El periodista Brian Reed entrevista a un horólogo en el podcast «S-Town» |
Apaga el televisor y enciende tu transistor
y siente unas cosquillitas por los pies.
«Sólo se vive una vez» – Azúcar Moreno
y siente unas cosquillitas por los pies.
«Sólo se vive una vez» – Azúcar Moreno
Las siete únicas entregas de las que consta S-Town fueron estrenadas el 28 de marzo de 2017, sin apenas promoción y todas ellas de golpe, á-la-Netflix. En cuatro días rompió todo récord: diez millones de descargas. ¿Su máximo responsable? El productor Brian Reed, procedente de otro programa de radio periodístico como Serial, cuya primera temporada en otoño de 2014 también puso «patas arriba» el podcasting mundial, ganándose incluso una parodia en el legendario programa de televisión Saturday Night Live.
Si para
empujar a las personas a que «sintonizaran» Serial,
bastaba con disparar su premisa (una periodista reabre tras 15 años un caso de
asesinato cuyo culpable encarcelado podría ser inocente), resulta compleja esta
tarea con su inesperada sucesora, S-Town,
aunque su punto de partida sea exactamente el mismo.
Mientras
que en 2014 fue la periodista Sarah Koenig quien semanalmente aireó por las
ondas su investigación sobre el asesinato de una adolescente en Baltimore, en
2017 hizo exactamente lo mismo Brian Reed con su pesquisa sobre un supuesto
asesinato que había tenido lugar en una recóndita localidad de Alabama. Koenig
se agarró a los testimonios del presunto culpable del asesinato, Adnan Syed.
Reed se aferró a los de su excéntrico confidente, John B. McLemore, el
protagonista absoluto de S-Town. Y en
ambos casos –como ya sucediera en el macabro documental televisivo The Jinx durante 2015–, la relación
profesional entre entrevistado y entrevistador choca con dos muros: el personal
y el ético-periodístico.
Sin embargo, tras sólo dos episodios, S-Town se deshace ingeniosamente de todo
aquello limítrofe al género true-crime
(un asesinato es investigado, como el de A
Sangre Fría, de Truman Capote). Durante las cinco entregas restantes se
realizará una desoladora radiografía de la sociedad de Alabama, idónea para
entender la América de Trump; del mismo modo que Serial escaneó la islamofobia tras el 11S. También se locutará una
hermosa pero a la vez dolorosa semblanza sobre un relojero anticuario «redneck» como John B. McLemore. Y todo
ello a través de los enriquecedores testimonios de sus más allegados, inclusive
del propio Reed, de otro hombre que confiesa haber visto más de cincuenta veces
la película Brokeback Mountain o de
una señora del Sur profundo de Estados Unidos que enchufa a Andrea Bocelli
cuando está de mal humor.
Benidorm inaugura la segunda temporada del programa «Radio Gaga» |
La
segunda temporada del terapéutico programa televisivo Radio Gaga (#0, de Movistar+) abre
con una viuda veraneante de Benidorm que pide a sus presentadores, Quique Peinado
y Manuel Burque, que le pinchen La vida
es bella, de Nicola Piovani. En otra entrega, Robert les cuenta que
escuchar a Beethoven, Mozart y Chopin es un bálsamo. «Pero si ahora no tengo
casa, ¿dónde puedo escuchar música?», se resigna. «Pues aquí, en Radio Gaga», le responde un afectado Peinado.
Este
imprevisible dúo dinámico se desplaza por la geografía española con su
radio-caravana para entrevistar «a calzón quitado» a gente corriente y
moliente. Una premisa tan básica que, sin embargo, conduce a una complejidad
temática, aparentemente sólo apta en la televisión de pago. El proyecto fue
descartado por Televisión Española.
En
esta nueva tanda de seis entregas, Peinado & Burque –apoyados en un equipo
mayoritariamente femenino detrás de las cámaras– han visitado Benidorm, una clínica de salud mental especializada en trastornos de conducta
alimentaria, un centro de acogida para personas sin hogar, una localidad
granadina en la que conviven conversos sufíes y hippies, ¡e incluso India!
También
se abre con sumo mimo un melón de tabúes (la enfermedad, la adicción, la vejez,
la muerte, la sexualidad, la pobreza, el islam) sin caer en la obscenidad
emocional, ayudándose del humor y del optimismo; siempre además desde unas
acertadas perspectivas de género (los testimonios son principalmente de
mujeres) y étnico-racial. Radio Gaga
se ha servido de la quintaesencia radiofónica para construir el mejor programa
de la televisión española contemporánea.
Un exindigente visita el lugar donde solía dormir en «Radio Gaga». De banda sonora, un Nocturno de Chopin. |
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