(Spoilers hasta el 2x02) Pongámonos en antecedentes. Homeland se despidió el pasado
diciembre cerrando una primera temporada ejemplar en la que sus guionistas
consiguieron mantener la tensión y el pulso narrativo desde su primer episodio
hasta el último y dibujar unos personajes que siempre oscilaban en una larga escala
de grises, cumpliendo las expectativas e incluso superándolas. (¿Alguien se
esperaba una relación tan directa y enfermiza entre los protagonistas?) El
1x13, titulado ‘Marine One’, nos desveló casi todos los misterios planteados a
lo largo de la temporada y supuso una especie de reinicio argumental con Carrie
sometiéndose a un electroshock y Brody fallando la misión que Abu Nazir le
encomendó.
Sin embargo para muchos espectadores, el punto y aparte de
la trama supuso un acto de cobardía e incluso vergonzante por parte de los
guionistas al no llevarse a cabo el asesinato del presidente. En mi opinión,
creo que no existía una mejor manera de salir airosos de la renovación de la
serie, además de resultar casi inconcebible una segunda temporada sin la
presencia del marine. La verdadera esencia de la serie radica en la relación
entre Carrie y Brody y su tan estimulante juego del gato y el ratón por encima
de ataques terroristas, topos en la CIA y dramas familiares.
Tras la ‘season finale’
y la ‘season premiere’ muchas fueron las preguntas que quedaron en el
aire referentes al argumento (¿Volverá Carrie a la CIA?, ¿Cuál será el
siguiente paso de Abu Nazir?, ¿Quién es el topo de la CIA?) pero lo que
realmente importa es si Homeland será
capaz de superarse así misma tras perder el factor sorpresa y poner
absolutamente todas las cartas sobre la mesa. La ambigüedad del personaje de
Nicholas ha desaparecido y de momento el espectador cree que conoce el pasado y
las motivaciones de los personajes a excepción del enigmático Saul, por supuesto.
De todos modos, la reducción
del “factor misterio” no ha implicado por el momento la pérdida de
brillantez en el relato. Tras los dos primeros capítulos de la temporada, el
espectador ha sido testigo de las dudas de Brody a cerca de su vinculación al
terrorismo islamista tras el asesinato de Walker, su compañero de misión; la
relación cada vez más estrecha entre el ex-marine y su hija Dana; la progresiva
introducción de Jessica en el mundo político; una visión del Beirut caótico y
peligroso y los vaivenes emocionales (ya presentes en la
recta final de la anterior temporada) de Carrie, quien se cuestiona
constantemente si lo presenciado es real o no. Por otra parte, creo que ha sido acertadísimo que Jessica haya descubierto la conversión de su marido al islam. Acertadísimo.
Carrie: Why did you stop calling, Saul? |