Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

domingo, 29 de junio de 2014

Crimen y castigo de Daniel Holden

«Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios». -Alexander Pope

Sin spoilers | Suena 'Into Dust' de Mazzy Star en el 2x02 de 'Rectify' y recuerdo escuchar por primera vez este grupo de música en el 1x04 de 'The Sopranos' con su 'Look On Down From The Bridge' allá por septiembre de 2011. Intentaba ver LA serie por excelencia sobre la mafia italiano-americana para comentarla con mi primer novio. Él hizo lo mismo con 'Fringe'. Nos unió 'Six Feet Under'. Él, como de costumbre, no recordará ninguno de estos nimios detalles. Yo sí; por gilipollas y por nostálgico. Es lo que tiene el verano: me pongo tontorrón. Hablemos de cosas serias: la vuelta de esa peazo serie llamada 'Rectify' cuya etiqueta "de los productores de 'Breaking Bad'" con la que se promocionó el estreno de su primera temporada se le queda corta en su recomendación. ¿Su premisa? La vida post-carcelaria de un ex-convicto por asesinato en su pequeño pueblo natal de donde también es procedente la víctima. A uno se le corta la respiración y se le ponen los huevos de corbata al ponerse en dicha situación y en la piel de verdugos y víctimas. Pero afortunadamente la serie torea el melodrama y el maniqueísmo y se sirve de una buena dosis de filosofía que convierte el drama en esperanza. No juzga pues no hay malos malísimos ni buenos buenísimos. En un principio el factor religioso que viene dado de la mano del personaje femenino Tawney -la cuñada del ex-convicto- chirría pero es una de las tantas piezas clave del puzzle que la serie intenta reconstruir: ¿son factibles el perdón y la redención? El resto de personajes satélite, en especial la dura-de-pelar Samantha, gozan de mi interés pero Tawney parece ser la proyección de ese dios que cada humano inventa en su mente (*). El enigma es latente, emerge de vez en cuando a la superficie y es muy jugoso para sus guionistas: ¿es Daniel Holden verdaderamente culpable del asesinato por el que fue condenado 20 años atrás? Todo indica que no. Puede que la serie resulte deprimente y devastadora por momentos pero al final es el espectador quien decide si está contemplado un relato a cerca de la decadencia, la supervivencia o el auge de un ser humano al que la suerte no le ha acompañado. Al igual que durante el albor de 'Breaking Bad', el ritmo de 'Rectify' es lento a la par que fructífero. Pero de algo estoy seguro: nunca acelerará la marcha. Como decía una de mis profesoras de primaria: "Tranquilidad y buenos alimentos". Amén.

(*) "¿Acaso no descubriste hace tiempo que dios es un invento de los hombres?" le espeta ese dios a Mario, protagonista de la novela 'El amante lesbiano' (José Luís Sampedro, 2000).

jueves, 26 de junio de 2014

Materia y cliché

El verano y vivir con mi señora madre me despojan de ganas de escribir por estos lares. En un momento de 'Six Feet Under', Claire Fisher desea que la gente deje de comportarse como los clichés que son por una vez en sus vidas. El comportamiento estereotipado del ser humano es patente pero ¿y si todos somos materia y cliché? Me desquició, durante el visionado de la maravillosa 'In Treatment', que la mayoría de los conflictos de los pacientes tuvieran como trasfondo la relación paterno-filial pero hasta Paul Weston sucumbe ante dicha herencia biológica. Imaginemos un mundo donde los padres dejen de codiciar condicionar las vidas de su descendencia: terroríficoapocalíptico. Tendrá razón un personaje de la intensa, deprimente pero esperanzadora 'Rectify' al catalogar la vida como "interesante" por la cantidad de variables que alberga. Tócate los cojones. Para rematar la faena, he perdido ese DVD de 'Annie Hall' que me regaló mi primer amor cuando me prometí no volver a prestarlo. Abracemos el drama pues perder la cinta de Woody Allen es perder mi virginidad cinéfila. No nos regodeemos tanto en nuestro afán melodramático pues aquel "novio" demostró ser un pazguato y el DVD me salió por cinco míseros euros. Supongo que es hora de volver a echarme un novio, sacarle a pasear por FNAC y proponerle que me regale 'Annie Hall' bajo un pretexto que aún debo inventar. El verano y vivir con mi señora madre, por otra parte, restituyen mis ganas de encontrar dicho affaire veraniego. Y yo iba a hablar sobre los finales de 'Orphan Black' y 'Continuum', la vuelta de 'Rectify' y el estreno de 'Halt and catch fire'...

lunes, 16 de junio de 2014

La Geni quiere lo mejor para ella

Sin spoilers | En la ficción, apegarse con suma proximidad a la realidad y dibujar personajes tan de la vida misma puede crear cierto rechazo en el espectador. Hannah Horvath, la protagonista de 'Girls' (HBO, 2012-), es una tipa que cae gorda por un egocentrismo y una creencia de superioridad confesos. David Fisher, de 'Six Feet Under' (HBO, 2001-2005) es otro tipo que cae mal por vivir siempre de mal humor a causa de una homosexualidad encubierta. Paul Weston, de 'In Treatment' (HBO, 2008-2011) es la perfecta encarnación del "consejos vendo pero para mí no tengo" y "en casa de herrero, cuchillo de palo". Amy Jellicoe transmite tal odio durante los primeros episodios de 'Enlightened' (HBO, 2011-2013) que incita al espectador a abandonar la serie pero durante los últimos minutos de su corta existencia, uno desea que esta reconvertida anti-heroína feminista gane por goleada a la vida. Es lo que tiene mirarse al espejo; que a veces a uno le disgusta lo que ve. Un michelín. Una cana. Una mala cara. Unos labios fruncidos. Un corazón frío. Desgraciadamente (?) el mundo de las series de televisión es un lenguaje audiovisual totalmente diferente al del cine, de ahí que en películas como 'Todos queremos lo mejor para ella' (Mar Coll, 2013) no haya posibilidad de que la percepción por parte del espectador de personajes ficticios como Geni o Dani no varíe durante el metraje. O te caen bien o te caen mal.

Mar Coll se estrenó por todo lo alto en esto de los largometrajes con 'Tres días con la familia' (id, 2009) tras conseguir el Goya a mejor dirección novel. Pendiente de visionado está. La que sí cayó fue su segunda obra el mismo día que España sucumbió ante Holanda. ¡Otra vez la maldita coyuntura espacio-temporal! Nótese la ironía, coño. La premisa de 'Todos queremos lo mejor para ella' es atractiva a más no poder pues se atreve a indagar en la vida de una cuasi-cuarentona tras un accidente de tráfico; las secuelas son patentes. Sin uso de flashbacks y transcurrido un año, durante hora y media se nos cuenta cómo Geni (Nora Navas), su marido Dani (Pau Durá) y el resto de la familia lidian con tal suceso. La entrada en escena de un personaje clave hará tambalear la vida de una mujer insatisfecha con el transcurso de la misma y decidida a cambiarlo a marchas forzadas. ¿El problema? El tono. Llega un momento dado en el que es la propia música la que indica la comicidad del asunto cuando uno queda perplejo ante la idea de fuga de una mujer hecha y derecha que no repara en la mentira ni la improvisación propias de la adolescencia. Fíjate, creo que esta historia y estos personajes serían ideales para el formato de serie de televisión pues permitiría indagar con mayor profundidad en sus motivaciones, saber más de los personajes secundarios y su interrelación con los protagonistas y encontrar un mayor equilibrio en el tono y el ritmo. ¿Os imagináis nuestra propia 'Enlightened' protagonizada por Nora Navas en la televisión española? Menudo puntazo sería.

Soñar en gratis.

viernes, 13 de junio de 2014

No decir ni mú

Sin spoilers | Afirmar categóricamente que Julio Medem es mi director de cine español favorito atentaría contra dos principios básicos de mi yo cinéfilo: ausencia de favoritismo y no hablar sin saber. Como no me gusta hablar sin conocimiento de causa/consecuencia y tras lo enriquecedor que supuso el visionado de 'Los amantes del círculo polar ártico' (id, 1998) y 'Lucía y el sexo' (id, 2001), ha existido en mí cierto apetito latente y perdurable por el resto de su filmografía. Ya saben ustedes, lectores, de mi animadversión hacia el empacho; ya sea sentimental, carnal, alimenticio o audiovisual. Cayó 'Tierra' (id, 1996) en un tiempo y un espacio poco propicios pero no endosaré la culpa a las circunstancias por no gustarme. Perdónenme por no extenderme en vituperios pero el único motivo por el que dicha obra no caló en mi fue el nivel de irritación al que me hizo llegar. Como siempre que intento excusarme en una crítica, suelto un "me gusta el fondo pero no la forma" o un "me gusta el fin pero no los medios" y me quedo tan pacho. Algo he de alegar a favor de ella: Carmelo Gómez. Sensacional. Guapísimo. Cayó 'Vacas' (id, 1992) en un tiempo y un espacio menos propicios aún pero la coyuntura espacio-temporal, esta vez, no se correspondió con mi percepción de la ópera prima de Medem: ¡menuda delicia! En este caso, fondo y forma hacen el amor de tal manera que acabas enamorado de Carmelo Gómez -otra vez-, Ana Torrent y Emma Suárez. Hablo desde mi total ignorancia sobre la literatura latinoamericana pero ¿podría considerarse 'Vacas' como realismo mágico? El hecho de que Carmelo Gómez de vida a tres generaciones es un probable exponente del tiempo estático. El triángulo formado entre el abuelo y dos de sus nietos -vecinos y hermanos biológicos por parte de padre- cautiva y permite además no sentir repudio hacia el creciente amor entre dos hermanos destinados a repetir la historia de sus padres: la huida como salvación. Dos frases de la película para despedirme:

"Siempre que quiero pensar en alguien, pienso en ti"
"Agárrame fuerte, dime algo al oído"