Empecé este blog con 16 años y otro nombre (Dime que series ves y te diré cómo eres). En un principio solo hubo cabida para las series de televisión, pero más tarde amplié el contenido a todo aquello con un mínimo de ficción, incluso la propia vida. Decía Susan Sontag en Contra la interpretación que «en las buenas películas existe siempre una espontaneidad que nos libera por entero de la ansiedad por interpretar». Pero Carrie Bradshaw también decía en la excelente Sexo en Nueva York: «No pude evitar preguntarme».
sábado, 29 de marzo de 2014
La escena de la semana (XX)
sábado, 22 de marzo de 2014
La escena de la semana (XIX)
domingo, 16 de marzo de 2014
La escena de la semana (XVIII)
Sin spoilers | Ya lo dice Samantha, la protagonista femenina de 'Her': «El pasado es tan sólo una historia que nos contamos a
nosotros mismos». Dicha idea es explorada por la actriz y directora Sarah
Polley en 'Stories We Tell' (id, 2012), una vuelta de
tuerca al género documental. Ya comenté en el texto sobre el último film de Spike Jonze, lo difícil que resulta etiquetar ciertas piezas
audiovisuales; este documental es el ejemplo más apropiado al no discernir su
identidad ficticia de su identidad verídica. La delgada línea entre ficción y
realidad se ve acompañada por una reflexión universal: la condición de ser
humano y el recuerdo. Quizás lo que menos importa es la búsqueda de un secreto
-a voces- familiar, sino el retrato de una mujer ya fallecida a partir de los
recuerdos de sus más allegados y el impacto que dicha revelación supone para
todos los miembros de la familia y por consiguiente, su interrelación. En otras
manos, la historia podría haber pecado de un acentuado carácter melodramático
pero se percibe un intento de neutralizar la odisea que atraviesa Sarah en la
búsqueda de la verdad. Recomiendo encarecidamente su visionado pues la
radiografía que se lleva a cabo de la memoria humana es digna de estudio. Plus: suenan Abraham Lass y Bon Iver.
jueves, 13 de marzo de 2014
'Looking', living la vida loca
Spoilers | Tras 7 semanas, 'Looking' se despidió el pasado domingo con la emisión de su octavo y último capítulo de la temporada. Renovada para una segunda temporada -se desconoce el número de episodios-, el retoño de Michael Lannan y Andrew Haigh ha conseguido hacerse un hueco entre la blogosfera a pesar del tibio inicio en crítica y audiencia. ¿Famoso backlash? No en mi caso. Si bien es cierto que la serie se decanta por un tono desinhibido y la des-dramatización en sus primeros pasos, es a partir del ecuador cuando los conflictos laborales y personales van cogiendo forma. Íntima, sexy, romántica, ácida... y predecible; es lo que conlleva apegarse a la realidad con tal proximidad. La sólida construcción de los personajes permite al espectador adelantarse a los hechos en muchas ocasiones. ¡Ojo!, la previsibilidad no es un rasgo que desmerecer. Es por ello que quizás el mejor adjetivo para definir 'Looking' es el de "real".
Pero no engañemos a nuestro yo más heterosexual, el factor gay es elemental en la serie pues variables como el continuo deseo sexual, la mayor libido y la promiscuidad cimientan la base de todas y cada una de las líneas narrativas. "Follando se conoce gente" podría encajar a la perfección como lema/marca; Patrick y Richie entablan algo más que amistad tras ligar en el metro y un coitus interruptus*, Dom acaba compartiendo cuchillo y tenedor con Lynn tras un primer encuentro en una sauna, hasta Agustín decide crear arte tras conocer al prostituto CJ en un bar(**). Quizás ninguno del trío protagonista se conozca así mismo -aunque ellos crean que sí- y es, a través de sus metas y propósitos, cuando logren hacerlo, ya sea saliendo de la veintena u entrando en la década de los cuarenta: la obsesión de Patrick por tener pareja, la faceta de artista de Agustín y la ambición de Dom de abrir su propio restaurante.
(*) Provocado por una cuestión de piel... o falta de ella.
(**) Éste es un ejemplo cogido con pinzas pues Agustín contempla a CJ como un mero objeto (¿objetivo?) sexual. Sin embargo, el provocar encuentros sexuales entre su novio Frank y CJ tiene consecuencias nefastas para la pareja.
El gran mérito de 'Looking' es crear un triángulo amoroso sin una arista preferible. Es más, dichas aristas -Kevin y Richie- muestran dos versiones de Patrick. Otro mérito es dar cabida a personajes secundarios roba-escenas. Desprenderos de tabúes innecesarios y echadle un vistazo; si no os gusta, al menos comprobaréis que los homosexuales también hacen el misionero.
Pero no engañemos a nuestro yo más heterosexual, el factor gay es elemental en la serie pues variables como el continuo deseo sexual, la mayor libido y la promiscuidad cimientan la base de todas y cada una de las líneas narrativas. "Follando se conoce gente" podría encajar a la perfección como lema/marca; Patrick y Richie entablan algo más que amistad tras ligar en el metro y un coitus interruptus*, Dom acaba compartiendo cuchillo y tenedor con Lynn tras un primer encuentro en una sauna, hasta Agustín decide crear arte tras conocer al prostituto CJ en un bar(**). Quizás ninguno del trío protagonista se conozca así mismo -aunque ellos crean que sí- y es, a través de sus metas y propósitos, cuando logren hacerlo, ya sea saliendo de la veintena u entrando en la década de los cuarenta: la obsesión de Patrick por tener pareja, la faceta de artista de Agustín y la ambición de Dom de abrir su propio restaurante.
(*) Provocado por una cuestión de piel... o falta de ella.
(**) Éste es un ejemplo cogido con pinzas pues Agustín contempla a CJ como un mero objeto (¿objetivo?) sexual. Sin embargo, el provocar encuentros sexuales entre su novio Frank y CJ tiene consecuencias nefastas para la pareja.
El gran mérito de 'Looking' es crear un triángulo amoroso sin una arista preferible. Es más, dichas aristas -Kevin y Richie- muestran dos versiones de Patrick. Otro mérito es dar cabida a personajes secundarios roba-escenas. Desprenderos de tabúes innecesarios y echadle un vistazo; si no os gusta, al menos comprobaréis que los homosexuales también hacen el misionero.
sábado, 8 de marzo de 2014
La escena de la semana (XVII)
lunes, 3 de marzo de 2014
'Her', el amor sin etiquetas
Sin spoilers | 'Her' (Spike Jonze, 2013) es una operación a corazón abierto. Sin previo aviso ni anestesia. Su duración se prolonga hasta las dos horas y al finalizar, uno se siente más vivo que nunca; quizás porque el cirujano -entiéndase por guionista- se ha dedicado a remover su interior sin escrúpulos. Hay ocasiones en las que una película hace revivir sentimientos que uno creía haber olvidado sentir. Hubo un momento en el que me atreví a cerrar los ojos y comprobar lo que significaba escuchar la voz de Samantha sin proyectar ninguna imagen; tan sólo un fundido en negro. 'Her' tiene el mérito de construir una de las escenas de sexo más bonitas que servidor haya visto en la gran pantalla, con tan sólo un cuerpo y dos voces. Meritorio también es la construcción de una distopía en la que la relación carnal se encuentra en decadencia; quizás porque los humanos han acabado comprendiendo que somos el arma de destrucción masiva que el Trío de las Azores nunca logró encontrar. El futuro cercano de 'Her' es cada vez más parecido a nuestro presente, es el reflejo de la realidad y el mundo más inmediatos. Pero después de sentir tal torrente de vitalidad, el post-operatorio resulta ser devastador. Comprendes que al igual que Theodore, ya has sentido todo lo que vas a sentir jamás. Y de aquí en adelante nunca vas a sentir algo nuevo. Sólo versiones más pequeñas de lo que ya has sentido.
Etiquetar resulta, a veces, tarea compleja. ¿Que géneros abarca el film? ¿Drama? ¿Romance? ¿Ciencia ficción? Etiquetar, en cierto modo, es abrazar el convencionalismo y arrastrar una serie de ideas preconcebidas que flaco favor hacen al descubrimiento de pequeñas joyas, ya sean humanas o artificiales. Me considero un sujeto atado, pero en constante lucha, a las etiquetas y a los prejuicios. ¿Un ejemplo? El cine bélico; imagino que la experiencia que viví con 'El pianista' (Roman Polanski, 2002) contribuyó a ello.
Por esta razón, 'Her' huye de las etiquetas al no ser la típica historia de amor. El factor "ciencia ficción" es mínimo e imperceptible pues su utilidad es la reflexión, no la pirotecnia; rasgo que comparte con la notable 'Another Earth' (Mike Cahill, 2011). Uno podría afirmar, a la ligera, que a Spike Jonze le gustan los extremos al combinar el drama intenso con la comedia negra y gamberra. Alternativa en el cómo, tradicional en el qué; la película habla de temas universales como el amor, el sexo, la vida, la muerte, la soledad, la amistad y el trabajo.
Algo está claro: Theodore no pone etiquetas al amor ni tampoco a su relación sentimental con Samantha.
Etiquetar resulta, a veces, tarea compleja. ¿Que géneros abarca el film? ¿Drama? ¿Romance? ¿Ciencia ficción? Etiquetar, en cierto modo, es abrazar el convencionalismo y arrastrar una serie de ideas preconcebidas que flaco favor hacen al descubrimiento de pequeñas joyas, ya sean humanas o artificiales. Me considero un sujeto atado, pero en constante lucha, a las etiquetas y a los prejuicios. ¿Un ejemplo? El cine bélico; imagino que la experiencia que viví con 'El pianista' (Roman Polanski, 2002) contribuyó a ello.
Por esta razón, 'Her' huye de las etiquetas al no ser la típica historia de amor. El factor "ciencia ficción" es mínimo e imperceptible pues su utilidad es la reflexión, no la pirotecnia; rasgo que comparte con la notable 'Another Earth' (Mike Cahill, 2011). Uno podría afirmar, a la ligera, que a Spike Jonze le gustan los extremos al combinar el drama intenso con la comedia negra y gamberra. Alternativa en el cómo, tradicional en el qué; la película habla de temas universales como el amor, el sexo, la vida, la muerte, la soledad, la amistad y el trabajo.
Algo está claro: Theodore no pone etiquetas al amor ni tampoco a su relación sentimental con Samantha.
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