Verónica Sánchez brilla con luz propia como Amparo en Sin Identidad |
Según el Teoroma de Thomas, principio fundamental en sociología, "si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias"; de un tiempo a esta parte se habla de un resurgimiento y una mejora de calidad de la ficción nacional televisiva tras años de poca ventura e innovación frenadas por una crisis económica -y por ende de inversión publicitaria- amiga del apostar por lo malo conocido en vez de lo bueno por conocer. El hecho de que medios y críticos especializados en televisión hayan comenzado a fijarse más en el producto nacional, valorarlo y ensalzarlo -dentro todavía de unos estándares- puede que haya sido un factor clave a la hora de ver la luz proyectos como Refugiados, El Ministerio del Tiempo, Vis A Vis y Sin Identidad cuyo éxito no sólo radica en los números de audiencia sino en el salto conceptual y creativo que suponen: ciencia ficción, thrillers carcelarios y dramas familiares que de una vez por todas se desligan del lastre de la dramedia, del multitarget y de la Señora de Cuenca.
Refugiados (LaSexta) se marcha por la puerta de atrás tras un hype desmedido y unas audiencias demasiado prometedoras durante el estreno de sus dos primeros episodios (primer fallo de muchos); el flan se desinfló ya no sólo durante la segunda semana -traicionero multicast- sino que durante la tercera, la serie de televisión se quedó en un mero 7,2% de share -por debajo de la media de la cadena- y menos de un millón y medio de espectadores. Recordemos que el multicast le proporcionó un 25% de share y más de cuatro millones de espectadores, oportunidad "otorgada" por Atresmedia al garete. Y no: la culpa no es del rematadamente mal doblaje, ni de la amalgama de géneros en tierra de nadie, ni siquiera enfrentarla durante sus primeras tres emisiones al titán Supervivientes y la moribunda Cuéntame cómo paso para después cambiarla al prime time del lunes para así permitir una convivencia más factible con el estreno de Pekín Express en Antena 3 y mover Vis a Vis a los jueves sin necesidad de enfrentar sus dos últimas apuestas en ficción nacional. La culpa del descalabro de Refugiados es que es aburrida independientemente de su ritmo; a ver si de una vez por todas conseguimos desligar los términos 'lentitud' y 'tedio'. Lo más frustante del asunto es que el piloto prometía algo más.
La otra cara de la moneda es la ya citada Vis A Vis, la sorpresa del segundo trimestre televisivo de 2015 (la del primer trimestre es El Ministerio del Tiempo sin lugar a dudas), la cual ha sufrido también las estrategias de programación de su canal madre. Sin embargo, lo que la diferencia de Refugiados no sólo es que entretiene a raudales sino que ha cosechado un fandom merecido. Cierto es que mientras la coproducción entre BBC Wordwide y Atresmedia contaba con una burbuja de expectativas, Vis a Vis tenía todo en su contra: nacía a la sombra de los últimos fracasos de su productora Globomedia y de la probabilidad (merecida, también) de copia y pega con respecto a la estadounidense Orange is the new black. Globomedia no había tenido reparos en producciones de corte fantástico como El Internado, El Barco y Luna, el misterio de Calenda en cuanto a -llamémosles- "homenajes creativos". Tampoco es que producciones en emisión como Águila Roja o B&B, de boca en boca sentaran precedente en su nacimiento, sino más bien poseían retazos de sus peores vicios heredados de Médico de familia y Los Serrano. Vis A Vis consigue por fin que una premisa procedente de Globomedia -siempre tentadora pero fallida- haga justicia. Al igual que ocurre con la primera temporada de El Ministerio del Tiempo, Vis a Vis tiene errores -agujerones de guion- pero en una balanza pesan muchísimo más los aciertos: tramas, casting, personajes, ambientación, fotografía. Y lo primordial: entretienen. Es loable cómo series de setenta minutos de duración (o más) consiguen mantener la calidad y el interés del espectador. Luego series que presumen de durar cincuenta minutos -ejem, Refugiados, ejem- cansan a la mínima de cambio. Vis a Vis y El Ministerio del Tiempo no sólo han hecho frente a las malas tácticas de programación de Antena 3 y TVE (el fallido adelanto del prime-time a las 22.00) respectivamente sino que han contado con procesos de producción y grabación ajustados al ritmo de emisión; y a puesto que todo ello con un presupuesto mínimo. Ambas además han abrazado un marcado carácter español mientras que Refugiados ha huido de todo tipo de concreción en cuanto a localización en pos de una más fructífera venta internacional. Já.
En esta ecuación está Sin Identidad, injustamente ignorada por la audiencia en una segunda y final temporada de infarto mientras sí contó con el favor/fervor del público en su malograda y descafeinada primera temporada. Cierto es que la serie se despidió el pasado verano con un notable bajón de audiencias pues había perdido -con razón- más de dos millones de seguidores a lo largo de los nueve episodios de su primer año, meramente introductorios para una historia que iba y continúa dando mucho juego en sus siguientes catorce entregas. No es la primera vez que a una serie española se le torna en contra el anuncio de su segunda temporada como final: ahí está el caso de Hay alguien ahí (Cuatro) cuyos últimos capítulos fueron relegados al late-night. Sin Identidad ha conseguido en su segundo año encontrar, precisamente, personalidad. Tramas y personajes no sólo confluyen de manera orgánica sino que algunos (Amparo, Luisa, Juan, Pablo) se han visto revitalizados en el salto temporal y a pesar del inevitable carácter de culebrón de sobremesa (la premisa es la premisa), rehuye del maniqueísmo y aborda, sin tratar al espectador como gilipollas y con madurez, conflictos universales, manidos y mil veces vistos en otras series y películas. Recuerda en cierto modo al culebrón medido de Herederos (TVE) donde, si recordamos, también hubo una venganza y un juego al gato y al ratón entre los personajes de Concha Velasco y Carme Elías. Está bien trascender formatos, géneros e incluso fronteras pero ante todo, una serie debe proporcionar entretenimiento. Apaches, El Incidente, Mar de Plástico [Antena 3], Hierro [laSexta], Sé Quién Eres (Telecinco), Rabia [Cuatro] y Carlos Rey Emperador [TVE] son algunos de las próximas apuestas en materia de ficción nacional de nuestras cadenas de televisión, ¿lograrán pasar una criba de entretenimiento y calidad cada vez mayor?
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