Sin spoilers | Me encanta el blanco y el negro de 'Manhattan' (Woody Allen, 1979) y ahora también el de París y las praderas de 'Jules et Jim' (François Truffaut, 1961). Hasta la fecha de hoy nunca había visto alguna de las películas del cineasta francés pero, como siempre, la sombra de la cinefilia acecha y los clásicos son los clásicos; reconozco no sentir demasiada predilección por ellos pero a veces toca hacer de tripas corazón y concederles el baile de honor. En alguna que otra ocasión huyen antes de las doce pero en otras te proponen una fructífera noche. Vista en 2013 la película no es una revolución en cuanto a temática, un triángulo amoroso, pero se me antoja atractiva la filosofía de unos personajes que han atravesado la Gran Guerra y cuyos diálogos rebosan lecciones de vida. Van y vienen sentimental y físicamente. "Jugamos a la vida y perdimos" se resigna uno de ellos en determinado momento. A mi entender el panfleto del director es desmitificar la errónea concepción del amor en pareja. Es por ello que no considero la película como una gran historia de amor sino todo lo contrario. Pero hay diálogos que rezuman un romanticismo exacerbado como el del vídeo: guerra y amor. Por no hablar de Jules y su código moral, menudo santo y menudo romántico. Aún así puede que la película peque un poco de repetitiva y otorgue un final súbito. En resumen, 'Jules et Jim' es ácida y amarga pero por momentos tan dulce que empalaga. Como el amor, ¿no?
Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».
sábado, 28 de septiembre de 2013
domingo, 22 de septiembre de 2013
La escena de la semana (IX)
Sin spoilers | Pero como me gusta Bibiana Fernández. Y como me gusta que se marque ese pedazo baile en 'Tacones Lejanos' (Pedro Almodóvar, 1991). Personaje secundario total pero cuando sale lo clava. La película en sí me dejó sensaciones un tanto tibias, va de más a menos. El confrontamiento madre-hija me puso un poco de los nervios. Eso sí, Victoria Abril sale guapa a rabiar. No soy un gran admirador del melodrama de Almodóvar, todo hay que decirlo. Por supuesto mi película favorita del cineasta manchego es 'Todo sobre mi madre' (id, 1999). Tremenda Cecilia Roth. 'Mujeres el borde de un ataque de nervios' (id, 1988) no me hizo reír tanto como yo esperaba, 'La mala educación' (id, 2004) me decepcionó al mutar tan drásticamente la idílica historia de reencuentro y amor en algo tan sórdido como un plan de venganza, dejé a medias 'Hable con ella' (id, 2002) y me reí a carcajadas con 'Los amantes pasajeros' (id, 2013) cuyo reparto tan coral como desigual, sin embargo, se me atragantó por momentos.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Je t'aime
La primera en caer fue 'Les Amours Imaginaires' (Los amores imaginarios, id, 2010).
-¡Espera!
- ¿Qué?
- Aún no has contando quién es Xavier Dolan...
- ¡Ah! Es verdad... Pues es un actor, productor, director y guionista canadiense. El tío tiene tan sólo 24 años y ya tiene cuatro películas a sus espaldas. Tiene pintas de hipster y gafapastas y es gay. Muy gay. Sus películas también son muy gays.
- Percibo cierto negatividad.
- Quizás.
- Vaya... ¿Por qué?
- ¿Sabes lo que significa el palabro "postureo"? Pues él y su cine son eso de vez en cuando: puro postureo.
Continuemos; 'Les Amours Imaginaires' es la historia de dos amiguísimos -chico y chica- que se enamoran de un adonis moderno rubio y cómo intentan llevárselo a la cama. No es el típico triángulo amoroso. O sí. Ambas afirmaciones resultan certeras a la hora de describir una reimaginación de una trama tan gastada como efectiva. Lo que más atrae de la narrativa que despliega Dolan es la falta de información; el espectador, al igual que sus dos enamoradísimos protagonistas, desconocen las intenciones reales del tercero en discordia. En resumen, si le va la carne, el pescado o las dos cosas. Estéticamente la realidad es deformada hasta el punto de que varios pasajes de la película parezcan videoclips; algunos de ellos están ejecutados de forma tan brillante (*) que un servidor los considera su mejor baza. Pero también su talón de Aquiles. La búsqueda desesperada del amor es lo que hace imperfectos y humanos a sus personajes pero también irritables sin embargo Dolan escribe diálogos ingeniosos con una mala baba que provoca carcajadas y le da un final macabro y retorcido al conflicto (*) que en su conjunto, el largometraje se gana el notable.
(*) Para muestra un botón. Y otro.
(**) Aviso, spoilers | Durante los últimos minutos la percepción hacia los personajes muta. En un principio la pérdida de la amistad de Nicolas coloca al espectador de parte de la dupla Francis-Mari; son ellos quienes lo han pasado mal. Después el reencuentro del triángulo tras un año coloca de nuevo al espectador de parte de ellos: que bien sienta su actitud vengativa. La tristeza se ha convertido en resentimiento y se les comprende pero entonces llega la escena final con Francis y Mari buscando un nuevo objetivo sexual entre la multitud bailando; Nicolas era la víctima después de todo.
La segunda en caer fue 'J'ai tué ma mére'(He matado a mi madre, id, 2009). El título tan sólo es un aperitivo de lo que uno va a presenciar: la muerte metafórica de la relación materno-filial. Sin filtros, sin vergüenza a mostrar de más, con gritos, lloros y discusiones. No falta la presencia de la homosexualidad del protagonista como uno de los conflictos entre madre e hijo ni tampoco la de fragmentos con apariencia de videoclip (*). Si 'Les Amours Imaginaires' me pareció un tanto artificial, ésta en cambio me pareció sincera y muy real al verme reflejado en muchas de las situaciones. Se ganó el excelente. Sus personajes son también irritables pero esta vez sí provocan comprensión. Su fragilidad es lo que impide rechazarlos porque nosotros somos exactamente iguales; reimos y al minuto lloramos. Queremos y al minuto odiamos. Viscerales como todo ser humano. Quizás una madre o un hijo sacan lo peor de nosotros: nuestros particulares doctor Jekyll y señor Hyde. El final es otro acierto más.
(*) Me quedo con la escena de sexo entre el protagonista y su novio. Cuanta rabia y pasión.
Aún tengo pendiente 'Laurence Anyways' y el principal motivo de ello es su excesiva duración. Sus dos películas previas no pasan más allá de la hora y media (*) sin embargo ésta dura nada más y nada menos que 168 minutos. A ver quién es el listo que me convence para verla.
(*) Siempre defiendo que 90 minutos es la perfecta duración en el cine, como máximo dos horas.
Continuemos; 'Les Amours Imaginaires' es la historia de dos amiguísimos -chico y chica- que se enamoran de un adonis moderno rubio y cómo intentan llevárselo a la cama. No es el típico triángulo amoroso. O sí. Ambas afirmaciones resultan certeras a la hora de describir una reimaginación de una trama tan gastada como efectiva. Lo que más atrae de la narrativa que despliega Dolan es la falta de información; el espectador, al igual que sus dos enamoradísimos protagonistas, desconocen las intenciones reales del tercero en discordia. En resumen, si le va la carne, el pescado o las dos cosas. Estéticamente la realidad es deformada hasta el punto de que varios pasajes de la película parezcan videoclips; algunos de ellos están ejecutados de forma tan brillante (*) que un servidor los considera su mejor baza. Pero también su talón de Aquiles. La búsqueda desesperada del amor es lo que hace imperfectos y humanos a sus personajes pero también irritables sin embargo Dolan escribe diálogos ingeniosos con una mala baba que provoca carcajadas y le da un final macabro y retorcido al conflicto (*) que en su conjunto, el largometraje se gana el notable.
(*) Para muestra un botón. Y otro.
(**) Aviso, spoilers | Durante los últimos minutos la percepción hacia los personajes muta. En un principio la pérdida de la amistad de Nicolas coloca al espectador de parte de la dupla Francis-Mari; son ellos quienes lo han pasado mal. Después el reencuentro del triángulo tras un año coloca de nuevo al espectador de parte de ellos: que bien sienta su actitud vengativa. La tristeza se ha convertido en resentimiento y se les comprende pero entonces llega la escena final con Francis y Mari buscando un nuevo objetivo sexual entre la multitud bailando; Nicolas era la víctima después de todo.
La segunda en caer fue 'J'ai tué ma mére'(He matado a mi madre, id, 2009). El título tan sólo es un aperitivo de lo que uno va a presenciar: la muerte metafórica de la relación materno-filial. Sin filtros, sin vergüenza a mostrar de más, con gritos, lloros y discusiones. No falta la presencia de la homosexualidad del protagonista como uno de los conflictos entre madre e hijo ni tampoco la de fragmentos con apariencia de videoclip (*). Si 'Les Amours Imaginaires' me pareció un tanto artificial, ésta en cambio me pareció sincera y muy real al verme reflejado en muchas de las situaciones. Se ganó el excelente. Sus personajes son también irritables pero esta vez sí provocan comprensión. Su fragilidad es lo que impide rechazarlos porque nosotros somos exactamente iguales; reimos y al minuto lloramos. Queremos y al minuto odiamos. Viscerales como todo ser humano. Quizás una madre o un hijo sacan lo peor de nosotros: nuestros particulares doctor Jekyll y señor Hyde. El final es otro acierto más.
(*) Me quedo con la escena de sexo entre el protagonista y su novio. Cuanta rabia y pasión.
Aún tengo pendiente 'Laurence Anyways' y el principal motivo de ello es su excesiva duración. Sus dos películas previas no pasan más allá de la hora y media (*) sin embargo ésta dura nada más y nada menos que 168 minutos. A ver quién es el listo que me convence para verla.
(*) Siempre defiendo que 90 minutos es la perfecta duración en el cine, como máximo dos horas.
lunes, 9 de septiembre de 2013
Despacio y con buena letra
(*) El cariz autoconclusivo en un principio fue un handicap (y continúa siéndolo en menor
medida) pero lo que me convenció fue el perfil de sus personajes y en especial
la dinámica establecida entre ellos.
(**) Los primeros nueve capítulos se me
atragantaron con alguna excepción como por ejemplo el maravilloso 2x05, 'VIP
Treatment'. No me inmutó el 2x09, 'Nine Hours', sobre la pena de muerte. Eso
sí, me descojoné cuando Alicia se cae de la silla en el 2x08, 'On Tap'.
Spoilers | Vayamos a la materia prima. Varias ideas:
Me frustra demasiado el tira y afloja de
Alicia y Will. Entiendo la necesidad de los guionistas de mantener una tensión
sexual no resuelta a largo plazo y sobre todo la de construir un relato apegado
a la mayor coherencia posible teniendo en cuenta las personalidades de sus
personajes y las circunstancias que les rodean. El primer obstáculo ya se
presencia durante el 2x01; Eli Gold decide borrar el primer mensaje que Will le
envía a Alicia declarándole su amor incondicional. Sin plan. A por el romance.
Menudo "deux ex
machina" cae del cielo en forma de director de campaña política.
¡Maldito! El segundo obstáculo es Peter quién poco a poco muestra signos de
redención y reclama una segunda oportunidad marital y paternal. El tercer
obstáculo, aunque mínimo, es Tammy, el nuevo ligue de Will. Pero el mayor
obstáculo de todos es la propia Alicia; los códigos por los que se rige. Sus
padres se divorciaron cuando ella y su hermano Owen (***) eran pequeños por lo
que no quiere repetir la misma jugada. Su prioridad son sus hijos. Pero de
nuevo cae del cielo otro "deux
ex machina", este vez en forma de rumor: Kalinda se acostó con su
marido.
(***) Cada una de sus apariciones se antoja
necesaria. Como detonante de un problema de la campaña política de Peter con
respecto a los derechos homosexuales, como la rebelde conciencia de Alicia o el
contrapunto de Jackie.
Aspectos de 'The Good Wife' que me provocan sentimientos encontrados.
Louis Canning, el personaje interpretado
por Michael J. Fox. Que tirria le tengo. Ni un ápice de bondad, el tío es avaricioso y retorcido. Y punto.
El cómo se aborda un tema tan escabroso y
delicado como la muerte. Lo de Jonas Stern fue un visto y no visto. La preocupación
de Will de acabar muriendo en soledad no me convenció del todo.
Los hijos de Alicia y Peter. El coqueteo
de Grace con la religión, aunque me parezca acertado y real, se me hace bola en
la garganta. Los líos de faldas de Zach tienen un pase por su conexión con la
campaña política de su padre aunque nunca me quede claro a qué juega el niño;
¿la rubia o la morena? La mano de Becca es peligrosa. Lo que está claro es que los personajes adolescentes son
difíciles de dibujar y conectar con el espectador. La pelea de gallitos entre
Zach y el hijo de Glenn Childs mejor no comentarla.
Lemon Bishop como villano. La resolución de su divorcio fue demasiado para el cuerpo. ¿Es que este señor tiene inmunidad en Chicago? Lockhart & Gardner no tiene escrúpulos, eso está demostrado.
El oscuro tira y afloja entre Blake y
Kalinda. En un principio podría parecer atracción sexual no resuelta pero poco
a poco se va convirtiendo en algo más mórbido que sensual. De ahí que la escena de ambos desnudándose no me excitara demasiado. Me gusta más la Kalinda rodeada de mujeres. Pero la verdad es que Blake ha sido un personaje clave para que cierta información del pasado de K sea revelada a la audiencia. Magistral la forma en que Kalinda se deshace de él acusándole de ser el amante y posible asesino de la mujer de Lemon Bishop. Magistral.
La excentricidad de la mayoría de las estrellas invitadas/personajes episódicos ya sean jueces, abogados, políticos, víctimas o verdugos. A David Lee se lo perdono porque es un cachondo y me gusta su rollo.
Aspectos de 'The Good Wife' que me maravillan: muchos.
Todas las duplas posibles entre los protagonistas: Will, Diane, Alicia, Kalinda y Cary. Haced las cuentas.
El paso de Derrick Bond por Lockhart & Gardner, un huracán silencioso.
El affaire de Diane con Kurt McVeigh, el especialista en balística. La confrontación ideológica se disfruta y es el mayor exponente de que los polos opuestos se atraen.
Las víctimas de la bisexualidad de Kalinda. Ay omá.
La hija de Eli Gold. ¡Es posible construir un personaje adolescente soportable! E inteligente.
Lily Rabe como periodista en el 2x19, 'Wrongful Termination'.
Los chupitos de tequila de Alicia.
Los partidos de baloncesto de Will. Sexy a más no poder Josh Charles.
¿Me gustará su tercera temporada? Ojalá. Prometo no maratonear.
domingo, 1 de septiembre de 2013
Morir de tanto amor
Sin spoilers | Por fin he visto 'Lucía y el sexo' (Julio Medem, 2001) y las expectativas han jugado a mi favor. Su director ha vuelto a emocionarme. A enamorarme. A disgustarme. A hacerme fantasear. A irritarme. Si ya con 'Los amantes del círculo polar ártico'(*), la sensación tras verla fue un cúmulo de sentimientos encontrados, con ésta, mi percepción de su cine se ha radicalizado en cierto modo: las virtudes continúan siendo virtudes pero los defectos pesan más. Y aún así la recomiendo fervientemente por contener algunas escenas tan poderosas tanto a nivel emocional como visual que se quedan en las retinas del espectador tras varios días. Y no se van fácilmente. Dos horas de largometraje en las que uno contempla como las vidas de sus altivos personajes se entrelazan de forma trágica y un tanto estrambótica sin ser ellos conscientes. De nuevo Medem hace uso de las casualidades pero esta vez añadiendo un poco de fábula y magia. Y por supuesto que defiendo el alto voltaje sexual del largometraje; es esencial para explicar todas y cada una de las motivaciones y reacciones de los personajes. Quizás yo también debería ir a Formentera. A descansar. A desnudar el ruido de mi mente y mi cabeza.
"Siempre me gustó la gente que cuenta la vida a su manera."
(*) Una de mis pelis favoritas de todos los tiempos.
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