Carlos Hipólito y Daniel Ortiz son padre e hijo en 'Vis A Vis' |
Sin spoilers | Como si de un suspiro se tratase y tras once semanas, Vis A Vis se marcha el próximo jueves 2 de julio de vacaciones con
la renovación por una segunda temporada bajo el brazo desde el ecuador de la
primera. La abultada agenda de Series Atresmedia [el estreno de Apaches, Mar de Plástico y El
Incidente y la tercera temporada de Velvet
aterrizarán en otoño] parece indicar que hasta 2016 el espectador no
volverá a Cruz del Sur. Si bien es cierto que la serie ha sufrido un notable
bajón de audiencias tanto por su enfrentamiento al reality-show de Telecinco Supervivientes (*) como por el natural
descenso de consumo televisivo en verano, la serie no sólo ha demostrado contar
con una fidelidad de tres millones de espectadores [se estrenó con más de
cuatro] sino la firme apuesta de Atresmedia y Globomedia de ofrecer, de una
vez por todas, un producto adulto en el que géneros como el thriller y el drama no se vean
enturbiados por erróneas decisiones creativas sujetas al multitarget. Ay, ¿os imagináis El Internado bajo los mismos estándares que Vis A Vis y/o Sin Identidad?
(*) Y aún así, ¿hace cuánto Antena 3 no competía en materia de ficción nacional en el prime-time del jueves?
Quemar trama se le da divinamente a Vis A Vis, convierte el cliffhanger en marca, lo que no significa que empañe la caracterización de sus protagonistas pues son precisamente ellos los que hacen avanzar una historia que no da respiro ni al personaje ni al espectador. El hecho de que la serie proporcione tal celeridad y entretenimiento palomitero, hacen que el espectador no ponga pegas a la mínima incongruencia argumental. La suspensión de la incredulidad (*) no sólo se ve motivada por una historia que engancha desde el primer minuto o una plausible escala de grises sino por una serie de factores como apostar por caras semi-desconocidas o desconocidas en televisión como Maggie Civantos [salió en la fallida Bienvenidos al Lolita], Nawja Nimri [musa del cine español de los 90 gracias a Daniel Calparsoro y Julio Medem], Inma Cuevas [de bonachona en Mujeres y La Señora a mala-malísima tarada], Alba Flores [El tiempo entre costuras] y casi el resto del elenco a excepción de veteranos como Carlos Hipólito, Roberto Enríquez y Cristina Plazas. Vis A Vis no sólo ha resucitado con pulso el género del thriller en televisión sino que además aporta diversidad, racial y sexual, dentro de la cárcel de Cruz del Sur. Además de mostrar sin pudor alguno un abanico de orientaciones sexuales no encajonadas, presenta con naturalidad (dentro de los parámetros permitidos en una cadena generalista) el sexo y la desnudez. El ejemplo más presente sería el del triángulo amoroso entre Fabio-Macarena-La Rizos pero creo más valiente la escena de Leopoldo y Encarna (María Salgueiro) en el garaje calcinado durante el décimo episodio; ¿en qué mente creativa cabe que un matrimonio reavive su pasión tras coquetear con el crimen? ¿Lo "peor"? ¡Que funciona!
(*) Expresión que representa la voluntad de un sujeto para dejar de lado (suspender) su sentido crítico, ignorando inconsistencias de la obra de ficción en la que se encuentra inmerso, permitiéndole adentrarse y disfrutar del mundo expuesto en la obra
Vis A Vis tiene lugar en una prisión, y a falta de flashbacks (no, gracias), parte fundamental de la historia se desarrolla en el exterior gracias al juego del gato y el ratón entre la familia Ferreiro, el Inspector Castillo y el Egipcio. Si bien la serie ha logrado huir de las comparaciones con Prison Break y Orange is the new black (de las cuales, bebe lo mejor), a un seriéfilo -llamémosle- curtido no se le escapa dónde ya ha presenciado el descenso a los infiernos de un familiar para ayudar a otro: Breaking Bad. De ahí, el síndrome bautizado con el nombre de la serie creada por Vince Gilligan. Según el estudio de Alan Page Fiske y Tage Shakti Rai, muchos de los actos de violencia que comete el ser humano nacerían fruto del deseo de hacer el bien. Lo hace Walter White (Bryan Cranston) tras enterarse de un cáncer terminal y lo hace Leopoldo Ferreiro (Carlos Hipólito) tras saber que su hija está en la cárcel. A ambos no sólo las cosas se les van complicando poco a poco sino que arrastran a sus más allegados en una espiral de auto-destrucción. Y cuanto más malvado y poliédrico sea el villano, mejor.
PD: Por cierto, ¿se resolverá el enigma de quién mató a Yolanda o acabará convirtiéndose en un mero Macguffin?; ¿y dónde diablos se ha metido Anabel estos dos últimos episodios?
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