Días de radio (Woody Allen, 1987) |
(*)Género literario/cinematográfico/televisivo de no ficción en el que el autor examina un crimen real y los detalles de las acciones de personas reales. La "novela" A sangre fría de Truman Capote es una de las pioneras.
La primera temporada de Serial es de escucha obligatoria ya no sólo por lo entretenida que es -llegué a dudar en un principio si se trataba de un falso documental- sino por las repercusiones mediáticas y especialmente judiciales que tuvo y sigue teniendo dos años después. Un verdadero boom. De tal expansión que incluso fue material de especulación la relación entre su periodista Sarah Koenig y el (otro) protagonista de la historia: Adnan Syed. Una de las tantas virtudes del debut de Serial fue la "estrecha" relación entre entrevistadora y entrevistado, algo que The Jinx también perpetuó y utilizó como gancho en su sexta y última entrega con un giro de guion -más propio del cine- que desencaja la mandíbula. Las dudas de Sarah Koenig sobre el testimonio del entrevistado, aunque a veces torearan la ética profesional, era uno de los tantos elementos que enganchaban de mala manera.
Dicha conexión entre entrevistador y entrevistado también la encontré más tarde en otros dos programas de radio en el polo opuesto del true crime. Sus nombres son Death, Sex & Money y Fresh Air, presentados por Anna Sale y Terry Gross respectivamente. Se podría afirmar que el primero es deudor del segundo. La baza de ambos podcasts es la entrevista, la conversación. Con personas famosas y anónimas. Tan sencillo como eso. También es cierto que Anna Sale se "desnuda" mucho más ante sus oyentes que Terry Gross, dedicando incluso un episodio a su ahora marido y padre de su primera hija. Un pasaje anecdótico -y romántico- debido a la presencia de un senador de Estados Unidos. Gracias a ella, acabó haciéndose pública la relación sentimental entre Sarah Paulson y Holland Taylor tras entrevistar a esta última. Taylor habló de su nueva pareja sin revelar su nombre pero los medios ataron cabos y Paulson acabó confirmándolo.
Holland Taylor no es la única actriz de renombre que ha pasado por los micrófonos de Death, Sex & Money, también Jane Fonda y Ellen Burstyn, ambas en dos series de Netflix: Grace & Frankie y House of Cards respectivamente. ¿Más nombres de la televisión y el cine? Danielle Brooks y Diane Guerrero (ambas en Orange is the new black), Tituss Burgess (Unbreakable Kimmy Schmidt), Jeff Daniels, John Cameron Mitchell (en cuya entrevista habla sobre su paso por Girls), Ken Jeong (Community), Margaret Cho o Desiree Akhavan entre otras figuras como comediantes, guionistas y cantantes. Durante las entrevistas, todos ellos hablan de sus temas personales de una manera totalmente alejada del peor periodismo rosa.
Pero también hay espacio para testimonios anónimos que sirven de vehículo para abordar temas como las enfermedades mentales, el autismo, la muerte de un hijo o una pareja, el vivir solo, las experiencias cercanas a la muerte, la ausencia de sexo, la infidelidad, la relación entre los hermanos; la vida de una trabajadora sexual, la de los habitantes de Nueva Orleans diez años después del huracán Katrina o la de un director de una funeraria. Mientras que Fresh Air incide más en el aspecto profesional del entrevistado, Death, Sex & Money va más allá. Un ejemplo: Terry Gross entrevistó en agosto a Meryl Streep por Florence Foster Jenkins (Stephen Frears, 2016). Casi toda la entrevista está enfocada a la profesión de Streep, a la película pertinente y a su relación con los musicales; cierto es que Streep comenta su adolescencia pero siempre a colación de sus dotes vocales. Gross salió a la palestra la semana pasada por una inoportuna pregunta a la medallista olímpica Abby Wambach sobre su orientación sexual. [Actualización viernes 23 de septiembre] Esta semana Gross ha sido también noticia pero por algo muy distinto y más positivo: su condecoración por parte de Barack Obama con la National Humanities Medal. La locutora lleva en Fresh Air desde ni más ni menos que 1975. Lo más "gracioso" del tema es que este año también ha sido condecorado un español: el chef José Andrés.
Debido a esta oleada de podcasts desde el otro lado del charco, Prisa Radio (La Ser, Los 40 Principales) se ha apuntado a la moda con Podium Podcast. Una moda que en nuestro país -según el reportaje de Papel- no cuaja. Llegados a este punto, podríamos afirmar que en España tenemos nuestro propio Serial. ¿Su nombre? Le llamaban padre a cargo del periodista Carles Porta. Un podcast de siete entregas de 20 minutos de duración cada una que gira en torno a un tema demasiado espinoso como para -en un principio- entretener. Lo hace a pesar de todo y en su último episodio, hay una declaración muy reveladora: la de una persona que se siente culpable por todo lo ocurrido -un crimen que se extiende a lo largo de más de una década- a pesar de que el principal culpable haya sido condenado.
Le llamaban padre parece por momentos la versión radiofónica y en fascículos de Equipo de investigación (laSexta) con sus zooms incluídos. Sin embargo, obviando algún que otro recurso instrumental (*), el programa resulta entretenido si uno tiene estómago suficiente. Todos los testimonios tienen algo qué contar y dan forma a una historia que nunca abraza el sensacionalismo. Como bien dice Carles Porta en la despedida, él deja que cada espectador saque sus propias conclusiones. Él no juzga como sí hace por ejemplo Sarah Koening en la primera temporada de Serial. Lo de su segunda temporada es ya otro cantar...
(*) En vez del zoom de la imagen, aquí se emplea la repetición de un dato importante de manera "distorsionada". A veces este dato ha sido ofrecido en anteriores entregas.
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