Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

domingo, 14 de mayo de 2017

El órdago de 'Sé Quién Eres' que gripó su motor

Final del episodio 9: éste podría ser fácilmente el cenit de Sé Quién Eres
Sé Quién Eres acaba de finalizar en Telecinco tras la emisión ininterrumpida de su única temporada de 16 episodios con una audiencia más que estable, Las chicas del cable acaba de aterrizar en Netflix como su primera producción de ficción en España, La casa de papel se estrenó el pasado martes 2 de mayo con más de 4 millones de espectadores en Antena 3 (*) , el favor (¿exacerbado?) de la crítica especializada y un equipo responsable como aval (procedentes de Vis a vis), y TVE está a punto de estrenar la (ya) tercera temporada de El Ministerio del Tiempo, posible gracias a un acuerdo de colaboración con Netflix sobre sus derechos. Cuatro series que (para bien y para mal) están dando de qué hablar y eso es siempre positivo en nuestra ficción televisiva. Hoy hablaré de Sé Quién Eres.

(*) Con resbalón de audiencia en el segundo episodio. Más de un millón de espectadores se ha dejado por el camino en una semana. Hubo trampa: el estreno de la serie tuvo como telononera a una semifinal de Champions con doble sabor madrileño.

Al promocionar por enésima vez el inminente estreno de Sé Quién Eres a principios de año (habían sido varios los amagos de sacarla del cajón desde que empezó a grabarse en verano de 2015), a los de Telecinco se les ocurrió la idea de rememorar los tiempos de Twin Peaks y hermanar ambas ficciones: comparar el evento que supuso la ficción estadouniense de David Lynch en 1990 y el evento que se deseaba que fuese la ficción española de Pau Freixas en 2017. Por partes: tras la emisión del último capítulo de la primera temporada de Twin Peaks (por lo visto, Telecinco había prometido la resolución del misterio: el icónico "¿Quién mató a Laura Palmer?"), la centralita de la cadena se colapsó con llamadas de espectadores defraudados (*). Aquí la prueba en El País. Telecinco supuestamente quería curarse de espanto y es por ello que no quería atreverse a emitir el final de la primera temporada de Sé Quién Eres y montar semejante revuelo al de Palmer. Inicialmente se había contado que Sé Quién Eres contaría con dos temporadas, cada una de diez episodios (***). Pero más tarde se decidió solapar ambas temporadas, reducir el número de entregas a dieciséis y emitir la serie del tirón para evitar -ejem, ejem- el colapso de las centralitas (ahora twitter) de Telecinco. Más allá de mi incredulidad ante tal respeto por el espectador (*), es de agradecer su programación sin parón alguno. Las horas intempestivas son otro cantar.

(*) Algo que Antena 3 tenía la manía de hacer con El Internado anunciando los finales de temporada como finales de serie.
(**) El Príncipe pasó de los 6.290.000 espectadores (33,3%) del final de su primera temporada a los 4.883.000 (24,7%) del estreno de la segunda tras once meses de parón.
(***) La misma planificación llevada a cabo con La verdad, una de las series que Telecinco tiene en recámara. Parece que la próxima en desempolvar será Perdóname señor, miniserie de ocho episodios protagonizada por Paz Vega. Una mezcla entre El Príncipe y El Niño que no huele muy bien.

El bienmalavenido matrimonio Elías-Castro
Pero al César lo que es del César: Sé Quién Eres ha conseguido mantener una audiencia fiel de más de 2 millones de espectadores a lo largo de quince semanas, independientemente de la oferta del resto de las cadenas (la tercera temporada de Allí abajo de Antena 3). En mi caso, la he estado viendo gracias a HBO España al tenerla en catálogo en menos de 24 horas tras su emisión original. Pero aquí importa qué serie ha sido al final Sé Quién Eres, no sus números. Tras ver sus dos primeros episodios, escribí entusiasmado sobre ella: una digna heredera del mejor thriller (y culebrón cañí) de Motivos Personales y Acusados, una serie cuasi de autor, un misterio capaz de soportar la hora y cuarto de duración por episodio y unos personajes con la moral y los escrúpulos en stand by. La originaria primera temporada de la serie (o sea, sus diez primeros episodios) supone ya no sólo un entretenimiento de primera sino que por momentos es una serie de calidad de la que presumir como exportación.

A partir de aquí, spoilers | A Sé Quién Eres no le tembló en pulso en resolver el enigma de la amnesia real o fingida de su protagonista Juan Elías a los seis episodios; no le tembló el pulso a la hora de resolver el gran misterio central en un prologando (y efectivo, aprovechado) flashback durante el inicio del décimo capítulo; tampoco le tembló el pulso en resolver la identidad del topo entre las bambalinas de la ley, ni en retratar un matrimonio tan bien-mal avenido como el de Juan Elías y Alicia Castro (con una escena de sexo un tanto turbia en el hotel o ella dispuesta a tirar un cadáver por su amnésico marido) o abrazar por momentos el romanticismo heroico del villano Elías y su antigua amante -Eva Durán- para echarlo por tierra y empantanarlo hasta límites insospechados. Simultáneamente, la ficción tenía un ritmo frenético (siempre un giro, siempre una nueva pista) pero también se tomaba su tiempo para desarrollar a todos y cada uno de sus personajes y sus dilemas (Giralt y su marido fallecido es un ejemplo, el no querer volver a casa y refugiarse en el trabajo).

Aviso, spoilers de Homeland | Pero algo se torció con el cliffhanger con el que se despidió el décimo episodio, aquel que los señores de Telecinco no querían dejar en suspenso/suspense durante un año. Resuelto el enigma de Ana Saura (un whodunit entretenidísimo y bien hilado), se abrían dos nuevos enigmas: ¿Quién ha apuñalado a Alicia Castro? y ¿qué pasará con Ana Saura en cautiverio? Algo valiente hay en el traspase del décimo al undécimo episodio pues la serie muda radicalmente de piel, cambia su status quo (*). Sé Quién Eres ya no es una ficción devota al whodunit (aliñado con drama familiar-legal) sino una especie de drama psicológico. Durante el traspase, la serie perdió el encanto y Juan Elías y Ana Saura dejaron de ser tan interesantes. Lo mismo que le pasó a Homeland una vez resolvió el enigma sobre el ambiguo Nicholas Brody e incluso se le convirtió en doble agente. La gran baza de ambas series era la ambigüedad, el inflamable juego del gato y el ratón. Si el gran enigma concerniente a Ana Saura se resolvió en unos tempos imprevistos (9 episodios), los enigmas menores protagonistas de los últimos seis episodios sí han sufrido la demora: ¿importaba tanto a caso la identidad del atacante de la jueza Castro como para liar la perdiz hasta casi el último respiro de la serie? (**).

(*) Vis a vis también cambió de status quo en el ecuador de su segunda temporada tras -spoilers- el asesinato de los padres de Macarena y del Sirio. De este modo se dio carpetazo a la trama de la venganza entre familias a costa de un tesoro. Aquel salto al vacío por parte de los guionistas regaló, contra todo pronóstico, un maravilloso episodio como el 2x11 gracias al nuevo arco argumental con Zulema como protagonista absoluta. Un as bajo la manga preparado progresivamente desde el 2x01.
(**) El último giro de guion revela que Juan Elías no intentó matar a su mujer Alicia Castro pero sí tenía la intención de hacerlo e incluso presenció cómo Sergio Mur se le adelantaba. Funciona como punch emocional y encima sirve para justificar el destino macabro reservado a Eva Durán, su muerte a manos de su examante. 

Eva Durán (Aida Folch) ha sido el 'corazón' de la serie
Por otra parte, la situación de Ana Saura se prologa en demasía (sirve para que Pol abrace por momentos la villanía de su padre, reticente a ello previamente), agotando el momentum que podría haber supuesto el regreso al mundo de los muertos de la chica desaparecida. Da la sensación de que el epílogo de seis episodios funcionaba más sobre el papel que en su ejecución. En última instancia, el punto y final al misterio de Ana Saura (la ambición le lleva a encubrir a su secuestrador) se ve eclipsado por el de Alicia Castro. Muchas idas y venidas (que si Sergio Mur es el atacante de Alicia Castro, que si Sergio Mur es diestro o ambidiestro, que si el atacante resulta ser el padre de Sergio Mur, que si Sergio Mur acaba confesando que él sí la apuñaló. Tres cuartos de lo mismo con el secuestro de Julieta a cargo de Heredia), muchos personajes olvidados (David, Giralt) o desaparecidos durante episodios (Eva Durán,el 'corazón' de la serie, o Marta Hess) en favor de nuevos (Martín Barros) e incluso tramas que se quedaron en el tintero (el hermano gemelo de Pol).

La serie incluso pierde cierta calidad visual en los últimos seis episodios en los que pasan tantas cosas por minuto que al final no dejan huella. Sí, me parece valiente que los "malos" acaben ganando la partida (*)  y se reafirme la corrupción de la familia Elías-Castro-Saura, capaz de convivir con tantos secretos y tejemanejes pero al ser tan coherente el desenlace con la filosofía de la serie (el encubrimiento del hermano gemelo de Po, los consentidos cuernos extramaritales de Juan y Alicia, la identidad del padre de Julieta), no desencaja la mandíbula. Creo que me hubiera gustado ver aquella Sé Quién Eres de veinte episodios. Ah, que el capítulo final dure casi dos horas (exactamente una hora y cuarenta y cinco minutos) es demencial.

(*) Me viene a la mente el desenlace de Sin identidad (Antena 3) -spoilers- regalando a su antiheroína protagonista un desenlace más que satisfactorio (formando una familia) y al resto de personajes castigos más o menos duros como Amparo desterrada a su pueblo (en vez de sufrir la trata de blancas como su hermana había planificado) o Luisa negándose a sí misma una vía de escape.

martes, 2 de mayo de 2017

Lola Herrera haciendo de Lola Herrera

"Hacer de Carmen Sotillo es hacer un poco de Lola Herrera"
Sin spoilers | El único recuerdo que tenía hasta hace dos días de Lola Herrera era la serie de televisión Un paso adelante (2002-2005) cuya emisión me pilló aún en pañales pero las mil y una repeticiones de la TDT me permitieron descubrir (*) aquella ficción de Antena 3 donde la actriz daba vida a Carmen Arranz, directora de la academia de baile. Cierto es que Lola Herrera participó durante 2010 en aquel bochornoso remake de Las chicas de oro (a cargo de Televisión Española y José Luis Moreno) junto a Concha Velasco, Carmen Maura y Alicia Hermida. Lo que menos iba a esperar es que me sorprendiera y gustase tanto una película protagonizada por Lola Herrera haciendo de Lola Herrera... y de Carmen Sotillo (la protagonista de Cinco horas con Mario de Miguel Delibes). El título es Función de noche, data de 1981 (año de Patrimonio nacional de Berlanga, Bodas de sangre de Saura o El crack de Garci) y fue dirigida por una mujer: Josefina Molina, también directora de la serie de televisión Teresa de Jesús protagonizada por Concha Velasco.

(*) Gracias a la TDT pude ver Motivos personales a razón de un episodio por día.

Lo que más me gusta de Función de noche es la ardua tarea que supone enmarcarla en un solo género: ¿se trata de un documental? ¿De un falso documental? ¿Es teatro (*) con alguna pincelada del séptimo arte? ¿Qué tiene de verdad y qué tiene de ficción? ¿En qué momento Lola Herrera hace de Lola Herrera, de Carmen Sotillo o de una versión ficticia de Lola Herrera atrapada por su ficticia Carmen Sotillo? Ya no sólo me parece una propuesta transgresora en la multitud de géneros cinematográficos que pueda albergar sino en su forma (la digresión de las coordenadas espacio-temporales) y su fondo: un matrimonio roto capaz -después de quince años- de abrirse en canal, diseccionar un cadáver (su amor pero también una sociedad y una generación, productos de la posguerra) y hablar de sexo, de infidelidades, de orgasmos fingidos (el mayor engaño que Herrera confiesa haberse hecho a sí misma), de orgasmos nunca alcanzados. 

(*) El corazón de la película es el tú a tú de Lola Herrera y Daniel Dicenta en el camerino de ella.



La película ciertamente tiene una lectura de género. Es el relato de una mujer de 45 años que ve cómo el haber vivido según los cánones tradicionales (como hija, como madre, como esposa, como amante) sólo le ha reportado insatisfacción, infelicidad ("¿Qué se puede hacer cuando a uno no le gusta su propia vida?") e incluso no amar verdaderamente. Dicho rasgo transgresor de la película es reflejado en una confesión de ella: "Yo... los hijos han llegado a ser una carga para mí. Una carga maravillosa pero carga"(*). Herrera es una mujer inmersa en una crisis de identidad. Una mujer que siempre ha estado para los demás (desde niña) pero nunca para sí misma. Una mujer en búsqueda de soluciones. Cuidado, ligeros spoilers: Y todo por un desmayo de la intérprete mientras se mete en la piel de Carmen Sotillo durante la función de Cinco horas con Mario. La actriz empieza a identificarse con una mujer de ficción. Un desmayo, para más inri, que no es mostrado hasta casi al final de la película debido al jugueteo con las líneas temporales. Fin spoilers.

(*) Un tabú -el quejarse de la maternidad- que a día de hoy continúa vigente. Tan sólo que hay ver la polvareda que levantaron las declaraciones de la periodista Samanta Villar a principios de año.

En un momento dado de la película, Lola Herrera se queja del mal estado de los camerinos en los teatros, a lo que Daniel Dicenta (su exmarido) le responde: "Ya sabes este país lo maravilloso que es". Mariano José de Larra decía lo siguiente: "«En este país...», ésta es la frase que todos repetimos a porfía, frase que sirve de clave para toda clase de explicaciones, cualquiera que sea la cosa que a nuestros ojos choque en mal sentido. «¿Qué quiere usted?» -decimos-, «¡en este país!» Cualquier acontecimiento desagradable que nos suceda, creemos explicarle perfectamente con la frasecilla: «¡Cosas de este país!», que con vanidad pronunciamos y sin pudor alguno repetimos". Por cierto, la película está disponible en YouTube. Y dura menos de noventa minutos. Dos apuntes para despedirme:
  1. Otro enlace: El País haciéndose eco de Función de nocheSirve como explicación del largometraje.
  2. Una frase de Estudios sobre el amor de José Ortega y Gasset: "Cada época posee su estilo de amar".