Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

lunes, 18 de marzo de 2013

'Scandal', al filo de la ley y lo ridículo

"Estás invitado al affaire del año" anuncia el teaser de la sexta temporada de 'Mad Men' pero podría haber servido perfectamente de carta de presentación para 'Scandal', la nueva serie de Shonda Rhimes -responsable de 'Anatomía de Grey'- que se estrenó de forma tardía en la pasada midseason de la televisión estadounidense - el 5 de abril de 2012- con tan sólo siete episodios. El experimento funcionó sin conseguir una audiencia masiva y la cadena ABC la renovó por una segunda temporada de trece episodios. ¿Esperaban sus directivos que ésta llegaría a convertirse en la delicia y el placer culpable de críticos de televisión y espectadores hasta el punto de ampliar la temporada a veintidós episodios?

Hablemos de 'Scandal', concretamente de sus siete episodios iniciales por lo que si aún no conoces a los   gladiadores con traje  mejor que no sigas leyendo: spoilers. La premisa apunta alto, Olivia Pope -interpretada por la omnipresente Kerry Washington- dirige un  especial y atípico bufete de abogados cuya prioridad es la protección y la defensa de la imagen y las vidas de sus clientes a toda costa sin importar las barreras legales o ningún tipo de regla moral o ética. Lo divertido del asunto es que estos clientes -incluido ni más ni menos  que el presidente de los Estados Unidos- pertenecen a la élite del país y protagonizan crisis y escándalos de tal envergadura que normalmente caen en lo ridículo. 

Hablando del rey de Roma, el presidente de los Estados Unidos -el republicano Fitzgerald Grant- es el otro gran protagonista de la serie, centro del arco argumental de la primera temporada por los líos de falda que éste se trae entre manos tanto con la propia Olivia Pope -¡sí señores!- como con otra trabajadora de la Casa Blanca, quien no duda en convertirse en la nueva Monica Lewinsky. Afortunadamente -o desgraciadamente según se mire- el caso procedimental de la semana tiene poco espacio en el metraje y funciona de maravilla como contrapeso a todo ese relato de infidelidades y emociones intensas y desbordadas. El romance entre Liv y Fitz y la posible existencia de un nuevo "Monicagate" son el único pero adictivo motivo por el que 'Scandal' consigue ser un buen culebrón de las altas esferas políticas y recurrir a cliffhangers tan trillados pero a la vez tan eficaces con embarazos y asesinatos de por medio. Lo triste es la cantidad de incoherencias narrativas que acaban saliendo a la superficie en el final de temporada; impulsos de personajes que uno lo logra entender al 100% o cabos que éstos acaban atando de manera muy chapucera. Uno tiene que despojarse de todo escepticismo para así aplaudir cada revés del guión y obviar chascarrillos desafortunados.

¿Y qué ocurre con el resto de personajes? Una de cal y otra de arena; la variedad no falta pero con tan sólo siete episodios su retrato queda un tanto difuminado con escasas pinceladas a cerca de su pasado. He aquí el quid de la cuestión: lo enigmáticos que resultan ser la mayoría de ellos. Todos tienen un secreto. Mi personaje favorito es Cyrus, el asistente de Fitz, quien no conoce los límites; republicano y homosexual -¡touchdown para Shonda!- mezquino, manipulador y, agarraos  cliente de sicarios. Encima su pasión es cuidar las rosas de su jardín como la loca de Carolyn en 'American Beauty' (Sam Mendes, 1999) y tiene un marido encaprichado con tener un bebé gordito. 

En definitiva, 'Scandal' engancha a pesar de sus notables defectos -¿alguien dijo flashes?-  y funciona como drama /thriller/serie de abogados. Dentro de poco comprobaré si la segunda temporada cumple las expectativas y así entender el desmedido furor de algunas webs yanquis hacia ella; en Vulture hacen reviews de cada capítulo e incluso se atreven a compararla con Homeland. Locura total. Unámonos a la fiebre por 'Scandal', todo sea por ver/hablar/criticar lo que está "de moda". Eso sí, yo sólo pido que Shonda Rhimes no sea tan gallina como David E. Kelley -guionista de 'Revenge- y no se vaya por los cerros de Úbeda. Quien dice Úbeda dice los Hamptons...

Una última pregunta: ¿quién es Quinn Perkins?

1 comentario :

  1. Esta serie , me recuerda ese capitulo de los Simpson , en que Homer , dobla a un perro de dibujos animados llamado Chachi , y cuando resulta un fracaso , para que no maten al personaje , se presenta en una reunion de directivos con unas propuestas para evitarlo , y una de las propuestas es , cuando chachi , no este en antena , los demás personajes preguntaran , ¿ Donde esta Chachi? , pues substituye a chachi por Olivia Pope , o Pop , cuando haces pop , ya no hay stop .

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