"Don't let the name fool you" fue el lema de CBS para promocionar la tercera temporada de 'The Good Wife' cuya versión traducida al español vendría a decir: "No te dejes engañar por el nombre". Tengo cierta predilección por los títulos originales; aquellos que evocan pero no temen a la confusión, los prejuicios o el rechazo del espectador, aquellos que viven medio escondidos entre otros títulos sin personalidad y repetitivos consumidos ferozmente por la visión y la mente del ser humano, aquellos que no buscan audiencias masivas, enemigos de los blockbusters y las palomitas (de caramelo por favor). Que aburrimiento, ¡oye! Da gusto apostar por la ambigüedad y retar al espectador a descubrir el porqué de tal título; ¿Por qué (narices) John Cameron Mitchell llamó a su última película 'Rabbit Hole'? ¿Qué se fumó Diablo Cody o los mandamases creativos de Showtime para llamar a una serie 'United States of Tara'?
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'Hello I Must Be Going' tiene momentos muy inspirados, construye escenas repletas de humor incómodo, muestra la catarsis a medio gas de sus protagonistas y como buena cinta indie, hay sitio para los homenajes artísticos -el propio título es un homenaje a Groucho Marx- y una deliciosa banda sonora a cargo de Laura Veirs. Propone el eterno dilema: ¿el amor tiene edad? Parece ser que Todd Louiso es una especie de Josh Radnor, obsesionado también con el amor generacional en 'Amor y letras' ('Liberal Arts'). Dejemos que nos cuenten sus penas con tono amable y esperanzador; yo compro.
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