Publicado originalmente en Infoactualidad el martes 15 de diciembre de 2015 | Tras la primera a proyección en el Festival Internacional de Cine de Locarno y ganar el Giraldillo de Oro del Festival de Cine Europeo de Sevilla, La academia de las musas (José Luis Guerín, 2015) ha llegado a la capital madrileña de la mano de la Fundación SGAE y Caimán Cuadernos de Cine. La premiere ha tenido dos citas en la Sala Berlanga: el pasado domingo 6 y el viernes 11 de diciembre. A esta última acudieron su director y tres de sus protagonistas. [Actualizado] En España su estreno en cines será el próximo 1 de enero de 2016. [Actualizado]
Primero fue durante el pasado mes de agosto en Suiza, cuando se mostró en primicia la última película de José Luis Guerín en el Festival Internacional de Cine de Locarno; después durante noviembre en Sevilla en el Festival de Cine Europeo -haciéndose con el Giraldillo de Oro a Mejor Película, siendo ésta la primera vez que lo consigue una producción española- y finalmente en Madrid gracias al ciclo ‘Cine Español en Festivales Internacionales’, organizado por la Fundación SGAE y Caimán Cuadernos de Cine entre el 3 y el 11 de diciembre en la Sala Berlanga. El visionado de La academia de las musas sirvió como clausura al ciclo al que acudieron el director y los actores -no profesionales- Raffaele Pinto, Rosa Delor Muns y Mireia Iniesta.
Primero fue durante el pasado mes de agosto en Suiza, cuando se mostró en primicia la última película de José Luis Guerín en el Festival Internacional de Cine de Locarno; después durante noviembre en Sevilla en el Festival de Cine Europeo -haciéndose con el Giraldillo de Oro a Mejor Película, siendo ésta la primera vez que lo consigue una producción española- y finalmente en Madrid gracias al ciclo ‘Cine Español en Festivales Internacionales’, organizado por la Fundación SGAE y Caimán Cuadernos de Cine entre el 3 y el 11 de diciembre en la Sala Berlanga. El visionado de La academia de las musas sirvió como clausura al ciclo al que acudieron el director y los actores -no profesionales- Raffaele Pinto, Rosa Delor Muns y Mireia Iniesta.
A pesar de su envoltorio documental -Guerín tiene ocho documentales en su haber- La academia de las musas (id, 2015) es ficción en todo momento, una cinta cuyo punto de inicio es un seminario de poesía impartido por un profesor italiano (Raffaele Pinto) en la Universidad de Barcelona cuyas ideas sobre las musas -en especial la Beatrice de la Divina Comedia de Dante- propician debates sobre la diferencia entre el amor, la pasión y la atracción social. El lenguaje y el deseo se erigen como los pilares temáticos. Las musas a las que el título hace referencia son también las alumnas de este docente de filología entre las que se encuentra su propia mujer (Rosa Delor Muns) y la “musa mala” (Mireia Iniesta), nomenclatura dada por el propio cineasta barcelonés. Castellano, catalán e italiano confluyen en sus conversaciones a lo largo de hora y media de duración.
Cuenta el barcelonés que La academia de las musas “es una película realizada en solitario técnicamente” que paradójicamente es la que con mayor participación ha contado. Es más, considera a sus ‘actores’ como coguionistas y dialoguistas. En cuanto a la ambigüedad formal que pueda suscitar su último proyecto, Guerín insiste en que “es una película de ficción”; motivo por el que ha rechazado participar en grandes festivales de documentales. Eso sí, está seguro de que no podría haber hecho está película sin su experiencia en dicho lenguaje audiovisual: “Si la película hubiera sido un documental, estaría más limitado a la justicia. La ficción tiene más puertas” (sic). En su opinión, sólo el cine podía hacer creíble una idea no tan verosímil como la de La academia de las musas.
Una de sus protagonistas, Mireia Iniesta, también quiere dejar muy claro que es ficción: “no ha quedado ni rastro de nuestros yoes después del montaje, no hay nada que se aleje más de la realidad”. El protagonista masculino Raffaele Pinto, sin embargo, considera obsoleto distinguir entre ficción o realidad, haciendo alusión al deseo del elenco de crear personajes, de jugar a ser actores. “No todos los directores como José Luis Guerín son tan geniales para liberar la pulsión fabuladora”, sentencia el también filólogo en la vida real. El primer contacto que tuvo el director de cine con Raffaele Pinto fue una edición que hizo de La vida nueva de Dante, la cual le inspiró a hacer En la ciudad de Sylvia (id, 2007). Y ya posteriormente le conocería en persona.
El proceso de creación
El proceso de creación
La academia de las musas es una película hecha poco a poco sin pretensión, según su máximo responsable. Es más, en un principió pensó que la historia encajaría más apropiadamente en el cortometraje, sin embargo al final resultó no sólo ser un largometraje, sino una película muy cerrada. Desde Tren de sombras (id, 1997), Guerín acostumbra a fraccionar el rodaje, lo que posibilita que no haya un guion cerrado: “En el montaje descubro el significado de lo que he grabado”. El barcelonés entiende cada vez menos el cine que sermonea, él es más amigo del que hace descubrir. ¿El por qué de la ausencia de patrocinio? No tiene que dar explicaciones a nadie, ni televisiones ni instituciones: “Si no sale nada, no sale nada” (sic).
Guerín afirma no haber evocado conscientemente su imaginario cinéfilo en el momento de filmar aunque quizás sí en el montaje con George Cukor (My Fair Lady) y Roberto Rossellini en mente.
La musa sin sinopsis
La musa sin sinopsis
La labor de Guerín, como cineasta en La academia de las musas, ha sido problematizar el discurso unidireccional en el aula en otras escenas fuera de ella. “¿Qué pasa en el ámbito doméstico entre el profesor y su esposa?”, pregunta retóricamente. A la hora de filmar, al director no le gusta “condenar a los personajes de forma grosera”. Para él, el mal del cine español es el maniqueísmo de sus personajes: “El malo es muy malo”. Es por ello que quería apostar por un relato y un retrato sujetos a la complejidad, la ambigüedad y especialmente a la pulcritud (de la palabra, protagonista al fin y al cabo de la película). El director afirma haber sido un “pulcro” cronista de lo que acontece, no querer condenar a los personajes con la música, por ejemplo, “el espectador no sabe la historia hasta el final, yo tampoco. Descubría la película en el momento de la filmación”.
En el fondo, La academia de las musas trata del verbo: “La palabra dicha es muy distinta a la escrita”, sentencia el cineasta barcelonés, comentando también la tensión entre lo que se dice y se siente. También quería hablar de relaciones de poder, seducción, deseo y celos en una sociedad como la de esta ficticia academia, aunque muestra reticencia a la hora de ofrecer una sinopsis de su película: “En el cine importa mucho más el cómo que el qué”.
A Guerín le interesa más la emoción, no la corrección. Es por ello que no ve problema alguno en filmar a dos mujeres discutiendo por un hombre: “¿Por qué no?” (sic), pregunta retóricamente de nuevo. Él opta por la verdad de los personajes.
En definitiva, La academia de las musas no sólo es una consecuencia de la tecnología moderna (el director ha filmado con una cámara “como la de un turista”, revela) sino también una película hija de la crisis, una hosquedad que no ha querido ocultar bajo la máxima de Adolf Loos: “¡Qué bello es el bronce cuando no intentaimitar eloro!”. A colación: “En el cine español hay mucho nuevo rico”, comenta Guerín con respecto a aquellos que quieren dotar de apariencia de superproducciones a películas de bajo presupuesto.
La academia de las musas ya tiene fecha de estreno en España: viernes 1 de enero de 2016. Donde no tiene es en Estados Unidos donde incluso en Indiewire se preguntan el porqué aunque sí se estrenará en las grandes pantallas de Francia y Japón.
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