(De izq. a dch.) Francisco Carril y Aura Garrido en Los Ilusos |
Dentro de las múltiples actividades organizadas durante el festival 'Ateneo Mucha Vida' del Ateneo de Madrid entre febrero y marzo, los asistentes tuvieron la oportunidad de ver Los Ilusos; segundo largometraje de Jonás Trueba -hijo de Fernando y sobrino de David Trueba- tras su primera incursión en la dirección con Todas las canciones hablan de mí (id, 2010). Tras su proyección Jonás Trueba -ausente durante la misma- y Francesco Carill -presente entre el público- mantuvieron un coloquio con la audiencia sobre las peculiaridades del nacimiento, la grabación y la distribución alternativa del largometraje y el futuro en dirección del benjamín de la saga Trueba con Los exiliados románticos cuyo estreno está previsto para el próximo junio.
Los Ilusos está protagonizada por Franceso Carril -actor curtido en teatro- un álter ego del propio Trueba bajo el nombre de León, un actor en paro que dedica su día a día a la grabación de una película autobiográfica con la ayuda de sus más allegados, inclusive su ex-novia. Mientras tanto, el espectador tiene la oportunidad de conocer su rutina diaria, su círculo de amistades y sus escarceos amorosos; es entonces cuando entra en la ecuación Aura Garrido como Sofía, una estudiante de segundo de periodismo interesada en entrevistar a León.
Drama, comedia negra, meta-ficción (cine dentro del cine); Los Ilusos es una amalgama de géneros cinematográficos, discursos narrativos e historias inacabadas cuyo único fin, según palabras del propio autor, es “un intento de desacralizar el cine” y una “defensaamateur del amor”. Si bien Stockholm (Rodrigo Sorogoyen, 2013) retrata una Madrid oscura y enfermiza en la que no hay cabida para Cupido, Los Ilusos mima la ciudad madrileña a través de un blanco y negro obtenido a través de una cámara Super 16mm y rollos de película caducados. Se trata de una mirada a la juventud y al amor, un retrato generacional; antípoda temática y narrativa deStockholm que sin embargo ponen la lupa en un tema tan controvertido como el suicidio.
Cómo nació 'Los Ilusos'
La grabación de Los Ilusos duró aproximadamente siete meses salteados entre 2012 y 2013 a lo largo de veintiún medias jornadas de rodaje, lo que equivaldría a medio mes continuado de filmación con respecto al estándar comercial español que oscila entre dos y diez semanas. Tras un proceso de montaje considerable, la película fue estrenada en 2013 y tuvo vida a través de bolos hasta 2014. Para Trueba resultó ser un shock hablar de nuevo sobre su segundo largometraje pues “venimos de hacer una película mucho más concreta, hemos rodado en muy pocos días seguidos sin reflexión y de manera poco intuitiva” haciendo alusión a su proyecto más reciente Los exiliados románticos, cuya maquinaria promocional comenzará próximamente para su estreno en verano.
Desde un principio el equipo de la película supo que iba a trabajar desde un grado de imperfección notable. “El material [cámara Super 16mm y rollos de película caducados] era muy limitado” confesó Trueba, de ahí que se viera en la tesitura de “renunciar a una serie de clichés y convenciones irrenunciables de cómo se trabaja en el cine, de lo que está bien y lo que está mal”. Asumidos los defectos, buscaron una manera diferente de trabajo en la que se sintieran cómodos en aquel momento.
En alusión a la distribución no comercial pero consecuente de Los Ilusos, el cineasta aclaró: “Intentamos prolongar el gesto de cómo haces las películas también a cómo las montas y afrontas todo el proceso posterior”. Jonás Trueba y Javier Lafuente -coproductor- decidieron distribuirla ellos mismos a través de su proyección en salas y lugares -bares y cafeterías inclusive- que los acogían; Trueba quería hacer una película “chatarrera” que pudiera proyectarse en cualquier lado y tener contacto con la gente. Ambos optaron por ahorrarse el proceso de convencer a distribuidores que no tuvieran vinculación ni interés en ellos y por consiguiente la sensación de derrota y desastre.
No faltó el dardo hacia la producción, la venta y la distribución extendidas en el cine nacional: “Se hace muchas veces de forma precaria con poquísimos medios pero luego se pretenden vender y distribuir las películas como si hubieran sido hechas con muchos recursos”.
Bajo el lema “El cine es una mezcla de cosas tristes y alegres, como la vida” acuñado por Edward Yang, Los Ilusos es una película que se mueve entre el pesimismo y el optimismo, entre el suicidio y la euforia; un tambaleo emocional habitual del día a día. “El espíritu con el que empezó la película era un tanto pesimista pero en un momento dado la vida se coló, estaba entrelazada con el rodaje”, argumentó Trueba a colación del variable tono de su creación. Es por ello que la película desembocó en una segunda mitad más convencional sustentada en el “chico conoce chica”.
En cuanto a la abundancia de referencias culturales en sus trabajos, Trueba lo atribuyó a la vida cotidiana y matizó no ser un ejercicio de pedantería sino de honestidad, es decir, no ocultar las cosas que él considera con las que está en deuda, darles su importancia y su lugar e intentar integrarlas orgánicamente en el espacio de la película.
Para Francesco Carril “había demasiados puntos en común entre León y yo”. Los Ilusos era la primera película que hacía y el consejo de Jonás fue que se imaginara así mismo como personaje. Reconoció no saber por momentos hacia donde iba su papel hasta horas antes del rodaje que el director les daba unas líneas y ensayaban. Matizó, sin embargo, que toda aquella aparente sensación de caos estaba muy medida.
Los Ilusos, en definitiva, es un ensayo sobre el cine, un recorrido sentimental por lugares de Madrid de una generación. Como curiosidad, tras ganar el Goya a Mejor Actriz Protagonista, Bárbara Lennie agradeció entre otros nombres a Jonás Trueba con el que coincidió en Todas las canciones de mí.
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