"El cine no es un arte que filma vida, el cine está entre el arte y la vida" - Jean-Luc Godard.Sin spoilers | De francés a francés y tiro porque me toca. Hasta ayer no había visto ninguna obra de François Ozon pero 'Dans La Maison' ('En la casa') acechaba y la sombra cada vez era más larga. Ya no hay sombra, sino asombro por el último film del parisino Ozon. Que guión más lúcido. Que juego de luces y sombras más entretenido. Drama que emociona, comedia que provoca carcajadas. 105 minutos que ponen en bandeja al espectador un reto igual de estimulante que al que se enfrentan sus personajes: no traspasar la línea entre ficción y realidad. Existe otra linea que también se bordea continuamente: la del culebrón. Sale Emmanuelle Seigner cuya belleza y dulzura hipnóticas continúan intactas desde hace veinte años en 'Bitter Moon'. Al otro lado del ring femenino está la británica Kristin Scott Thomas, acaparadora de las escenas más hilarantes.
Regla nº1 para disfrutar de 'Dans La Maison': no leer su premisa. Huid de filmaffinity, IMDb, reseñas y demás. Básicamente porque durante sus primeros minutos parece el evoltorio de un drama social con la enseñanza francesa como telón de fondo. Una visión más de 'Entre Le Murs' (Laurent Cantet, 2008), una critica social más hacia el sistema educativo. En cierto modo lo es... pero entonces hace aparición Claude y revoluciona al personal a todos los niveles. Especialmente el erótico-sexual. Es un nuevo Sol entorno al cual comenzarán a girar planetas acostumbrados a la oscuridad. Regla nº2: dejarse llevar. Caer en la tentación y saborearla.
'Dans La Maison' es arte y vida. Es el gato y el ratón. ¿Quién se come a quién? ¿La realidad a la ficción? ¿La fantasía a la crudeza? ¿El culebrón al drama? ¿El individuo solitario a la impermeable familia? ¿O viceversa?
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