'La soledad de los números primos' (Paolo Giordano, 2010).

Hoy toca hablar de 'My Mad Fat Diary', una de las series revelación del 2013 que sin pretenderlo -como sí lo hizo 'Misfits'- ha ocupado el puesto vacío que dejó 'Skins'. Comparten fondo pero no forma y quizás ahí reside la herencia de espectadores, anhelados de historias de adolescentes al borde del éxtasis y el abismo. Entonces, ¿qué la hace tan especial? La conversión de Rae en la reina absoluta del show confirmando que éste no es una serie coral más. El que haya personajes satélite que de vez en cuando ganen protagonismo es un plus para no desgastar un personaje tan volátil y voluble como el de Rae: o la odias o la amas. Al igual que el humor es esencial a la hora de enfrentarse a una enfermedad, en la serie se abordan los conflictos de los adolescentes desde una perspectiva tragicómica. Otro plus son el espacio y el tiempo:  los años noventa en Inglaterra. Pero por muchos fuegos artificiales y dibujitos a lo Bridget Jones, el retrato de la adolescencia es tan real que duele. Además nos ofrece uno de los mejores personajes adolescentes escritos: Chloe. Dos temporadas y trece episodios sin confirmación aún de un tercer año, ¡crucemos los dedos!

sábado, 29 de marzo de 2014

La escena de la semana (XX)


Las comparaciones son odiosas, por supuesto, pero me veo en la placentera tesitura de hacerlo con '3 bodas de más' (Javier Ruíz Caldera, 2013) y '8 apellidos vascos' (Emilio Martínez-Lázaro, 2014). La comparación excluye, en este caso, el menospreciar a una de las partes confrontadas pues ambas propuestas son de alta recomendación si a uno le apetece echarse unas carcajadas. Ambas comparten género -la comedia romántica-, falta de pudor a la hora de mofarse de temas peliagudos, caras conocidas y televisivas en el plantel protagonista y excelentes cifras de recaudación. Perdónenme el vulgarismo pero '8 apellidos vascos' lo está petando; estrenada el 14 de marzo, ha conseguido una desorbitada recaudación de más de 10 millones de euros en dos semanas. Es tal el entusiasmo por parte de sus productores que ya ha sido anunciada una segunda partepoderoso caballero es don dinero... '3 bodas de más', en menor medida, también lo petó a finales de 2013: más de 4 millones de euros recaudados y 7 nominaciones a los premios Goya.

sábado, 22 de marzo de 2014

La escena de la semana (XIX)


Sin spoilers | Entre tanto fervor por el remake en la industria cinematográfica y televisiva de Estados Unidos, hace 3 años Showtime se sacó de la manga un drama familiar en mayúsculas: 'Shameless'. Sin hacer mucho ruido mediático, la serie se casca temporadas de aúpa año tras año. Se le podría achacar un excesivo retorcimiento de la realidad pero a la hora de hablar de sentimientos, es una de las series más realistas que se emiten actualmente. No hay mejor drama que retrate la adolescencia y la juventud con tal naturalidad y precisión al no haber tabúes. Su mérito se extiende también a otras parcelas de la vida misma: enfermedad, muerte, soledad, orientación sexual, pareja. Esta cuarta temporada confirma tanto la maduración de sus personajes como de la serie misma. El tono ligero y la tendencia a des-dramatizar que imperaban a veces, ha dado paso progresivamente a una mayor oscuridad. Ojo; el humor negro, la extravagancia y la irreverencia continúan presentes pero sí es cierto que ha disminuido su cuota de pantalla. El grupo de guionistas no sólo se ha encargado de dibujar personajes protagonistas con identidad sino también una serie de secundarios que con el paso de las temporadas han ido ganando un mayor protagonismo y el favor del espectador; los hermanos Milkovich, el matrimonio Kevin-Veronica y Sheila son el ejemplo de ello. Pero la mayor valía de sus escritores es el perfecto manejo de la cantidad de tramas simultáneas sin darse de bruces, además de dotar de interés y equidad a todas y cada una de ellas."Shit happens" es la frase idónea para definir la creación de Paul Abbott. El vídeo, obviamente, contiene spoilers de la cuarta temporada y condensa en pocos minutos la esencia y evolución de la relación Fiona-Lip.

domingo, 16 de marzo de 2014

La escena de la semana (XVIII)


Sin spoilers | Ya lo dice Samantha, la protagonista femenina de 'Her': «El pasado es tan sólo una historia que nos contamos a nosotros mismos». Dicha idea es explorada por la actriz y directora Sarah Polley en  'Stories We Tell' (id, 2012), una vuelta de tuerca al género documental. Ya comenté en el texto sobre el último film de Spike Jonze, lo difícil que resulta etiquetar ciertas piezas audiovisuales; este documental es el ejemplo más apropiado al no discernir su identidad ficticia de su identidad verídica. La delgada línea entre ficción y realidad se ve acompañada por una reflexión universal: la condición de ser humano y el recuerdo. Quizás lo que menos importa es la búsqueda de un secreto -a voces- familiar, sino el retrato de una mujer ya fallecida a partir de los recuerdos de sus más allegados y el impacto que dicha revelación supone para todos los miembros de la familia y por consiguiente, su interrelación. En otras manos, la historia podría haber pecado de un acentuado carácter melodramático pero se percibe un intento de neutralizar la odisea que atraviesa Sarah en la búsqueda de la verdad. Recomiendo encarecidamente su visionado pues la radiografía que se lleva a cabo de la memoria humana es digna de estudio. Plus: suenan Abraham Lass y Bon Iver.

jueves, 13 de marzo de 2014

'Looking', living la vida loca

Spoilers | Tras 7 semanas, 'Looking' se despidió el pasado domingo con la emisión de su octavo y último capítulo de la temporada. Renovada para una segunda temporada -se desconoce el número de episodios-, el retoño de Michael Lannan y Andrew Haigh ha conseguido hacerse un hueco entre la blogosfera a pesar del tibio inicio en crítica y audiencia. ¿Famoso backlash? No en mi caso. Si bien es cierto que la serie se decanta por un tono desinhibido y la des-dramatización en sus primeros pasos, es a partir del ecuador cuando los conflictos laborales y personales van cogiendo forma. Íntima, sexy, romántica, ácida... y predecible; es lo que conlleva apegarse a la realidad con tal proximidad. La sólida construcción de los personajes permite al espectador adelantarse a los hechos en muchas ocasiones. ¡Ojo!, la previsibilidad no es un rasgo que desmerecer. Es por ello que quizás el mejor adjetivo para definir 'Looking' es el de "real".

Pero no engañemos a nuestro yo más heterosexual, el factor gay es elemental en la serie pues variables como el continuo deseo sexual, la mayor libido y la promiscuidad cimientan la base de todas y cada una de las líneas narrativas. "Follando se conoce gente" podría encajar a la perfección como lema/marca; Patrick y Richie entablan algo más que amistad tras ligar en el metro y un coitus interruptus*, Dom acaba compartiendo cuchillo y tenedor con Lynn tras un primer encuentro en una sauna, hasta Agustín decide crear arte tras conocer al prostituto CJ en un bar(**). Quizás ninguno del trío protagonista se conozca así mismo -aunque ellos crean que sí- y es, a través de sus metas y propósitos, cuando logren hacerlo, ya sea saliendo de la veintena u entrando en la década de los cuarenta: la obsesión de Patrick por tener pareja, la faceta de artista de Agustín y la ambición de Dom de abrir su propio restaurante.

(*) Provocado por una cuestión de piel... o falta de ella.
(**) Éste es un ejemplo cogido con pinzas pues Agustín contempla a CJ como un mero objeto (¿objetivo?) sexual. Sin embargo, el provocar encuentros sexuales entre su novio Frank y CJ tiene consecuencias nefastas para la pareja.

El gran mérito de 'Looking' es crear un triángulo amoroso sin una arista preferible. Es más, dichas aristas  -Kevin y Richie- muestran dos versiones de Patrick. Otro mérito es dar cabida a personajes secundarios roba-escenas. Desprenderos de tabúes innecesarios y echadle un vistazo; si no os gusta, al menos comprobaréis que los homosexuales también hacen el misionero.

sábado, 8 de marzo de 2014

La escena de la semana (XVII)


Spoilers | La tercera temporada de 'Homeland' era un reto; tarea compleja el reconquistar a un público que ya había mostrado síntomas de disconformidad durante la recta final de su segunda temporada. Quemar trama fue una decisión valiente y ofreció el arco argumental más intenso de la serie pero tanto la historia como los personajes se resintieron de tal maniobra. Si ya de por sí, la serie había coqueteado con la inverosimilitud desde su inicio, los últimos coletazos de la caza sobre Abu Nazir erosionaron -aún más- la credibilidad depositada en ella por parte del espectador. Al igual que Olivia y Peter en 'Fringe', Carrie y Brody funcionaban mucho mejor cuando estaban contra las cuerdas; es por ello que el final de la segunda temporada funcionó. Tampoco ayudó el creciente protagonismo de Danna Brodry más allá de su relación paterno-filiar. 'Homeland' volvió en septiembre dubitativa y con el anuncio por parte de sus guionistas de una nueva estructura; la temporada se dividiría en tres actos, cada uno de ellos formado por cuatro episodios. El primer acto sirvió para confirmar los malos augurios; la ausencia del protagonista masculino, la deriva de la CIA, el falso careo entre Saul y Carrie y la vida sexual-amorosa de Danna fueron motivos suficientes para que muchos seguidores abandonaran el barco. Estaba claro que la mejor versión de 'Homeland' había quedado atrás pero los guionistas tenían un material decente entre manos. ¿El resultado? Ocho capítulos muy entretenidos y un final de altura: la redención y muerte del anti-héroe ante los ojos de su amada. 

lunes, 3 de marzo de 2014

'Her', el amor sin etiquetas

Sin spoilers | 'Her' (Spike Jonze, 2013) es una operación a corazón abierto. Sin previo aviso ni anestesia. Su duración se prolonga hasta las dos horas y al finalizar, uno se siente más vivo que nunca; quizás porque el cirujano -entiéndase por guionista- se ha dedicado a remover su interior sin escrúpulos. Hay ocasiones en las que una película hace revivir sentimientos que uno creía haber olvidado sentir. Hubo un momento en el que me atreví a cerrar los ojos y comprobar lo que significaba escuchar la voz de Samantha sin proyectar ninguna imagen; tan sólo un fundido en negro. 'Her' tiene el mérito de construir una de las escenas de sexo más bonitas que servidor haya visto en la gran pantalla, con tan sólo un cuerpo y dos voces. Meritorio también es la construcción de una distopía en la que la relación carnal se encuentra en decadencia; quizás porque los humanos han acabado comprendiendo que somos el arma de destrucción masiva que el Trío de las Azores nunca logró encontrar. El futuro cercano de 'Her' es cada vez más parecido a nuestro presente, es el reflejo de la realidad y el mundo más inmediatos. Pero después de sentir tal torrente de vitalidad, el post-operatorio resulta ser devastador. Comprendes que al igual que Theodore, ya has sentido todo lo que vas a sentir jamás. Y de aquí en adelante nunca vas a sentir algo nuevo. Sólo versiones más pequeñas de lo que ya has sentido.

Etiquetar resulta, a veces, tarea compleja. ¿Que géneros abarca el film? ¿Drama? ¿Romance? ¿Ciencia ficción? Etiquetar, en cierto modo, es abrazar el convencionalismo y arrastrar una serie de ideas preconcebidas que flaco favor hacen al descubrimiento de pequeñas joyas, ya sean humanas o artificiales. Me considero un sujeto atado, pero en constante lucha, a las etiquetas y a los prejuicios. ¿Un ejemplo? El cine bélico; imagino que la experiencia que viví con 'El pianista' (Roman Polanski, 2002) contribuyó a ello.

Por esta razón, 'Her' huye de las etiquetas al no ser la típica historia de amor. El factor "ciencia ficción" es mínimo e imperceptible pues su utilidad es la reflexión, no la pirotecnia; rasgo que comparte con la notable 'Another Earth' (Mike Cahill, 2011). Uno podría afirmar, a la ligera, que a Spike Jonze le gustan los extremos al combinar el drama intenso con la comedia negra y gamberra. Alternativa en el cómo, tradicional en el qué; la película habla de temas universales como el amor, el sexo, la vida, la muerte, la soledad, la amistad y el trabajo.

Algo está claro: Theodore no pone etiquetas al amor ni tampoco a su relación sentimental con Samantha.