Si no aún estás enganchado a American Horror Story y no has visto su último capítulo mejor que no continúes leyendo.
Segunda escena del tercer capítulo de American Horror Story, hace presencia una jovencísima Constance (Jessica Lange) enfundada en un vestido rojo y con un revólver en la mano. Se limita a contonear sus caderas hasta llegar a la habitación donde su marido está violando a la ama de llaves, Moira. Si esto fuese una telenovela colombiana, seguramente se librasen de la muerte y ella acabaría en la cárcel o muerta, pero esto es American Horror Story y Constance está muy loca y antes de empezar su discurso de celosa y desquiciada, ya le ha metido un balazo en el ojo a Moira. Es el turno de su marido.
Y así siempre, Jessica Lange (la cual hace un papel precioso en Big Fish) se come la pantalla cada vez que aparece en escena. Constance es un personaje ambiguo, siniestro, desequilibrado y cruel, se tira a hombres muchísimo más jovenes que ella, no repara en ridiculizar a su hija con Síndrome de Down y forma parte del trío calavera junto a Moira y Nate. Me encanta, simplemente me encanta.
Turno de venerar a Frances Conroy, a la que veo más como Ruth, matriarca de la familia Fisher en A Dos Metros Bajo Tierra, que como Moira, la ama de llaves. Pero ella lo borda con su voz tan frágil acorde con el personaje tan mortificado y afligido que debe interpretar y además de ser enigmático ya de por sí, sus escasas apariciones durante los episodios hacen que ese halo de misterio que le rodea incremente. Cabe destacar una de las escenas más dramáticas del cuarto episodio en el que Moira decide quitarle la vida a su madre. Todo muy devastador.
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