Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

miércoles, 22 de junio de 2016

Las joyas de nuestra corona


Se avisará pertinentemente a lo largo del texto de los spoilers de Vis a vis y El Ministerio del Tiempo | Hablemos de ficción. Española para más inri. Televisiva. De aquella que rompió moldes y esquemas en 2015. De aquella que demostró que sus episodios piloto no eran flor de un día ni tampoco lo serían sus temporadas debut. Se ganaron la corona de laurel en forma de segunda temporada: El Ministerio del Tiempo y Vis A Vis. No hablo con los números de audiencia en mente pues no (se) haría justicia a dos de los productos españoles en materia de ficción más arriesgados de los últimos años. Tan solo hay que remitirse a la fatídica noticia del pasado viernes: la no renovación de VaV. Eufemismos. Sí, voy a tirar de hipérbole. Es necesario. Una sinopsis breve y escueta perjudicaría a ambas. ¿Cómo definir El Ministerio del Tiempo sin que el potencial espectador -tú- frunza el ceño, desvíe la mirada y grite a los cuatro vientos que las series españolas son un mojón? O peor, ¡que nos salga whovian! Vamos, fan fatal de Doctor Who. El Ministerio también tiene una legión de fanáticos: los "ministéricos", ¡chúpate esa, Shakespeare!

Hace más de un mes, estudiando Información en radio me topé con una definición radiofónica que encajaba a la perfección con el espíritu de la serie de Televisión Española. Decía que un programa especializado cultural debía ser una mezcla de historia, academicismo y anécdota. ¡Eso es El Ministerio del Tiempo! Súmenle un poquito de ciencia ficción (sin ella, no habría premisa ni habría serie), humor (de todo tipo), drama (a veces dramón, no quiero mirar a nadie, Amelia, ejem, Julián) y sobre todo personajes. He aquí la clave de ambas series: los personajes. Poquitos protagonistas (para ser una serie española se debe contar con repartos multitudinarios y archiconocidos. Sí, tú, La Embajada) pero exquisitamente escritos. E interpretados. Hubo actores que nunca estuvieron mejor: Hugo Silva. Otros que ya habiendo demostrado su valía, la reafirman: Aura Garrido. Y otros que son un descubrimiento en su cambio de registro a pesar de llevar toda la vida en nuestros televisores: Nacho Fresneda. Esto además dignifica y hace necesario el papel de secundario. Secundarios que en ambas ficciones a veces han cobrado mayor protagonismo como recompensa. La serie de La 1 contó solamente con ocho episodios en su primer año y su carácter autoconclusivo (*) era un buen cartel de presentación ante su segundo asalto en 2016. 

(*) ¿Os dan pereza las "series de casos"? A mí también aunque Fringe sea la serie con la que perdí el virgo de la adicción seriéfila. El Ministerio no es una simple serie de casos. Sí, en cada capítulo la patrulla se embarca en una misión pero ahí acaba el carácter autoconclusivo. La manera de presentar los casos es siempre diferente. También de abordarlos. Por no hablar de que cada episodio abraza un género distinto dependiendo de los personajes o época involucrados.


Por su parte, Vis A Vis -la sorpresa mayúscula pues se intuía que El Ministerio iba a ser buena- demostró no sólo contar con un pilotazo -me desarmó todos y cada uno de los prejuicios- sino en el segundo episodio demostró que aquello era otra cosa. Que no era Orange is the new black sino más bien una Breaking Bad con el acelerador machacado desde el minuto cero. Una propuesta firme. La escena del garaje. La compra tirada en el asfalto. ¿Recuerdan? Matar personajes nunca sentó tan bien a una serie de televisión española. No contemos aquellas muertes producidas por el abandono de los actores. No, eso no cuenta. Vis A Vis quemó trama y más de la debida en sus primeros once episodios. Nunca hubo freno. Aviso, spoilers. Tanto que las protagonistas acabaron fuera de Cruz del Sur. Los cliffhangers siempre han sido un arma de doble filo y a veces pueden tornarse en tu contra si no los resuelves de manera "satisfactoria", es decir, no tomarle el pelo al espectador con trucos de baratillo. No lo hizo. No hubo un "6 meses después..." con flashbacks (ay, El Internado, cuántas oportunidades desperdiciaste).  Pero si hay algo que Vis A Vis hace muy bien es "mimar" a sus personajes; nunca se olvida de ellos aunque la trama reviente. Vaya que si revienta. Leopoldo (Carlos Hipólito) y Encarna (María Salgueiro), los Walter y Skyler White cañís, están muertos. Por culpa de su hija. Bueno, y de la zorra de Zulema. Fin spoilers. Una Najwa Nimri que no solo pasará a la historia del cine español por ser la musa de los 90 y 00 sino también de la televisión. 

Para más inri, ambas series se han atrevido a construir personajes femeninos homosexuales sin caer en el estereotipo de la comedia -la camionera- o el drama -la villana o la profesional frustrada que no tiene tiempo para tener vida sexual-amorosa(*). Irene Larra (Cayetana Guillén Cuervo), Susana Torres (Mar Saura), Macarena Ferreiro (Maggie Civantos), La Rizos (Berta Vázquez) y Saray (Alba Flores) son personajes no definidos por su orientación sexual -¿Macarena es bisexual?- y aunque a veces ésto se interponga en la trama -Saray obligada a casarse con un hombre-, su conflicto con su orientación sexual no es la mecha de la trama, tan sólo la de Macarena al sentirse atraída por una mujer cuando toda su vida había estado con hombres. También la homosexualidad masculina, aunque en muy segundo plano, ha sido una constante en ambas series ya sea a través de personajes secundarios o menciones. La reivindicación LGTB siempre ahí. Por no hablar de la reivindicación feminista, ya sea en un ministerio o una cárcel en el que la mujer manda, se revela contra el heteropatriarcado e incluso la violación. En las segundas temporadas de ambas series se producen violaciones o intentos de violación de un hombre a otra mujer.

(*)Vale. Sí. Susana Torres cae un poquito en el cliché. 

¿Y el tempo? ¿El ritmo? Uno de los grandes lastres de nuestra ficción es la duración. Sí, continuamos quejándonos. Setenta minutos es demasiado independientemente de la serie en España. Claro, que HBO se marca episodios de una hora y tan ricamente. Pero no podemos caer en la tentación de caer en la barata comparación. Dicen que en Italia las series duran hora y media sin anuncios. Eh, Acusados (Telecinco) tuvo episodios de análogo metraje. Sin embargo El Ministerio y VaV hacen del pormenor, una virtud. ¿Cuántas series pueden presumir de marcarse "capitulazos" de vez en cuando y siempre lograr que los episodios se pasen en un suspiro? 


Algo que también ha hermanado durante su segundo asalto a ambas ha sido concebir sus nuevas temporadas en dos mitades, marcándose así capítulos-evento. Con dispares resultados numérica y creativamente pero el arrojo es siempre una virtud. En el caso de la serie de La 1, el capítulo-evento de dos entregas presentó -en mi opinión- una de las historias menos atractivas como caso de la semana: los últimos de Filipinas. Aviso, spoilers. La vuelta de Julián (Rodolfo Sancho) no se presentaba muy a su favor después de ganarse el fervor del público un magnífico Hugo Silva. Pero de nuevo, un contratiempo (Sancho debía grabar la 1ª temporada de Mar de plástico) se convirtió en una gran baza. Pacino revolucionó el personal. Agitó la dupla romántica Amelia-Julián y se "cargó" una trama demasiado intensa: el pasado-futuro de la protagonista femenina. La vuelta de Julián animó aún más el cotarro y la interacción con personajes como Felipe V no hubiese sido la misma si hubiese estado Pacino (que a su vez no hubiese levantado las mismas pasiones Julián con el mariscal de Napoleón). El momento de Amelia preguntádose dónde estaba su tumba es el mejor exponente de ello. La presencia-ausencia de ambos personajes otorgó mayor capa de intensidad y corazón tanto a la serie como a los personajes a su alrededor. Fin spoilers.

El mayor escollo al que ha tenido que enfrentarse VaV ha sido la decisión de cortar por lo sano y finiquitar la trama Breaking Bad tras siete episodios. No daba para más tampoco. Fueron listos y prepararon el terreno para la nueva gran trama del exterior relacionada con el interior. Aviso, spoilers. Desconozco si fueron los guionistas o Carlos Hipólito quien tomó la decisión de bajarse del barco pero se despidió por todo lo alto. Fin spoilersVaV fue la mejor VaV en el 2.06 y 2.07. Corría el peligro, eso sí, de caer en el síndrome-Homeland cuando en el 2.04  la serie de Showtime hizo-lo-que-hizo. Hay quienes acusan de bajón la segunda mitad de VaV, no lo comparto. Además, había que preparar el terreno para el 2.11, el mejor capítulo de la serie hasta la fecha. 


Tan sólo hay que extender el radio de miras para comprobar la repercusión, por nimia que sea, de ambas series en el panorama nacional... e internacional. Vis A Vis se ha convertido en la primera serie española en ser emitida en abierto en Inglaterra bajo el nombre de Locked Up (*) mientras NBC ha dado luz verde a una serie con odiosas comparaciones a El Ministerio llamada Timeless. No digo que el movimiento de NBC sea malo, ¡todo lo contrario! ¿Cuántas veces la ficción nacional se ha fijado en productos extranjeros? Si de Vis a Vis se dice que copió la fórmula de Orange is the new black -la premisa, algo reconocido por el propio Álex Pina-, de El Ministerio se dice que bebe de Doctor Who. Mientras un guionista parta del estereotipo y no acabe en él..., aquí lo mismo. Ambas series han tomado como base premisas de otras pero lo que han construido ha sido algo único y sobre todo con identidad española, muy española. A ver si en Orange se van a topar con mujeres cantando sevillanas. O a Zulema arrancándose por sinfonías o nanas. O a La Rizos marcándose un rap como declaración de amor. 

(*) Gran Hotel llegó a Reino Unido pero a Sky Arts. Cierto es que solo fue emitido en televisión el 1x01 de Vis A Vis, el resto de episodios están disponibles a la carta en su página web.

Vis A Vis merecía el tercer grado. Confiemos en que El Ministerio sea reelegido por otra legislatura. Por cierto, oda a Carlos Hipólito quien con menos de dos semanas de diferencias apareció en ambas series además de ser la voz en off de Cuéntame cómo paso.


Esperemos que El Ministerio no acabe como Felipe II o Vis A Vis...