Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».

jueves, 22 de mayo de 2014

Crónica de una muerte anunciada

Sin spoilers | El sarcasmo en el título: 'Hermosa Juventud' (Jaime Rosales, 2014). Pasé el día de ayer reflexionando a cerca de la necesidad de escribir sobre una película tan pegada al presente. Cuando se dice que la realidad supera a la ficción, obras como ésta cobran una mayor dimensión. El golpe sobre la mesa que da es de un estruendo tan real que duele en las propias carnes. Me recordó a 'La Herida' (Fernando Franco, 2013) en cuanto a la ausencia de una estructura narrativa predeterminada y el alejamiento subjetivo del director. Visionar este tipo de películas es un premeditado ejercicio de remover conciencias y entrañas. Lo que Rosales se dedica a hacer durante más de hora y media de metraje es diseccionar un cadáver: la juventud española del siglo XXI. Huele mal. Muy mal. Pero alguien tiene que encargarse de descubrir qué o quién ha matado a dicho sujeto.

Ingrid García -una mezcla entre Aura Garrido y Esmeralda Moya- y Carlos Rodríguez dan vida a Natalia y Carlos respectivamente, una muy joven pareja sin estudios ni trabajo que debe torear la crisis económica y una situación familiar delicada en un distrito obrero de la capital. Ni-nis que perfectamente podríamos ser nosotros mismos. O nuestros vecinos, amigos, primos o ex-compañeros de instituto. La escena que más me conmovió posiblemente pase desapercibida para el resto de los espectadores pero observar a Dolores -la madre de Natalia- planchar la ropa en el salón y regañar a su hijo adolescente de quince años por no ordenar su habitación y lavar los platos es un espejo de las mujeres de mi familia. La conmoción se intercala con el enfado pues muchas de las situaciones y escenas reflejan a mi yo adolescente que no quería estudiar y se iba de botellón. 'Hermosa Juventud' muestra la nula capacidad de sacrifico de los jóvenes de hoy en día, inducidos bajo la falsa creencia de que facilidad y rapidez van dadas de la mano. La queja como única vía de escape a una realidad y una sociedad que corrompen es su desacertada filosofía de vida. Después de la queja, emerge la huida física como caballo ganador. Y se huye. Y se pierde. Tan sólo hay que ver el final del film para comprobar y corroborar la ausencia de estructura narrativa clásica y el discurso inexorable que emerge a través de las vivencias de los personajes.

Ingrid García, Carlos Rodríguez e Inma Nieto se comen la pantalla de tal manera que la traspasan. Si hubiera escrito la crítica ayer, hubiera masacrado hasta al apuntador pero como le confesé al propio Jaime Rosales, necesitaba procesar la película. Hoy reafirmo las ideas de ayer pero bajo el prisma de que 'Hermosa Juventud' es un peliculón y cumple con creces en su vertiente social. ¿Calidad? A rebosar. ¿Necesaria? Sí. ¿Complaciente? En absoluto. ¿Entretenida? No. Puede que junto a 'Stockholm' (Rodrigo Sorogoyen, 2013) y 'Los Ilusos' (Jonás Trueba, 2013), formen un tríptico sobre una generación más bien perdida.

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